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Nicolás Ramos G
Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP
El verbo claudicar es poco expresivo para describir lo que ocurre con el actual mal llamado gobierno de nuestra patria. Un gobernante errático pretendiendo reformarlo todo con estudios hechos a la carrera, solo con el afán de destruir lo que bien funciona o puede ser mejorado y cambiarlo por normas elaboradas sin análisis técnicos de rigor y no propiamente por expertos en cada tema, solo para cumplir el prurito de cambiar por cambiar. Eso más bien se llama anarquía o reinado de la improvisación.
Igual ocurre en nuestro ámbito municipal, en donde impera el desorden, el desgobierno y el mal uso de los recursos públicos, siempre escasos para las necesidades de una ciudad que se hincha en forma anárquica por los cuatro costados.
Pero la última perla, como decían en antaño, es que antes de que la fuerza pública reduzca a los bandidos del ELN, como es el deber del Estado con quienes violan las leyes, les ofrezca dinero para remplazar el que ellos consiguen con el secuestro y la extorsión, faltando a su deber constitucional. Es algo que a los colombianos de bien los tiene aterrados, pero lo estamos viendo, al igual que muchos colombianos arrepentidos por votar equivocadamente, creyendo las promesas de un exguerrillero, que haría el gran cambio en el país.
Que gran daño le hace a la sociedad socavando sus principios premiando a quienes no trabajan con un emolumento mensual.
Bien, el resumen es que seguimos de improvisación en improvisación y mirando la forma totalmente errática como el presidente habla y promete sin conocer de lo que habla y desconociendo lo que promete.
Cuanto antes los colombianos debemos cumplir el deber de actuar para que regrese el imperio del lema de nuestra enseña patria: LIBERTAD Y ORDEN.
