- 65 vistas
Jean Nicolás Mejía H
Profesional Ciencias políticas - Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. 28 años, Máster en cooperación internacional y organizaciones internacionales de la Universitat de Barcelona
El mundial de Qatar es sin duda alguna uno de los más polémicos de todos los tiempos, por la coyuntura que lo rodea. Evidentemente se ha vuelto un tema álgido - y más ad portas del inicio de la fiesta mundialista- en donde polos opuestos chocan en la defensa de sus ideales y creencias; pero no deja de ser un jaque mate del emirato y que irremediablemente lo sitúa en el mapa geopolítico del sistema internacional.
Para entender el por qué Qatar logró llegar a estar -hoy por hoy- en boca de todos, hay que reconstruir su rápido ascenso, su posición geopolítica, y sus intenciones en un sistema internacional bastante dinámico como el de hoy.
Hace tan solo 100 años (1922), este pequeño territorio de 12.000km2 -además administrado por el Reino Unido, pues era una colonia británica- en el golfo pérsico era prácticamente un desierto, en donde solo habían asentamientos de comerciantes ( en su mayoría nómadas) de pescadores y recolectores de perlas, ya que este comercio era básicamente la base económica del territorio.
Lo que aconteció entre la década de los 30 ́ y los 50 ́, fue lo que marcaría el interés internacional en este pequeño territorio, y en la península arábiga: el descubrimiento de petróleo. Si bien el descubrimiento del primer yacimiento fue en 1939, no fue solo hasta 1949 que empezó a explotarse (debido a la Segunda Guerra Mundial), y los beneficios demográficos y económicos no llegaron hasta la década de los 70´cuando su población ya se había cuadruplicado ( de 25.000 en los 50´a 100.000 para 1970), pues la era de la explotación petrolera atrajo inversionistas, comercio y oportunidades políticas.
El punto de inflexión llegó en 1971, cuando Qatar dejó de ser una colonia británica para ser un estado soberano, instaurando la monarquía absoluta, en una consolidación de la familia Al Thani en el poder, que desde 1850 gobernaba el territorio ( a pesar de la influencia británica como colonia). Este mismo año, se descubrió en el territorio lo que sería el 10% de las reservas de gas de todo el planeta, lo que potenció una sistemática modernización, crecimiento y fortalecimiento económico del emirato. Para entender la importancia del descubrimiento de North Field, Qatar solo está por detrás de Rusia e Irán en reservas de la materia prima. Esta reserva representa 6.000 km2 del territorio, prácticamente la mitad.
Entre los 80´y los 90´se consolidó como eje de explotación del gas natural a nivel mundial, pero fue en los 90 ( más específicamente en 1995), cuando la economía de Qatar daría un salto estratosférico en función del crecimiento global de la época. Este cambio estuvo acompañado de una controversia política, pues el padre del actual emir -Hamad Bin Khalifa Al Thani- depuso a su propio padre cuando este salió del territorio en un viaje a Europa, y tomó el poder. Hamad puede ser catalogado como el precursor de esta crecimiento estratosférico, pues bajo su comando se firmó el primer encargo con gas a Japón, lo que iniciaría la multimillonaria industria que tiene a Qatar - y a la familia Al Thani- en la cúspide de la riqueza mundial.
Entre 2003 y 2005, el PIB de Qatar pasó de crecer a un ritmo de 3,7%, a un 19,7%, y para 2006, un 26,2%. Una de las razones por la que hay un crecimiento sistemático de la economía del emirato -a pesar de las divergencias internacionales- es su pequeño número poblacional, pues de los tres millones de habitantes actuales, aproximadamente 500.000 son solo qataríes (el resto son expatriados), por lo cual los beneficios estatales sólo recaen en esta pequeña población.
Sin embargo, el panorama político es mucho más complejo que el económico. Las diferencias políticas entre la familia Al Thani y su vecino ( Arabia Saudita), y en general de los actores relevantes de la región -como Egipto, EAU y Bahréin- le han valido bloqueos económicos y disputas diplomáticas territoriales, creando la imperativa necesidad de enfrentar estos desafíos - y lo que ello supone para la economía qatarí- configurando una política exterior enfocada en atraer la inversión extranjera.
La metodología por excelencia de Qatar para estos efectos ha sido el deporte. Es irremediablemente un referente en toda la región ( y en Asia), pues a través de su capital han logrado atraer los deportes globales para situarse en el mapa: el Abierto de Qatar de tenis, la Liga Diamante de Atletismo, el circuito de MotoGP, e inclusive la consolidación del gran premio de Qatar de Fórmula 1 (celebrado en 2021), pero la joya de la corona es el Mundial del 2022.
La familia Al Thani entiende que el deporte es un catalizador social mucho más poderoso que cualquier incentivo político, pero también entiende que es un negocio multimillonario, y como tal puede explotarse. el emirato busca consolidarse como un prospecto del siglo XXI y un referente internacional, para tener más influencia en la península -disputando junto a sus grandes competidores regionales-, y poder tener una injerencia directa en las lógicas del comercio internacional.
Qatar es un país que a pesar de no tener una tradición futbolera (como podría apreciar un europeo o un americano desde su perspectiva “occidentalizada”, pues el deporte rey se juega en este territorio árabe desde 1948) está apuntando a proyectarse como un destino turístico y de inversión -si, también de inversión deportiva- para esta década, convirtiéndose un referente en el deporte. De hecho, ya ganó la Copa Asiática de Naciones (2019), el mundial de atletismo 2019, y espera dejar una memorable participación en este Mundial.
Memorable es una palabra relativa para todo lo que ha rodeado la elección de Qatar como sede mundialista, la controversia generada por las denuncias de violaciones de los DDHH en la construcción de la infraestructura deportiva, y el choque cultural que supone que “occidente” vaya e interactúe en un país cuya lógica social y religiosa se basa en los principios fundamentalistas del Islam.
A pesar de ello, la estrategia publicitaria ha funcionado a la perfección, pues el viejo refrán que reza: “no existe publicidad mala, solo publicidad”, aplica perfectamente a este caso, pues más allá de los debates sociales que se están dando, Qatar está logrando lo que quería: que el mundo entero hable de ellos y ponga sus ojos sobre ellos, al menos por el mes del mundial.
