La población en general no sabe medir sus libertades

Por Jean Nicolás Mejía H |
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La pandemia y el colapso del sistema internacional

*Jean Nicolás Mejía H

Once de julio de 2021,  Inglaterra jugaba con Italia la final de la Eurocopa,  mientras se disputaba el partido en el estadio, llamó la atención algo más que el espectáculo: la cantidad de personas presentes. Parecía un evento ajeno a una crisis global que ha vuelto a estallar y que puede ocasionar la caída del sistema internacional…

Sumado a la crisis en la que está sumergida América latina a nivel social y económico, que la pandemia ha profundizado, algunas regiones europeas vuelven a entrar en alerta máxima por la escalada de contagios; estos  se están dando de manera generalizada principalmente entre la población joven y que es más vulnerable porque es la que no está inmunizada. 

En Cuba las recientes protestas son la consecuencia de un problema económico que la pandemia sólo agudizó. Los cubanos salieron a marchar en contra del gobierno por la escasez de alimentos derivada de la misma pandemia. El caso tomó gran interés internacional porque el gobierno cubano decidió restringir las comunicaciones digitales en toda la isla, dejando sin internet a la región.

Al mismo tiempo, mientras que en Colombia tampoco cesan los conflictos sociales, se siguen sumando cada día récords históricos en la media de casos detectados por día, una  cifra que ronda las 25 mil personas. Una cifra que a pesar de ser preocupante para toda la región, ni siquiera llega a los 52 mil que ha registrado Brasil últimamente Los procesos de vacunación: lentos y desorganizados. Tanto que la vacuna turismo está empezando a impulsar de nuevo las migraciones y viajes internacionales por el simple hecho de vacunarse en territorio norteamericano. 

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Por otro lado, en ciudades como Barcelona vuelven medidas después de más de cinco meses como el toque de queda nocturno, y se esperan implementar medidas más restrictivas, en pleno verano. Es una de las ciudades con mayor repunte de contagios en Europa. 

Algunos otros países luchan por vacunar con la mayor rapidez a la población para lograr la inmunidad de rebaño, pero los crecientes grupos de personas que por distintos motivos no se quieren vacunar son tan grandes, que en París por ejemplo empezarán a prohibir la entrada a lugares como bares restaurantes y centros comerciales a personas que no estén vacunadas, provocando que el jueves pasado se llegasen al millón de solicitudes por parte de los franceses para vacunarse. 

Bajo todo este contexto, es normal que  Maria Van Kerkhove, la epidemióloga de la OMS haya tildado de “devastador” el evento deportivo en Londres: asistieron 60.000 aficionados al estadio (el 75% de la capacidad), mientras que en Brasil todos los partidos de la Copa América solo se podían ver por televisión. 

El mismo Primer Ministro Boris Johnson había defendido y aprobado la decisión de permitir la asistencia de esa cantidad de personas, bajo el marco de lo que él considera una transición hacia el final de las restricciones en ese país. El Secretario de salud dijo entonces; “Eso significa que potencialmente miles (de personas) sufrirán un debilitante covid crónico. Significa, que a medida de que surgen más casos, la amenaza de que surjan nuevas variantes  más transmisibles crece también".

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El problema de la mala gestión de la crisis por el afán de los gobiernos, instituciones y mercados de reactivar “positivamente” la economía internacional, provoca consecuencias negativas a corto plazo, la población en general no sabe medir sus libertades y eso ha hecho que después de un año y medio el mundo entero siga en pandemia. 

Ese mismo interés de reactivar el sistema en su conjunto debería unir las fuerzas de todos los actores internacionales para combatir la crisis, y los organismos internacionales están llamados a impulsar estos movimientos, pero hasta ahora han fallado. La ONU solo ha sido una sombra en todo este caos. 

Aún así, foros regionales y grupos de países -los llamados grupos G- pueden impulsar medidas conjuntas que sean efectivas a escala global. Es el momento decisivo, pues el sistema internacional debe probar que todos los discursos de cooperación,  los intentos de integración y ayuda de verdad funcionan con el objetivo de generar un bien común. Es el momento en donde la población también está llamada al uso de la razón, para poder pensar colectivamente.

A crear una red de apoyo entre todos para poder superar poco a poco la crisis y encaminar el camino hacia el progreso pos pandemia.

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