Colombia un país al revés

Por Carlos Cuervo |
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Carlos Armando Cuervo Jiménez

Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial


Cada semana que transcurre, un nuevo escándalo sacude al país enterrando al anterior por su truculencia. Reviviré algunos cuyo contenido, cinismo y capacidad de despertar la ira hasta en el más ecuánime, alimenta el voto anti establecimiento.

La senadora Cabal en uno de sus discursos por demás insolente, niega la existencia de los seis mil y tantos muertos denominados falsos positivos, crímenes en proceso de investigación por la JEP, y argumenta que son una teoría expuesta por la izquierda para enlodar al establecimiento militar del país. De esta afirmación surgen varios cuestionamientos a la senadora.

¿Mienten los soldados, suboficiales y oficiales, quienes han suministrado información a la JEP?

¿También mienten los magistrados, fiscales e investigadores asignados a los procesos?

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Desconsuela como un ser humano quien pretende gobernar a Colombia sea tan cruel y despiadado con sus semejantes.

¿En dónde están las pruebas de la senadora para sustentar tal declaración?

Ahora porque afirmo que es una declaración insolente. ¿No les parece respetados lectores que para todos los involucrados en estos procesos investigativos por tener parientes desaparecidos, resulta una nueva victimización declarar públicamente que estos familiares no existieron y son invento de una izquierda tendenciosa?

¿Será que esta señora podrá tener un poco de compasión por los padres, hermanos, esposas e hijos de estas infortunadas victimas de nuestro conflicto?  

Desconsuela como un ser humano quien pretende gobernar a Colombia sea tan cruel y despiadado con sus semejantes.

Un segundo hecho es el narrado de manera escrita por un prestigioso número de periodistas a nivel mundial, sobre personalidades con prestigio internacional, quienes guardan cuantiosas fortunas a través de artilugios en los llamados paraísos fiscales. A través de estas denuncias se conoció como el actual director de la DIAN hace parte del listado de empresarios beneficiados con intereses en esos países. Es claro que hoy en día no existe delito alguno por aprovecharse de las zonas grises en los códigos y abrir cuentas en esos paraísos.

Pero éticamente suena escandaloso que el director de la autoridad impositiva del país no sea riguroso con su información sobre sus capitales y tributos, más cuando no la pasamos de reforma en reforma.

Además recordemos una frase al respecto, sobre la imagen de los personajes públicos con presencia en el estado. Esta frase la acuñó en el año 62 antes de Cristo el célebre emperador Julio Cesar y ella dice “La mujer del Cesar no solo debe ser honesta sino también parecerlo”

Sentencia que refleja como el director de la DIAN debe manifestar una imagen perfecta, sin dudas éticas en cuanto a su comportamiento.

Finalmente y como guinda de este cúmulo de barbaridades aparece un discurso entre reconocidos miembros del sanedrín político colombiano discutiendo sobre la identidad ideológica de los asesinos de los dos niños, ladrones, en Tibú.

Esta disputa era sobre si los asesinos de los dos niños eran disidentes de las FARC o Paramilitares. Así o más disparatada la discusión sobre este asunto.

De nuevo pregunto: ¿Cuál es el artículo de nuestro código penal, el cual autoriza la pena capital como castigo para infracciones criminales en Colombia?  

Así que para nuestros ilustrados políticos el horror y el desprestigio institucional por culpa de un estado ausente no era el problema, sino cual bando era el autor del execrable crimen.

Así el asesinato queda relegado a un segundo plano, y es mayormente cruel y vil dependiendo del sentir político de unos y otros y de la ideología del perpetrador.

Este es disque un país católico y cristiano y justo el quinto mandamiento de la ley de Dios condena tales prácticas, pues dice explícitamente “No Matarás”. Entonces en donde queda el respeto moral al código religioso entre todos quienes disculpan un homicidio por cualesquier motivo.

De nuevo advierto que se le sigue haciendo el juego a la izquierda extrema con todas estas acciones, las cuales favorecen el voto de castigo.

¿Podrá nuestra clase dirigente entender esto?

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