Un buen gobierno

Nicolás Ramos G

Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP

Una de las aspiraciones de todos los pueblos a través de la historia ha sido gozar de un buen gobierno. En los tiempos modernos, el temor de que pronto no alcancen los alimentos ante la explosión demográfica y los efectos cada día más imprevisibles que origina el calentamiento global en el comportamiento del clima, indican la necesidad de tener una planificación de largo plazo basada en estudios cuidadosos de todos los hechos que puedan afectar a la población.

La globalización en todos los aspectos, se expande cada vez más por los nuevos y rápidos medios de transporte y la facilidad de las comunicaciones. A quienes nos tocó esperar horas para lograr una comunicación internacional sabemos cómo era. Ello me trae a la memoria lo ocurrido con un vigilante nocturno que llamó a su jefe para renunciar porque en esas oficinas un fantasma prendía el télex y comenzaba a escribir, el veía moverse las teclas y salir la tira con el mensaje, pero no veía al fantasma que escribía. Igual en los tiempos de la navegación a vela, quien viajaba elaboraba testamento, ya que solo a los 3 o 5 meses se sabía si había llegado a su destino. Igual un viaje Cali-Bogotá tomaba dos semanas antes de la navegación por el Río Cauca o ir a Buenaventura o Popayán tomaba dos o tres días según el estado del tiempo.

Esas mejoras indican la necesidad de unos buenos gobiernos que basados en una planificación seria y responsable prevean al largo plazo las obras necesarias para que la calidad de vida en las ciudades que explosionan no desmejore y que la educación corresponda con calidad a las nuevas necesidades. La gran diferencia con los países desarrollados es su calidad en la educación. No solo es aprender a leer y escribir, lo fundamental es aprender a pensar en cómo mejorar para avanzar en nuevos conocimientos que mejoren la calidad de vida. Igual es vital la planificación familiar, pues como reiteran los científicos, en “el teatro de la Tierra no hay silla para tanta gente”. Es triste, pero es aritmética elemental que cuando decrece el numerador de un quebrado (en este caso los recursos) y crece el denominador (la población) ello nos dice que cada día habrá menos comida para cada ser humano, máximo si estos son los que aumentan cuando decrecen los recursos.

Paralelo a la planeación de largo plazo están los otros factores de la calidad de vida como son la seguridad, la cultura, la educación, el bienestar social, el cuidado del medio ambiente, la aplicación eficiente de los recursos con honestidad y de manera priorizada; por citar algunos. Santiago de Cali no puede ser una ciudad condenada al deterioro en estos aspectos por las malas administraciones. Merece un buen Alcalde y un excelente Concejo para renacer de sus cenizas como el ave fénix y convertirse en la ciudad pujante y hermosa de la cual los caleños nos sintamos orgullosos. ¿Será mucho pedir? ¿Será que se queda solo en sueños?

Trabajemos para mejorar nuestra realidad eligiendo a los mejores. Es un deber y no podemos esperar que otros lo hagan por nosotros.