Las economías digitales y el nuevo orden internacional

Por Jean Nicolás Mejía H |
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El sistema internacional contemporáneo tal y como lo conocemos, es el resultado de un proceso en donde la economía de mercado emergente se consolidó como el modelo propio

*Nicolás Mejía

El 2020 ha sido un año que ha convulsionado y revolucionado por completo el sistema internacional. Las implicaciones económicas, sociales y políticas de los procesos que actualmente atravesamos (covid-19 y la “nueva realidad”, cambio climático y economías emergentes) definirán irremediablemente la reconfiguración del sistema internacional, el cual transmutará en nuevos paradigmas que antes solo eran posibles en nuestra imaginación.

El sistema internacional contemporáneo tal y como lo conocemos, es el resultado de un proceso en donde la economía de mercado emergente se consolidó como el modelo propio; el capitalismo, la propiedad privada y la inversión del capital fueron los motores para que a lo largo de los siglos XIX y XX, los empresarios y los estados impulsaran estas grandes industrias.

Industrias como la del carbón fósil, y con esta la de transporte e infraestructura, el comercio e intercambio internacional de productos agroeconómicos y con ello las rutas comerciales, y el sector de la banca y la inversión, que basa mucho de sus operaciones financieras, en la constante “incertidumbre internacional” en la que vivimos; se consolidaron y afianzaron. El resultado son grandes concursos económicos como emporios multimillonarios - caso BHP Billton; compañía minera que en 2019 facturó un total aproximado de 44.300 millones de dólares, teniendo operaciones en más de 25 países (Fuente: Statista)- o el caso de la banca: JP Morgan Chase, con una capitalización del mercado de 390.930 millones de dólares al 2019 (Fuente: S&P Global Market Intelligence).

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Estas economías, como los perfiles empresariales y políticos que lideraron los procesos de consolidación de estos emporios económicos

Estas economías, como los perfiles empresariales y políticos que lideraron los procesos de consolidación de estos emporios económicos, tienen gran incidencia en la configuración el sistema internacional contemporáneo, ya que muchas veces influyeron en las decisiones políticas más trascendentales a nivel global, y los millonarios movimientos financieros en estas industrias, articularon la economía de libre mercado y el sistema que rige actualmente las lógicas del sistema.

Sin embargo, el 2020 se presenta como un año revolucionario para la configuración del sistema internacional, y deja entre ver que la sociedad globalizada tal y como la conocemos, está llegando a su fin. El covid-19, lejos de ser solo una enfermedad con una altísima tasa de contagio y un virus con un gran porcentaje de letalidad entre personas con enfermedades crónicas, o vulnerables inmunológicamente, es el catalizador de aquellos procesos internacionales que, por las lógicas del sistema internacional contemporáneo, se pensaban tomarían más tiempo.

El cambio de paradigma en las lógicas de la economía internacional es inminente. El nuevo orden económico mundial ha terminado su fase de consolidación, y solo es cuestión de tiempo para que el impacto de las nuevas economías, a escala global, sea tangible. Incluso, estamos frente a los primeros indicios de un cambio en la economía internacional: las bolsas mundiales siguen al alza y la expectativa inversionista es altamente alta, a pesar de la crisis de la pandemia y del confinamiento al que estuvieron expuestos los países en el mundo.

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La razón es simple: el cambio de los grandes emporios económicos se ha dado

La razón es simple: el cambio de los grandes emporios económicos se ha dado. En un momento histórico, en donde el confinamiento puso en jaque la industria del turismo y con ella grandes consorcios, como el de la aviación (las aerolíneas agonizan, a tal punto que Avianca -empresa de orígenes colombianos- se acogió a la ley de bancarrota de EE. UU.), fuertes caídas del Producto Interno Bruto (PIB) de varios países, y tasas de desempleo por encima de dos cifras en muchos  países - Colombia, 16,8%, segundo semestre 2020(Fuente: DANE), España 13,05% segundo semestre 2020 (Fuente: Banco Mundial), como algunos ejemplos; el sector tecnológico, y con él la “economía digital”, registran un crecimiento exponencial, que se ha acentuado durante la pandemia.

Mediante algunos indicadores, como el índice NASQAD-100, que al mes de septiembre esta solo a 1,6% de alcanzar su máximo histórico – todo un hit en el mercado bursátil-(Fuente: BBC), es posible concluir que el sector tecnológico lidera el mercado desde hace algún tiempo, y que el confinamiento terminó por provocar un alza exponencial en el consumo de tecnológico y digital, que tuvo un impacto significativamente alto para esas empresas.

