El voto en Blanco es importante..

Por Alex Sterling |
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Alex Sterling

Escritor y periodista


Encuentros de Ciudad analiza en esta ocasión el voto en blanco en Colombia y sus implicaciones conceptuales y prácticas en la contienda electoral por la alcaldía de Cali.

El panel de invitados estuvo compuesto por el abogado Pablo Borrero, la abogada Luz Betty Jiménez de Borrero, el Arquitecto Benjamín Barney y el escritor y periodista Alex Sterling. Moderó el encuentro el director de Caliescribe Ramiro Varela.

“Hoy avanzamos en el análisis de lo que puede ser el voto en blanco, que viene desde la constitución anterior y fue respaldado por la del 91, que le da un gran poder a los concejos municipales y a los alcaldes. En el sistema político colombiano le ha dado importantes funciones  a los alcaldes, que cooptan el concejo para hacer las cosas a su conveniencia e interés. Una gobernabilidad perniciosa, según las evidencias. ¿Cómo podría el voto en blanco ayudarle a la ciudad de Cali a elegir a un mejor alcalde?”. Con esta reflexión y esta pregunta se abrió el debate.

Para Benjamín Barney el asunto es muy sencillo: “Las mayorías no lo son. La única mayoría es la que no vota, que siempre está cerca de la mitad del potencial electoral. Anteriormente era más de la mitad. Lo cual quiere decir que los que ganan lo hacen con una cuarta parte de los votos posibles pero gobiernan como si los hubiera elegido una mayoría. Segundo: la mayoría que no vota si lo hiciera por el voto en blanco, este ganaría y los partidos tendrían que buscar candidatos cada vez mejores. Ha habido dos ejemplos en Colombia, de triunfo del voto en blanco. Hay que convencer a la mayoría que no vota de que lo haga en blanco”.

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Para Luz Betty la discusión del voto en blanco ha estado mediada por la desinformación:

“A la gente le han hecho creer que votar en blanco es perder el voto. De esa desinformación se ha encargado la clase política y el mismo estado que no ha hecho nunca una pedagogía verdaderamente útil. Mire, el voto en blanco es realmente importante y no se pierde. Por eso la clase politiquera no tiene interés en que la gente vote en blanco, porque les daña sus posibilidades”.

La abogada Borrero luego dio una pequeña introducción a la historia del voto en blanco en Colombia:

“Este mecanismo ha pasado por varias etapas en Colombia: primero se dijo que simplemente se podía votar en blanco, después vinieron los tarjetones con una casilla asignada. Aquí se le da un efecto político, ese voto en blanco hace parte del cociente electoral, se suma a los votos válidos. No es cierto que se pierda o se le suma al que vaya ganando. La corte constitucional define el voto en blanco en la sentencia C-490 del 2011 como una expresión ciudadana de descontento con las propuestas de los candidatos. Cuando la constitución incluyó el voto en blanco no le dio un efecto jurídico, eso pasó después con actos legislativos si se le dio, introduciendo un parágrafo al artículo 258. Ahí se dice si el voto en blanco es mayoría se tiene que repetir esa votación: si es uninominal, para presidente o alcalde, tienen que presentarse otros candidatos; si es para corporaciones públicas salen de la escena política y se repite la elección.

Es la expresión más alta de la ciudadanía. Para el voto en blanco no se puede votar ni para referendo, ni plebiscito, ni consulta, ni cabildos. Solo para elegir personas y corporaciones”.

Complementando lo anterior, el abogado Pablo Borrero expresó que: “Hay que hablar de la relación entre el voto y la representación política, que es una institución liberal que surge en la lucha de algunos sectores democráticos contra la monarquía, porque antes el poder se heredaba y los ciudadanos no podían elegir a los gobernantes y mucho menos podían revocarse el poder. Pero en medio de la lucha social los estados nacionales de esa época comenzaron a exigirle al rey participación en el proceso electoral. Eso fue desarrollándose poco a poco hasta que ya en el S XIV, en Inglaterra, comenzó a existir la forma parlamentaria.

