El 9 de abril en Popayán

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El viernes 9 de abril de 1948, cuando salíamos de almorzar del Hotel Victoria, frente al Cuartel de la Policía, que ocupaba el Claustro del Convento de las Hermanas del Carmen, vimos una multitud de gente que invadía el Cuartel, pero curiosamente el policía de guardia permanecía parado con su fusil como si nada pasara, viendo como robaban muchas armas.

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La radio hablaba de lo que ocurría en Bogotá y en otras ciudades por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán

La radio hablaba de lo que ocurría en Bogotá y en otras ciudades por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. En Popayán, en horas de la tarde, desaparecida la autoridad, se hablaba de grupos de gente que, armada de machetes, avanzaba desde Timbio hacía la ciudad. Se decía  también que el Batallón Batalla de Junín, cuyo Cuartel quedaba al lado del hoy Hotel Monasterio, no tenía personal, solo los conscriptos que acababan de ingresar al servicio militar. Con otro compañero nos presentarnos al Batallón a ofrecer nuestros servicios, como reservistas que habíamos prestado servicio militar cuando estudiábamos en el Colegio Berchmans de Cali. El Oficial que nos atendió nos dio las gracias y dijo no era necesario. Ese Oficial, cuyo nombre he olvidado, años después fue General.

Al final de la tarde la gente asaltó el Almacén de los Ordoñez situado frente a las Galerías y pared de por medio con el Colegio de las Hermanas Salesianas o Claustro de La Encarnación. Varios estudiantes estábamos parados en la esquina de la casa de doña Natalia Díaz de Iragorry, en cuyos bajos quedaba la Ferrería Metler, Casa esquinera con la Biblioteca de la Universidad del Cauca y la Librería de Carlos Climent. Allí veíamos pasar la gente que lleva el producto del saqueo del Almacén de Los Ordoñez.

Cerca de las nueve de la noche se presentó un Capitán del Ejército y nos comentó la intención de dinamitar el claustro del Colegio para impedir que el fuego que se había iniciado en el Almacén se propagara al Claustro del Colegio y el Templo esquinero del Carmen. Los presentes le argumentamos que lo pensado no era conveniente, ya que ello podría agravar las cosas. El Oficial aceptó la opinión y volvió al Cuartel.  

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En  la mañana se supo que el Ingeniero Valdenebro había muerto cuando no atendió en su carro las voces de alto de una patrulla

Con otros dos estudiantes, cuyo nombre no recuerdo, nos  presentarnos al Colegio y terminamos en el techo con baldes con agua que nos suministraban las hermanas y así evitábamos que el fuego llegará al Colegio. En ese momento una llovizna ayudó en la tarea. Cerca de la una de mañana sentimos ruido de disparos desde el Parque de Caldas y el zumbar de las balas. Ocurría que gente trataba de saquear el Almacén de Ángel Mejía, situado al lado de la Iglesia Catedral. Una patrulla del Ejército dio muerte a varios de los asaltantes que opusieron resistencia.

A media madrugada las Hermanas nos dieron café con bizcochos en la zona de clausura, por donde habíamos ascendido al techo, y un Sargento del Ejército, que se presentó en el Claustro, nos acompañó a la residencia.

En  la mañana se supo que el Ingeniero Valdenebro había muerto cuando no atendió en su carro las voces de alto de una patrulla del Ejército. El día domingo la calma volvió a la ciudad. Después de esos lamentables acontecimientos, cuando íbamos a mirar pasar las alumnas del Colegio, eran las hermanas quienes nos saludaban.   

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