Elogiando "modelo de salud¨" de Cuba

Por Guillermo E. U… |
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Por Guillermo E. Ulloa Tenorio

Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.


Indudablemente las reformas propuestas por el gobierno se basan en ideologías y pensamientos abstractos de activismo socialista, que lamentablemente carecen de modelos exitosos en los países donde se han adoptado.

Las declaraciones de Francia Márquez en Cuba elogiando el modelo de salud de la isla, no tienen fundamento alguno y menos cuando se ataca, con resentimiento y odio visceral, a los actuales prestadores de servicio. Sencillamente debe tomarse como un gesto de cordialidad con sus anfitriones. Es lo mismo, cuando nos invitan a cenar a casa de amigos, que, aunque no haya sido de nuestro agrado, se agradece y considera la comida ha sido excelente. Pero como se dice coloquialmente, “No se le pueden pedir peras al olmo”.

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Profesionales de la salud que han trabajado en la isla atestiguan de su precaria situación. La falta de modernos equipos de diagnóstico, laboratorios clínicos carentes de insumos, obsoleta tecnología, un recurso humano de baja preparación y academia científica, sumados a nula disponibilidad de fármacos globalmente probados y disponibles, son algunos elementos que indican un modelo fallido. 

Comparativamente a los elogios, y con pocos días de diferencia, la firma Brand Finance destaca a tres centros hospitalarios colombianos dentro de los mejores 250 del mundo. Fundación Valle del Lili (32), Fundación Santa Fe (74) e Instituto Nacional de Cancerología (+100). El año pasado (2022) la revista América Economía igualmente destacó estos tres, a los cuales se sumaron Fundación Cardio Infantil, Fundación Cardio Vascular de Colombia y Centro Médico Imbanaco.

Lo anterior sencillamente concluye que el sistema de salud colombiano, y puntualmente Cali, del cual un 70% pertenece al sector fundacional sin ánimo de lucro no puede ser catalogado como precario, frágil y requiere la reforma propuesta por el gobierno. La mayoría de las EPS, tal y como han venido operando, permiten que sus usuarios acuden a cualquiera de estos centros de alta complejidad.

En la reforma propuesta no se mejoran las condiciones del actual régimen de salud. Sencillamente es enceguecida con la ideología de la salud como derecho fundamental, lo cual no está en discusión. Cambiar el exitoso modelo de atención soportado por el sector privado fundacional hacia el monopolio estatal, tal y como fue el Seguro Social hace treinta años es un craso error. Es curioso comparar como el sector de salud se transformó positivamente cuando se enterró el Seguro Social y se legisló la Ley 100. ¿Qué hay espacio para mejorar? ¡Desde luego que si! Pero no cambiar por infundados conceptos filosóficos.

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La ministra Corcho no ha presentado una cifra, estadística o presupuesto que sustenten el cambio de modelo, ni mucho menos el costo al erario, al contribuyente y al usuario de su reforma. Construir 2500 Centros de Atención Primaria se estiman, solo en obra civil, demandarían $ 9 billones. Ponerlos a funcionar otro tanto y sostenerlos $25 billones anuales. 

En otras palabras, la reforma tributaria de Ocampo se quedó corta en semejante y desproporcionada pretensión, de paso dejando las demás propuestas sociales desfinanciadas.

Entregar las llaves del sector salud, como pretende la reforma, a los alcaldes, gobernadores, concejos municipales y asambleas departamentales es abrir el boquete de corrupción, clientelismo y mediocridad. Si a esto le agregamos la invitación de traer “médicos” cubanos, la reforma es un esperpento ideológicamente perverso.

La reforma no es de enbalconados discursos de semántica clasista. Es de matemática simple y pura. Costo/Beneficio.

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