Univalle Meléndez, celebra 50 años en su campus III

Por Redaccion |
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CINCUENTA EN LA MEMORIA

Mabel Martínez Martínez

Ingeniera civil Univalle


En mi memoria aún se conservan, cómo un tesoro, los bellos recuerdos de lo que fue comenzar estudios en Universidad del Valle, alma mater de 77 años  líder universitaria por el esfuerzo  de dirigentes del país y de región directivos, profesores, empleados, estudiantes y egresados.

Nos impactó  la vida de todos los estudiantes y egresados  por su misión de ofrecernos un ascenso gigante en lo academico, intelectual, cientifico, social, economico y empresarial; en ese conjunto, haciendo aportes al país en todos los campos: social, cultural, tecnológico, científico y político. Que gran patrimonio social , científico, académico y cultural de Colombia

Esta conmemoración ofrece la oportunidad para hacer una revisión de su historia y de sus contribuciones al desarrollo de la región, pues por la situación económica de la mayoría, estudiar ingeniería civil era en Univalle o el centro de formación superior más cercano era la Universidad del Cauca, en Popayán, facultad que ya tenía 54  años de creada, mientras nosotros en 1973 éramos la 5a promocion, 4 años largos de creada-

Grandioso era el sueño de comenzar

Era empezar a ser protagonista en la sociedad. Era continuar demostrando mis capacidades. Era corresponder al inmenso esfuerzo de mis padres....

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Recuerdo ese primer viaje a la Universidad. Momentos llenos de ansiedad, temores y felicidad. Temor a lo nuevo, a lo desconocido. Felicidad de comenzar un sueño, de iniciar el camino lleno de retos.

Llegar por primera vez a la Ciudad Universitaria de Meléndez, era adentrarse en una nueva dimensión, llena de nuevas expectativas, nuevas vivencias, nuevas normas, nuevas rutinas, nuevos rostros, nuevas voces.

Miraba con admiración los estudiantes que nos antecedieron en el inicio. Miraba con admiración todos esos monumentos que iban apareciendo pero que ya estaban. El edificio de la administración, el edificio de ciencias, el edificio de ingenierías con sus auditorios y su bella plazoleta, la biblioteca, la cafetería, los edificios de residencias, el inolvidable lago, el CDU, las canchas, la Panamericana,  las zonas verdes con sus árboles, que ya se veían, hoy bosques hermosos de gran calidad ambiental.

En todos estos espacios fué  aprendizaje. 

 

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En ellos fui asimilando saberes y conociendo mis profesores, mis compañeros de estudio, mis compañeros de universidad, mis compañeros de vida...en un contexto que a Universidad del Valle tiene como misión formar en el nivel superior, mediante la generación, transformación, aplicación y difusión del conocimiento en los ámbitos de las ciencias, la técnica, la tecnología, las artes, las humanidades y la cultura en general.

Y con los años evidenciar que  Universidad del Valle hace parte de las mejores 100 de América Latina. La firma QS Quacquarelli Symonds dio a conocer la duodécima lista anual de las mejores universidades de América Latina.Interpretar la realidad social 

Hoy puedo afirmar que todos los esfuerzos, todas las dificultades, valieron la pena, no solo por haber terminado con éxito mis estudios sino por haber aprendido a interpretar la realidad social y haber tenido la fortuna de conocer la bondad y el calor humano de mis compañeros .


UNIVERSIDAD DEL VALLE- Conmemoración 50 años de ingreso
 

Blanca Myriam Robayo Avellaneda.Ingeniera Civil Univalle


Que orgullo tener en mi memoria después de 50 años el número 730703, el código que me identificaría en la Universidad del Valle, en el Plan 747 Ingeniería Civil. Un momento de satisfacción y orgullo, ya que se alcanzaba la meta que pocos lograban y que muchos se quedaban en el camino. 

Expectativas e intensas emociones por el nuevo ambiente social y el ritmo académico que encontraba, muy diferente al experimentado en la época de escolaridad en colegio privado, que dejaba atrás.

