Coltabaco, Alférez real, Sagrada familia...

Por Luz Betty Jime… |
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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.


 

La historia de las naciones y de sus ciudades se narra en los libros, en la literatura, la arquitectura, la música, el arte. Por ello, tanto gobiernos y ciudadanos, conservan y protegen las edificaciones, plazas, calles, avenidas, monumentos, estatuas, etc., como referentes de determinada época conservando de esta manera parte de su historia.

Cali tuvo muchos de estos referentes, algunos convertidos con el paso del tiempo en íconos como el edificio COLTABACO, el desaparecido hotel ALFEREZ REAL, que engalanaban tarjetas cuando estas se utilizaban.

A Cali le fue arrebatada su memoria en aras del mal denominado “progreso” que no es otra cosa que la construcción masiva de elevadas edificaciones que no respetaron el paisaje natural ni tuvieron en cuenta las condiciones especificas como elementos estructurantes para ordenar el territorio entre otros, la movilidad, el espacio público, servicios públicos, etc.

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La identidad de Cali, su memoria y con ella su patrimonio cultural arquitectónico fue destruido para dar paso a lo que los sectores económicos con la anuencia de los gobiernos de turno legitimaron el llamado “progreso” de la ciudad, tendiente a  “modernizarla” identificándola con otras ciudades del planeta ajenas a nuestras costumbres, tradiciones, cultura, etc. Hoy no tenemos patrimonio histórico cultural, ni verdadero progreso. Lo que existe es una ciudad destruida desde lo urbanístico, lo social, ambiental y económico.

De acuerdo con los Planes de Ordenamiento Territorial de los años 2000 y 2014, Cali tiene varios inmuebles categorizados como bienes de interés cultural BIC, además de otros sitios, parques, plazas, etc., desaparecidos por la desidia, el desinterés y la falta de cultura de la dirigencia política de la ciudad que no garantizó su mantenimiento, en tanto se aplicaron prácticas sesgadas de las normas sobre el patrimonio con las cuales se destruyó la parte interior de aquellas edificaciones patrimoniales “conservando” únicamente las fachadas.

Un ejemplo de lo anterior lo constituyen las casas antiguas del centro histórico de la ciudad de Cali convertidas hoy en parqueaderos; la Casa La Felisa sobre la avenida sexta entre calles 12 y 13; la Casa de Jorge Isaacs en el barrio El Peñón; el hotel Aristi; el antiguo Colegio de la Sagrada Familia también en el barrio el Peñón, destruyéndose con ello parte de la historia arquitectónica, social, cultural, económica, ambiental-paisajística, etc., de la ciudad.

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La noción de Patrimonio Cultural involucra símbolos de identidad colectiva que muestran y enseñan una parte del pasado como ciudad, es la historia común y por tanto se exige al Estado y a sus gobernantes su protección para perpetuar la memoria y sus raíces permitiéndoles a los ciudadanos construir el sentido de identidad y pertenencia a su ciudad en este caso.

Algunos arquitectos “justifican” en aras del progreso material los cambios que se vienen realizando por parte de las autoridades del Distrito de la ciudad, mediante los cuales se modifica la esencia misma del patrimonio arquitectónico, cultural e histórico, en una acción que merece el rechazo y repudio de los ciudadanos caleños. Y de ahí la necesidad que se tiene de reclamar ante las entidades encargadas de la protección del patrimonio, la implementación de una nueva política que tenga por objeto la conservación, restauración y protección de dicho patrimonio histórico cultural.


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