La sociedad caminar gacha y temerosa

Por Carlos Cuervo |
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*Carlos Armando Cuervo Jiménez
 

En nuestra sociedad frecuentemente muchas instituciones se han transformado en productoras de profundos interrogantes sin respuestas. Mientras las banalidades se resuelven pronto, las preguntas de carácter espinoso quedan en el limbo.

Asesinatos como el de Alvaro Gómez, Garzón, Galán y muchísimos líderes sociales entre otros, han gozado de impunidad o de un entramado de distracciones que falsean la verdad.

Los mayores actos de corrupción estatal en donde billones de pesos se esfumaron han quedado sin esclarecerse, sin responsables y en la oscuridad total, como por ejemplo en el caso de Reficar.

Y qué no decir de las conexiones del narcotráfico con políticos, periodistas e influenciadores de la sociedad, delitos aparentemente cometidos por reconocidos personajes de talla nacional solo son objeto del chisme y de los comentarios jocosos en torno para quienes aplica la ley y como es para los demás.

Denuncias de compras de votos con dineros sucio y no sucio, contratos amañados, falsas licitaciones son elementos de diálogo intrascendente en nuestras conversaciones sociales.

¿Pero porqué, cómo llegamos a esto?

En los ochentas la justicia colombiana puso muchos muertos y la sociedad en general le dio la espalda.

Después del 93, con la nueva constitución la justicia descubrió que tenía una nueva herramienta poderosa, poder político, politizó el ejercicio de la justicia y la usó con las consecuencias que ahora todos enfrentamos.

Fiscales generales ahora acusados de aparentemente poseer vínculos con clanes con raíces en el paramilitarismo o en el narcotráfico. Jueces y fiscales territoriales ciegos ante la injusticia o desequilibrados ante los más poderosos y claro escasean las respuestas y las investigaciones fenecen.

La sociedad caminar gacha y temerosa

Pero de todas estas las que mayormente llaman mi atención por estos días son las relativas al orden público.

Un grupo guerrillero casi fantasmal, salvo en las regiones más apartadas de Colombia, logra burlar las estrictas normas de ingreso a escuelas de adiestramiento, batallones o a conocer los planes de vuelo del presidente de la república y hasta ahora se eluden las respuestas de cómo lo logran, ni las FARC con todo su poder, logística y dinero se atrevieron a tanto.

Claro, el juego de la desinformación crea zozobra y obliga a la sociedad a caminar gacha y temerosa para criticar los manejos irregulares y la escaza planificación en todo.

Asesinan a un peluquero de modelos y artistas y esa noticia desplaza a todas las sórdidas denuncias que envuelven a connotados miembros del tejido social y todos nos préstamos a seguir el juego con la morbosidad que produce esta reseña de un don nadie, cuyo supuesto talento también estaba al servicio del lavado de activos y convertido sin merecerlo en un emprendedor de ingenio y ejemplo social.

La sociedad caminar gacha y temerosa

Pero todo esto en su conjunto corroe nuestra adherencia social, carcomiendo todas las bases morales, las cuales son los pilares para que funcionemos como cualquier colectivo humano.

Y así con esta inmensa cruz a cuestas nos dirigimos a nuevas elecciones de congreso y presidencia, exponiendo nuestra continuidad como país. 

Pero bueno sigamos mejor preocupados por las novelas de James y las pesadillas de Reinaldo por ¡llegar a Qatar! 

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