¿El futuro de la estabilidad europea y de occidente?

Por Jean Nicolás Mejía H |
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* Jean Nicolás Mejía H.
 

Las probabilidades de una invasión militar a gran escala por parte del gobierno ruso en territorio ucraniano que desencadene una guerra internacional de catastróficas proporciones, son lejanas y distantes, a pesar de que los medios internacionales lo dibujen de otra manera. Si bien portavoces en Washington han manifestado la determinación de Putin de iniciar una invasión en territorio Ucraniano (lo cual es perfectamente posible), lo cierto es que el estratega ruso tiene planes mucho más grandes que iniciar una guerra en Europa del Este. 

Cabe contemplar que todas las posibilidades están sobre la mesa, pues la permanente alerta de los servicios de inteligencia norteamericanos, británicos, y franceses, así como la activación de asistencia militar de la OTAN en la región son justificados: las imágenes satelitales proporcionadas por la empresa norteamericana de tecnología espacial Maxar, muestran una gran actividad militar rusa a gran escala, especialmente persistente en las fronteras. 

Rusia ha tomado control militar -y cohesión diplomática- de Kazajistán y Bielorusia (limítrofes con Ucrania), y los ejercicios militares rusos en el mar ucraniano de Azov y Kharkiv intimidan a las unidades militares ucranianas, al sistema de defensa Europeo y occidental en general. 

¿El futuro de la estabilidad europea y de occidente?
Para Putín la situación internacional es más que favorable

En la ecuación de costo-beneficio, para Putín la situación internacional es más que favorable. Si bien el liderazgo ruso está asumiendo grandes riesgos con la forma en la que está manejando la situación -EEUU y sus aliados hablan se “severas sanciones sin precedentes”- (sin que esto afecte realmente las negociaciones diplomáticas para desescalar las tensiones), parece ser un juego de suma cero: si Putin invade Ucrania y logra el control territorial de una parte o de toda la región, o si por el contrario logra desestabilizarla -tal y como lo está haciendo-, comenzará una nueva era para la política internacional.

 En el primer escenario las potencias norteamericana y europeas ya tienen un gran desafío, el de saber manejar un conflicto con Rusia. para Michael Kimmage, profesor de historia de la Universidad Católica de América y miembro del German Marshall Fund. (planificación de políticas de Departamento de Estado de EEUU, “todas las partes tendrán que considerar el potencial de los adversarios con armas nucleares en la confrontación directa”, haciendo que este tipo de confrontación no sea una opción, lo cual  ocasionará una reconfiguración en la política exterior no solo de EEUU y Europa, sino en las directrices de los sistemas de defensa occidentales, como la OTAN, su verdadera importancia, efectividad y practicidad en el sistema internacional contemporáneo.  

En el segundo escenario, la desestabilización del gobierno ucraniano puede resultar en el beneficio directo de los intereses rusos, esos que ha estado persiguiendo hace décadas ( el del control territorial ucraniano). Para Rusia, Ucrania “ni siquiera es un país” (se lo dijo textualmente Putin a Bush en una cumbre de la OTAN en 2008 en Bucarest, Rumanía). Para el mandatario Ucrania y Rusia son un solo pueblo (este es el argumento que ha estado usando para caracterizar la movilización pacífica de efectivos militares en la región desde 2014. 

Para Putín la situación internacional es más que favorable

Puede ocurrir que como en Siria, se instale un gobierno transitorio que defienda los intereses rusos -producto o de una invasión militar o de una desestabilización ocasionada de manera indirecta-(ciberataques rusos, desinformación digital que ocasionen el derrocamiento del régimen y rendición de las fuerzas militares) , y que eventualmente se produzca una anexión no sólo de la región de Donbas (proyecto de ley que ya está tramitando el Kremlin), sino de todo el territorio ucraniano ( lo cual sería el plan inmediato de Putín), pero en realidad, el conflicto ya ha comenzado y Putin está ganando. 

La supremacía estadounidense se está matizando cada vez más, y la influencia europea es muy limitada porque no tiene herramientas comerciales, económicas o diplomáticas para defenderse. Una victoria militar rusa (si el Kremlin decide tomar esa ruta)  daría la sensación de que la Unión Europea y la OTAN no están en capacidad de defender en absoluto la soberanía de sus países, y cualquier acuerdo diplomático que condicione a Ucrania -o parte de su territorio- sería un fracaso a nivel de política exterior para occidente.

El plan a largo plazo de Putin siempre ha sido el desmantelamiento completo “de la arquitectura de seguridad Europea posterior a la Guerra Fría y la reversión de los acuerdos internacionales fundamentales que rigen los derechos de autodeterminación de los estados”( Alexander Vindman/ Foreign Affairs), algo que empieza a materializarse por la evidente imposibilidad del sistema internacional de controlar la situación.

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