No planificar para el largo plazo es continuar en el subdesarrollo

Por Nicolas Ramos Gómez |
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En Colombia seguimos, por norma legal, haciendo planes de gobierno, o sea programando el futuro para realizarlo en 3 y medio años

Nicolás Ramos G

Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP


Para que un muchacho termine la primaria, o sea, aprenda a leer, las operaciones básicas de la aritmética y algo de la geografía del país pasan 5 años, para ser bachiller 11 años y para terminar una profesión con especializaciones y maestrías hasta 20 años. Obras de transcendencia como un embalse, una hidroeléctrica, un acueducto, toman entre estudios y ejecución entre 5 y 15 años. Para obtener la sede y realizar los VI Juegos Panamericanos, se necesitaron  7 años.

En Colombia seguimos, por norma legal, haciendo planes de gobierno, o sea programando el futuro para realizarlo en 3 y medio años. Es decir, la mayoría de lo que se propone es improvisado, dado que no existen estudios completos anteriores que indiquen con claridad el tiempo de ejecución y el costo. Por eso el país y las ciudades están llenos de obras con sobrecostos, o sea recursos, bien pocos entre nosotros, improductivos y muchas obras sin terminar deteriorándose por años.

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Como ejemplo de lo anterior tenemos la ampliación de la entrada a la vía al mar, la Avenida de los Cerros y los crecientes nudos viales

Todo lo anterior hace que el país deba cambiar la Ley y crear verdaderas oficinas de planeación a nivel nacional, departamental y municipal, que estudien y planifiquen el futuro. Lo vemos en Santiago de Cali, obras inconclusas y la ciudad desbordándose a lo ancho y lo alto y cada día surgen, por esa improvisación, nuevos problemas, que no tienen solución a la vista y problemas viejos que antes que solucionarse se agrandan. Podemos citar el sistema vial, el suministro de agua y desagües. En otras palabras, una planeación de largo plazo, que permita a cada administración no inventar cosas a la carrera y terminar lo estudiado y programado. Lo contrario es lo que nos viene ocurriendo, los problemas crecen y las soluciones no aparecen. Muchísimos ejemplos de ello podemos citar de obras mal programadas cobradas por valorización y como se decía antes, “en veremos” su ejecución o terminación.  

Como ejemplo de lo anterior tenemos la ampliación de la entrada a la vía al mar, la Avenida de los Cerros y los crecientes nudos viales, sin solución a la vista. No planificar para el largo plazo es continuar en el subdesarrollo, en donde los escasos recursos, se invierten sin una programación clara y por lo tanto seremos más pobres.

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