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Las gestiones para la matrícula financiera, las colas para el registro de las materias a cursar que ofrecía el Plan, todo ello representaba novedades en esta nueva etapa de vida. La interacción con estudiantes que venían de colegios tanto públicos como privados para cursar diferentes planes de estudio, sorprendía aún más, a su vez que enriquecía las experiencias logradas en el día a día, más allá de lo académico. La multiplicidad de pensamientos, reflejaban una juventud con ideas renovadas, y una gran población de estudiantes que exigían a la institución soluciones a la marginalidad tradicional con miras al rescate de la libertad y la paz y por la dignificación de la vida, entiéndase esto último, no ajenos al sistema político que enmarcaba la institución. La libre expresión y el debate permanente, con diversidad de posiciones ideológicas rompía el silencio e invitaba a la reflexión que en muchas oportunidades culminaba con el respaldo a la protesta social por los conflictos que se generaban por decisiones políticas que lesionaban los intereses de la comunidad, de la cual los estudiantes hacíamos parte. No pocas veces nos vimos sometidos al ingreso de la Policía y Ejército a las instalaciones, con el uso excesivo de la fuerza pública, con el uso de métodos y procedimientos violentos con la captura arbitraria de estudiantes y daños y destrozos al interior del campus universitario. Y cuando así se nos permitía, nos conjugábamos en las calles con la clase obrera para exigir cambios estructurales de la sociedad. Ahora lo recuerdo con gran orgullo, marcamos una identidad política y cultural con espíritu crítico, que caracterizó la mentalidad de aquella época y que así nos lo permitió nuestra estadía en la universidad.

Todo lo anterior se conjugaba con nuestra responsabilidad y seriedad frente a lo académico, con un cuerpo docente con alta capacidad intelectual, experiencia y espíritu de investigación frente a la ingeniería, que nos exigió y nos permitió ganar conocimientos teóricos-prácticos, valiosos para nuestro ejercicio profesional y desarrollo personal.

Imposible no recordar, las madrugadas a las 6 am con la espera en las instalaciones de Todelar en el barrio La Campiña, barrio en el que residía, del bus Blanco y Negro, con la gran ventaja de ocupar un asiento hasta Meléndez, dado que el patio de estacionamiento de estos buses se ubicaba en Menga, muy cerca del barrio La Campiña. Que larga travesía de norte a sur, por cierto, que permitía recuperar el sueño atrasado por las trasnochadas de atender los compromisos de las tareas académicas.

Imposible olvidar las colas en la biblioteca para reservar libros o las consultas que al interior debían hacerse, casi siempre con tiempo justo por la obligatoriedad de asistencia a clases. También las colas en la cafetería para lograr el almuerzo de 12 m a 2:00 pm, el tiempo justo, que buenos almuerzos por cierto y sin embargo reclamábamos al respecto exigiendo mejor calidad y menores costos.

Las tarjetas perforadas, bajo el lenguaje FORTRAN, nos permitió estar al alcance de los progresos electrónicos, con ordenadores que por su innovación nos facilitarían la realización de operaciones cada vez más complejas.

El uso de la regla de cálculo fue inicialmente nuestra calculadora mecánica rápida, útil y portátil; más tarde eclipsada por la aparición de las calculadoras digitales. Que buen avance en el desarrollo tecnológico de la época.

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La inserción en el mercado laboral, no fue fácil pero si posible, pues la universidad nos recibió en la post adolescencia y en la travesía en la institución nos permitió preguntarnos, entre otras cosas:

¿Hacia donde voy, con qué y con quien?. Disponíamos cuando salimos de una claridad bajo el contexto de varios factores, que nos daban la confianza necesaria para la adaptación social y emocional frente a lo nuevo que nos esperaba: el medio laboral: adquisición de competencias, manejo de emociones, alcance de autonomía, reconocimiento de identidad propia, libertad en las relaciones interpersonales, reconocimiento de objetivos o propósitos, desarrollo de la integridad, entre otros. Maravilloso poder expresar ahora, el logro alcanzado en la formación entregada por nuestra Universidad del Valle.

Lo anterior sirvió como soporte para integrarnos a multiplicidad de proyectos de ingeniería civil que contribuyeron a mejorar la calidad de vida de la comunidad: desarrollando infraestructura de vivienda y su entorno, satisfaciendo necesidades de movilidad e interconexión entre territorios, gestionando los recursos hídricos; etc. Adicionalmente, en mi caso, contribuyendo a mejorar la posición competitiva de las empresas del sector de Ingeniería Civil, principalmente, a través de la implementación de Sistemas de Gestión Integral de la Calidad, haciendo uso de herramientas conceptuales y tecnológicas ajustadas a los estándares internacionales, como los establecidos por las Normas ISO 9000, todo ello con los conocimientos logrados también en la Universidad del Valle, al cursar la Especialización en Administración Total de La Calidad y La Productividad.

Por todo lo anterior, manifiesto mi orgullo de haber pasado por la Universidad del Valle, institución que considero cumplió con su noble misión. Termino, invitando a que entonemos su himno, escrito por el profesor y egresado Diego Roldán Luna:

Con ardiente y vibrante voz

entonemos un himno glorioso

a la fuente feraz de sapiencia y amor

donde brilla triunfal la verdad.

Levantemos la frente orgullosos,

y en común alegría y unión, nuestra

Universidad del Valle, exaltemos con emoción.

*Los invitamos a leer: Recuerdos de 1973 ( https://caliescribe.com/es/21012023-1442/educacion/23881-educacion/univ… )

 

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