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El voto no surge de la noche a la mañana sino que es producto de la lucha social. En Colombia en los albores de la independencia no existía, se fue implementando poco a poco.

Luego matizó su intervención hablando sobre la representación política: “Hubo diferentes concepciones, por ejemplo en la Revolución francesa el trabajo de Juan Jacobo Rousseau sobre la voluntad general decía que el voto tiene que ser fraccional, es decir que la soberanía popular está integrada por cada uno de los ciudadanos con derecho a votar, y por tanto los ciudadanos podrían revocarle el mandato a los gobernantes. En la legislación colombiana no se ha podido implementar la revocatoria para el presidente, y menos para concejales y diputados.

La otra teoría es sobre soberanía nacional, continuó el abogado Borrero: “La persona que ha sido escogida es representante no de la masa electoral sino de la nación, la ciudad o el departamento. Es decir, que no responde ante nada. Sin embargo en las constituciones se habla de soberanía popular. Me gustaría proponer que la ciudadanía tuviera la capacidad de revocar a concejales y diputados, o el presidente. El único lugar donde eso es posible es en Venezuela, donde el presidente Chávez lo implantó.

El voto está mediatizado por el poder del dinero. Quienes tienen dinero son quienes logran hacerse elegir. Hoy la plutocracia tiene un poder inmenso, comprando votos y financiando campañas. Es una cuestión cultural que en la costa se pueda comprar el voto, por ejemplo. En Bello, Antioquia, los ciudadanos lograron revocar el mandato al alcalde y después no se supo qué pasó. De resto en estos últimos 25 años no ha sido posible revocar el mandato a una serie de alcaldes que no representan los intereses de los ciudadanos”.

Ya para terminar esta intervención, Borrero agregó:  “El voto en blanco tiene que estar respaldado por una buena información, porque la gente tiende a seguir el camino de la menor resistencia: o se abstiene o vota en blanco por cumplir. En algunos países el voto no es solo un derecho sino un deber, quienes no votan reciben cierta sanción. A mí me parece que hay una extralimitación en la función política, porque el voto tiene que ser informado y voluntario no una imposición”.

Continuando la discusión, el periodista Alex Sterling encaminó la discusión a la necesidad de buscarle utilidad al voto en blanco en el contexto actual:

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“Hay que buscarle utilidad práctica al voto en blanco. Por ejemplo, cuando un candidato a elección popular gana con gran ventaja llega con más autoridad a ejercer su puesto, con una capacidad de acción aumentada. En un caso hipotético, en el que triunfe el voto en blanco, esos que llegan a segunda vuelta lo hacen con menos respaldo popular, con menos horas de diálogo con la ciudadanía y con menos tiempo para exponer sus propuestas, lo cual les resta gobernabilidad en el resto de su mandato y menor representatividad”.

Ante esta intervención, desde el panel surge la pregunta. “¿Por qué alguien que gana en segunda vuelta después del triunfo del voto en blanco, llega con menor gobernabilidad?”

El periodista Sterling duda de que los candidatos que lleguen después del triunfo del voto en blanco gocen del mismo favor popular que alguien que arrasa en primera vuelta, ya que son la segunda opción, alguna especie de descarte...

El arquitecto Barney recuerda que el candidato que llegue en esas condiciones a segunda vuelta tiene que lograr en menor tiempo ese mismo favor popular, si es que puede hacerlo.

A continuación, la licenciada Yolanda Varela dirigió el debate hacia lo educativo como escuela democrática: “El director de la Sorbona afirmó en un discurso que una democracia se debilita cuando no se aprecian los maestros y, por lo tanto, no se aprecian los niños. ¿Cómo se va a aprender de democracia si eso se aprende en la escuela? Hay una falla en la Ley General de la Educación en cuanto al proyecto democrático. Es una gran debilidad que luego se nota en el ejercicio real de unas elecciones. Esto sumado a la violencia a la cultura narco daña los procesos electorales”.

