Conociendo Latinoamérica: Viajar para cambiar II

Por Isabel Ortega |
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  Iwerrgsabel Ortega Ruiz

 

 


Cuando te vas a un país desconocido vives una mezcla muy curiosa de emociones, estás ilusionado, asustado, excitado, nervioso, DE TODO. No sabes lo que te vas a encontrar y es ahí cuando los tópicos y estereotipos invaden tu mente. En este sentido México no se libra y por desgracia para España y parte del mundo, este lindo país significa narcotráfico, violencia, tequila y caribe.  Por eso, hasta que uno mismo no descubre el país no sabe cómo es este realmente. Como dijo Aldous Huxley “Viajar es descubrir que todos están equivocados sobre los otros países”. Hay que atreverse a viajar y conocer lugares nuevos, con la mente abierta y dispuestos a sorprenderse.

Antes de continuar con este viaje me gustaría aclarar que estas columnas no pretenden ser un blog de viajes, por lo que no encontrarán un listado de sitios que visitar ni lugares en los que comer. El objetivo de compartir mi viaje es mucho más humilde, simplemente quiero mostrar a través de mis ojos los lugares que yo visité y la gente que conocí. Los ojos de una española viajando sola por primera vez muy lejos de casa.

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Me monté en Barcelona en el avión que iba hacía la ciudad de México (CDMX) donde empezaba mi aventura latinoamericana. Después de un vuelo de 12 horas aterricé en la ciudad de México, la sexta ciudad más poblada del mundo y la segunda del continente americano, con una población que supera los 22 millones según el último informe realizado en 2021 por ONU-Hábitat. Recuerdo mirar por la ventanilla del avión al aterrizar y ver un mar de casas que se extendían hacía el horizonte sin fin. Nunca había visto algo así y me abrumó.

En el avión coincidí con una pareja muy simpática. Una mexicana de Monterrey, y un español que curiosamente era de una ciudad vecina a la mía. Se conocieron en México donde él vivió durante un tiempo, pero ahora se habían mudado a Barcelona. El me comentó que se dedicaba a la compraventa de acciones y que ahora invertía en criptomonedas. Se quejaba de la presión fiscal en España, que realmente en 2022 alcanzó máximos históricos y estuvo por encima del promedio de la EU, por lo que decía que era un país poco atractivo para invertir y coincido con él en esto. Sin embargo, me impresionó que dijera que gracias a la leve presión fiscal en México, cualquiera podía abrir un negocio y por eso nadie pasaba hambre en el país. Esa no es la realidad que yo viví. Al llegar a México lo que yo vi fueron a demasiadas personas mayores y niños trabajando para poder subsistir por la falta de recursos sociales.

Como el vuelo era muy largo hablamos de muchas otras cosas y me comentaron que en México se debe regatear y más siendo extranjera, pues en cuanto me escucharan hablar me iban a subir el precio. Me aconsejaron que preguntara siempre por adelantado el precio y pidiera siempre menos. La primera parte de su consejo me fue fácil de aplicar, la segunda no tanto. Y aunque me fue muy útil esta recomendación, admito que me generó una sensación de desconfianza muy fuerte al principio, y eso afecta a como interactúas con la gente y tus pensamientos. Tras estar más de mes y medio en México, creo que mucha gente es justa y no se aprovecha del extranjero, así que me disculpo públicamente por los pensamientos injustos que pude tener al principio.

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Dejando de lado esta conversación, al llegar a México ciudad me tope de frente con el tráfico, el cual se agrava con las manifestaciones diarias que se producen en la capital. Estas manifestaciones suelen afectar la avenida de los insurgentes, una de las arterias principales de la ciudad. CDMX tiene una población bastante insurgente por lo que pude comprobar y hay mucha lucha social activa en estos momentos. Tardé más de una hora en llegar del aeropuerto al hostal cuando de normal el recorrido son 30 minutos. Aquí me gustaría señalar que Uber cada cierto tiempo te pregunta a través de la aplicación si estás bien. Me sentí muy segura como mujer viajando sola con esta medida, pero a la vez, fue un jarro de agua fría. Ahí me di cuenta de la problemática real que sufre el país cuando una empresa privada ha tenido que implementar medidas de este tipo.

CDMX es una mezcla de caos, contrastes, hospitalidad y cultura que a mí me cautivaron desde el primer momento. Y a esto hay que sumarle sitios increíbles en los alrededores, como las Pirámides de Teotihuacán. En la capital puedes encontrar plazas de un tamaño descomunal, como el Zócalo, mercados de artesanías, murales de grandes artistas como Diego Rivera, edificios históricos y mucho bullicio en sus calles. Todo al ritmo de rancheras y canciones tradicionales como ‘Cielito lindo’, que me acompañaron durante mi visita por la capital. Hay miles de músicos y cantantes callejeros, la música forma parte de la vida cotidiana de los mexicanos.

