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Carlos Armando Cuervo Jiménez
Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial
El activismo se ha definido según la RAE como: “Ejercicio de proselitismo y acción social de carácter público, frecuentemente contra una autoridad legítimamente constituida”
Otros estudiosos lo definen como “como cualquier movimiento de tipo social, político, económico, ecológico o religioso que se produce con el fin de lograr un cambio”
Asi que los activistas en su accionar buscan realizar transformaciones que sus prosélitos consideran justas o necesarias, según el criterio con el cual construyen sus movimientos políticos.
Asunto que considero delicado porque el activista está sesgado por sus propias consideraciones y reflexiones, ante las cuales cree ser el poseedor de la única verdad existente.
Casi que estimo que un activista es un fanático en ciernes de sus propias causas.
Así que Petro nombró en el ministerio de minas a una activista medioambiental, seguidora de las teorías de decrecimiento económico, como única alternativa de favorecer un futuro para la humanidad, debido a la naturaleza finita de los recursos naturales y del planeta per se mismo.
Creo entender como válida la preocupación de Irene en promover la necesidad de ajustar nuestras tasas de productividad y de crecimiento económico a valores que no exterminen el planeta, incluyéndonos.
Pero Irene es ahora una ministra que debe administrar nuestros problemas de suministro de energía para 50 millones de colombianos. Desde hidrocarburos hasta energía hidráulica.
Y ella aún sigue en su función de la activista, ha olvidado cambiar su chip por el de administradora política que debe conciliar, resolver y ejecutar decisiones que nos afectan a todos, no solo a su grupo de partidarios.
De seguro, el haber encontrado desfinanciado el famoso fondo de estabilización de los precios de la gasolina y el ACPM le viene como anillo al dedo en su ideologizada visión de eliminar el uso de los combustibles fósiles.
Ella sabe que con un precio por galón de gasolina de casi el doble, obligará a muchos a limitar el uso de los vehículos particulares.
Y la activista habrá cumplido su sueño de alinear a las familias colombianas en torno a disminuir a la brava el consumo de combustibles, porque eso es muy malo para el planeta.
Pero de paso la activista fomentará la inflación colombiana de manera directa, con el reflejo del precio de los combustibles sobre todas las actividades dependientes de él y de manera inercial, porque en el imaginario colectivo si la gasolina sube todo debe subir.
Olvida la ministra Irene y su jefe Gustavo que la mayoría de los alimentos no procesados, verduras, frutas, tubérculos, leche cruda, animales en pie, viajan del campo a los grandes abastos en pequeños vehículos de entre 3 a 7 toneladas de capacidad de carga, impulsados por la peligrosa gasolina.
Cuando ya caigan en cuenta del colosal error, la inflación desbordada terminará con el proyecto de izquierda y la derecha hará fiestas con semejante argumento que cerrará la opción a reelegir otro gobierno de esta orientación.
Lo que Petro tanto temía dias antes de su posesión y se lo expresó a Daniel Coronel en una entrevista se hará realidad.
A Coronel le manifestó que su gobierno era principalmente la prueba de si la izquierda tenía las formas correctas para administrar a Colombia y sería el punto de inflexión para reorientar las posibilidades en nuestra forma de escoger los gobernantes. Bueno ahora solo resta contar en una cuenta regresiva en que mes del próximo año, la inflación desbordada acabará con el proyecto de izquierda colombiano.
