¿Abrir los colegios?

Por Luz Betty Jime… |

El retorno a la presencialidad en la enseñanza impuesta por el Ministerio de Educación se produce en medio de la expansión de la pandemia del COVID-19, con menos restricciones en la libertad de acción de las personas y con menos autocuidado, lo cual constituye un mayor riesgo en este caso para alumnos y docentes.

Quienes en el pasado abogaron por los cierres y las restricciones en general, hoy se muestran de acuerdo sin mayores argumentos de carácter científico y médico, de abrir los colegios a pesar de los innumerables riesgos sanitarios que se corren con la proliferación de los contagios.

Esta nueva política hace parte de la concepción idealista y subjetiva de la realidad, que conduce al voluntarismo y a la espontaneidad, producto de la presión ejercida por los propietarios de los colegios y de las asociaciones de educación privada.

En todo esto se pone de presente la actitud asumida por el ministerio de educación que pretende en definitiva trasladar a los padres de familia, la responsabilidad por los riesgos que entraña la presencialidad.

Entre tanto las organizaciones de docentes como FECODE, consideran que aún no están dadas las condiciones para retornar a la presencialidad, al tiempo que las asociaciones de colegios privados insisten en que llegó el momento de restablecer físicamente las relaciones entre los estudiantes y los docentes, lo cual rompe con el consenso y el diálogo que se tenía, apelándose al argumento falaz de que hasta ahora no se demostró que las aulas sean focos de contaminación, mientras que el riesgo no es mayor para los profesores vacunados que en cualquier otro espacio. Y aunque cualquiera sea la decisión que se tome, finalmente tiene que beneficiar a los alumnos y los que en relación con el contagio nos señale la evidencia científica al respecto (El Tiempo, Julio 7-2021).

En este caso la medición del riesgo de contagio se interpreta de una manera superficial, en tanto se espera que se señale sí existe o no prueba evidente para tomar las medidas sanitarias respectivas con lo cual dicho procedimiento que debería elevar el grado de exactitud del conocimiento, es enfocado de manera incorrecta en cuanto al papel de la medición existente entre el riesgo potencial del virus y la posibilidad del contagio a nivel individual o social.

Aula vacía.

Y de ahí que aunque se considere que la presencialidad en las aulas con docentes y estudiantes constituye una necesidad apremiante, lo razonable es tener en cuenta los cambios que se han operado con la pandemia desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo que se presentan en el tiempo y en el espacio reales, ya que de lo que se trata es de garantizar en la práctica un retorno permanente y seguro tanto de los alumnos como de los maestros.

 

VEEDURIA CIUDADANA POR LA DEMOCRACIA Y LA CONVIVENCIA SOCIAL

 

 Cali, Julio 10 de 2021 

El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la

Democracia y la Convivencia Social

 

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