También hay edificios espectaculares como el lujoso Palacio de Bellas Artes, donde puedes disfrutar de un bonito espectáculo de danza nacional con precios para todos los bolsillos. A mí me encanta la danza y fui a ver el Ballet Folkórico de México, que es un espectáculo tremendo. Mariachis en directo, trajes regionales llenos de color y bordados, y una puesta en escena impecable. Ir a un espectáculo de una compañía nacional te acerca a la cultura del país.

Me alojé en el hostal casa Mazonce, una antigua casona colonial con unos espacios comunes muy bien cuidados con una decoración ecléctica. Está en el barrio Colonia Cuauhtémoc, en los alrededores del paseo de la Reforma. Este paseo es la avenida más importante y emblemática de la Ciudad de México. Mi amiga mexicana me recomendó alojarme en los barrios colindantes a esta avenida, por temas de seguridad y por la cercanía a lugares de interés.

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Cuando salí a la calle el primer día me sorprendió la cantidad de árboles y naturaleza presente en las calzadas. Los árboles reclamaban lo que una vez fue suyo, levantando las aceras con sus raíces y tapando las ventanas con sus ramas. Ese verde en Europa no lo encuentras.

En la ciudad de México, todo es grande, las calles, los parques, los museos, los bares, las aguas frescas, el zócalo, la catedral, el campus universitario, las distancias, la fruta, los aguacates. Las cuadras de la ciudad de México son agotadoras. Para atravesar dos calles tardaba más de 15 minutos, algo a lo que no estoy acostumbrada. Se volvió habitual bromear con los locales sobre la subjetividad de las cuadras y que así normal que no supiera uno cuando iba a llegar a un lugar pues tres cuadras podían ser diez minutos a una hora. Para que se hagan una idea, el primer día caminé más de 17 kilómetros.

La ciudad de México tiene muchos puntos fuertes; los museos son de gran calidad y a precios muy asequibles. Por ejemplo, el museo nacional de antropología cuesta 90 pesos mexicanos, no llega a 24.000 pesos colombianos y posee la colección más grande del mundo de arte de pueblos originarios de América y es uno de los más grandes del continente. Hay muchos barrios distintos según lo que busques; tradición, naturaleza y música en Xochimilco, lujo en Polanco. Tiene impresionantes centros cívicos y además hay comida a todas horas. El primer día estaba tan maravillada que se me olvidó comer, y a las cinco de la tarde, hambrienta, me puse a buscar algo que llevarme a la boca. Pero en esta ciudad no hay porque preocuparse, encuentras comida en cada esquina y a todas horas, un alivio. Eso en España no pasa, de 3pm a 5pm hay pocos lugares abiertos que sirvan comida. Anoten esto o puede que se queden un día sin comer.

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Tras visitar la ciudad de México, considero que se merece al menos 5 días para poder recorrerla tranquilamente y conocer los diferentes barrios y sus alrededores. Yo únicamente estuve dos porque el tercero me fui a las de Pirámides de Teotihuacán (foto), que no me arrepiento porque son espectaculares. Les quiero contar una anécdota sobre las pirámides. La entrada al recinto arqueológico incluye un museo que está al lado de una de las salidas. Pues bien, cuando lo visité ¡era la única persona en el museo! Algo que nunca antes me había pasado, todo un lujo y una pena porque contiene las pinturas que se han retirado de las pirámides por temas de conservación. Cuando te pasan cosas así te das cuenta de que a veces la gente viajamos a los lugares porque hay que ir no porque en realidad nos interesen.

Después de un viaje tan largo puedo decir que es muy importante escucharse a uno mismo y entender que es lo que a uno le gusta y le interesa. Aunque cuesta mucho, y más al principio, hay que intentar no dejarse llevar por lo que dicen los blogs de viajes sobre las visitas y/o lugares imprescindibles. Yo que vengo de Europa, cuna del renacimiento, el gótico y el románico, no me interesaban especialmente los edificios de estos movimientos en México. Sin embargo, si me interesaban las ruinas prehispánicas, la gastronomía, los centros culturales, los jardines botánicos, las artesanías.  Por ello, de mi visita a México ciudad, destacaría el Bosque de Chapultepec, un oasis con sombra, lagos y una librería cafetería donde puedes escuchar los pájaros y dar de comer a ardillas (foto). También destacaría la plaza Garibaldi, llena de Mariachis y deliciosas pulquerías (foto de la pulquería “La Hermosa Hortensia”), el barrio de Coyoacán, donde se encuentra el museo de Frida Kahlo, y puedes encontrar la primer iglesia católica de la ciudad.

Para terminar, por si se estaban preguntado qué tal la seguridad en ciudad de México, yo personalmente no tuve ningún susto. Hay mucha presencia policial en las zonas céntricas y el vagón únicamente para mujeres en el metro te hace sentir tranquila.

Hasta la semana que viene,

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