Para la muestra un botón: de las 10 empresas con más valor del mundo, 7 pertenecen al sector tecnológico. Firmas como Apple, Microsoft, Amazon, Facebook o Alphabet ranquean la lista. Pero el valor de estas empresas va mucho más allá del que se cuantifica en activos tangibles; dinero real, sino en el impacto social y político que empiezan a tener.

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En el sistema internacional contemporáneo, la injerencia de los emporios económicos tradicionales ha sido determinante

En el sistema internacional contemporáneo, la injerencia de los emporios económicos tradicionales ha sido determinante, pues se ha establecido a lo largo del tiempo, una correlación de dependencia entre el sector económico y el sector político. Mediante legislaciones locales, tratados regionales y acuerdos internacionales, se han beneficiado mutuamente, pues buscan intereses en común, el primero de ellos, perpetuarse en el sistema. Un claro ejemplo es la inyección de dinero al sector de la banca en el rescate de la economía norteamericana que dejó la crisis de 2008, y a la par, a la hora de patrocinios políticos para campañas, los candidatos suelen buscar a estos emporios, en lo que se conoce popularmente como el “lobby”. A la larga, es una correlación de dependencia pues un sector no puede subsistir del otro, lo que ha permitido, entre otras cosas, que el sistema neoliberal de libre mercado funcione, relativamente.

Pero las dinámicas entre las nuevas economías digitales y el sistema internacional son diferentes. Estos nuevos emporios empresariales, lejos de establecer esa relación de manera directa con sectores políticos en la búsqueda de una simbiosis productiva, parecen centrar su interés en otros procesos, que social y culturalmente tienen mucho impacto. Las millonarias inversiones de Elon Musk, a través de los proyectos de la empresa SpaceX, en la búsqueda por la conquista de las estrellas, ha empezado a dejar sus frutos: el Falcon 9, fue el primer vuelo privado que a finales de mayo de este año llevó a dos astronautas a la Estación Espacial Internacional. Si bien NASA, que pertenece al sector público estadounidense se vio claramente beneficiada – fue una colaboración público-privada- es un paso concreto para la consolidación del sueño de Musk: llegar a Marte antes de 2030 por sus propios medios.

 Y ésta al ser una iniciativa privada, con investigación y desarrollo financiada por fondos que en su mayoría son privados, marca un hito en el camino de la búsqueda de nuevos horizontes para la civilización humana, pues no es una iniciativa política, sino empresarial.  A esta carrera se ha sumado el hombre más rico del mundo, propietario de Amazon y de Blue Origin, Jeff Bezos, que ha dejado saber a la comunidad internacional sus intenciones de alunizar de nuevo, en menos de cinco años.

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Las conclusiones generales del impacto internacional que empiezan a tener las economías digitales en el sistema internacional

Las conclusiones generales del impacto internacional que empiezan a tener las economías digitales en el sistema internacional se pueden recoger en la siguiente afirmación: al ser economías que no buscan una correlación de dependencia con sectores como el político para la búsqueda de mutuos beneficios, no se consolida un sistema económico que se perpetua en el tiempo, empezando porque las lógicas de la economía digital son esencialmente diferentes a la economía neoliberal: no es un intercambio de un bien físico por un capital.

Ahora, el verdadero valor está  en la información digital, en los datos digitales. La información se constituye como un producto esencial, y esto determinará la manera en que los diferentes sectores -económicos, políticos y sociales- se relacionan, en cómo empieza a ser la relación de los usuarios con estas economías – su relativa cercanía y exposición permanente- y de qué manera se verá afectado el sistema económico actual, cuando esa correlación de dependencia entre los emporios económicos y los procesos políticos deje de existir. Así mismo, el perfil de los millonarios dueños de estas compañías es más juvenil, más sediento de éxitos colectivos que de la concentración de la riqueza, más social y cercano a las masas, y esto terminará por influir también de manera determinante.

Son momentos excepcionales por los que atraviesa la humanidad. El 2020, sin duda, es un año que marcará la historia, no solo por el impacto de un nuevo virus con capacidad de mermar a la población mundial, sino porque ha impulsado la transformación del sistema internacional.

*Profesional en Ciencias politicas Pontificia Universidad Javeriana Bogotá

28 años, máster en cooperacion y organizacion internacional - Universidad de Barcelona 

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