El moderador recuerda que el actual alcalde de Cali fue elegido con menos del 30% del universo electoral. Ahí no hay legitimidad ni gobernabilidad. Hay 800 mil personas en Cali que no votan, en esa masa puede estar el futuro de la ciudad.

La abogada Borrero hace un llamado a la precisión aclarando que cuando un alcalde es elegido con un porcentaje muy bajo del censo electoral sí tiene legitimidad, lo que le falta es representatividad.

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Entrando en el concepto del voto obligatorio, el arquitecto Barney agrega: “En una democracia de verdad la gente vota. Cuando hay baja participación se debe hacer algo. Una opción, que no va a pasar, es el voto obligatorio. La otra es convencer a esos que no votan y si no lo hacen por ninguno de los candidatos que lo hagan en blanco, para poderlos contabilizar. Me parece sospechoso que no hayan nuevas encuestas para alcalde de Cali desde la que hizo el diario Occidente, donde se deja ver la impresionante abstención que ganó, seguida por el voto en blanco”.

En relación con el voto obligatorio, el abogado Borrero recordó que: “El voto obligatorio no le da legitimidad al proceso electoral. No es una expresión consciente del ciudadano. Me parece que cuando la democracia se fundamenta a través de la obligatoriedad no tiene legitimidad. Hay que tener la condiciones reales del país, ¿por qué en la Colombia profunda, donde hay mucha violencia, la gente se abstiene de votar? Porque en muchos casos los actores armados lo prohíben. No hay garantías”.

Complementando esta intervención, la ab. Luz Betty agrega: “Por supuesto que el voto en blanco sí tiene un significado político que se lo da la ley estatutaria y la constitución política. Ese voto va y se suma con todos los votos válidos: lo que significa que se suma al cociente electoral, lo cual no le conviene a nuestra clase política. Porque si la gente vota en blanco se les aumenta el número de votos mínimo para resultar elegidos. Mire, el voto en blanco espontáneo y aislado no sirve pero la ley 1475, estatutaria, da la respuesta. Se puede organizar e inscribir ante la registraduría un grupo para promover el voto en blanco. Si desde la ciudadanía se promueve el voto en blanco va a tener una significación con asignación de espacios y demás”.

Trayendo la discusión al universo electoral caleño, Luz Betty agrega: “En Cali no es suficiente decirle a la ciudadanía que vote en blanco. Hay que expandir el derecho a la información: lo cierto es que el voto es un derecho y un deber, no una obligación”.

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Barney hace énfasis en la ciudadanía que no vota: “La gente que no vota pertenece a los estratos altos y bajos, la clase media vota más. Eso quiere decir que hay razones distintas para no votar: la clase obrera por  ignorancia, coacción o desinterés. la clase alta porque ya saben lo que va a pasar. Por comodidad e irresponsabilidad, solo votan cuando se asustan. Es interesante eso del deber y la obligación, ¿cuándo genera interés una elección?”.

La licenciada Varela vuelve al tema de lo educativo como  motor democrático: “En esta crisis de la democracia, donde el voto en blanco podría ser una solución efectiva para la ciudadanía, hay que regresar la esperanza porque necesitamos saber cómo ejercer el voto en blanco, porque no hay una idea formado en la ciudadanía al respecto. La ruta es encontrar una metodología”.

Los medios de comunicación juegan un papel importantísimo, recuerda la abogada Luz Betty.

¿Se podría constituir un comité promotor del voto en blanco?

La abogada Luz Betty cree que hay que llegarle a la gente con una opción: “Busquemos gente que represente otra alternativa, no solo de nombre sino desde otra visión de ciudad. Algunos candidatos confunden visión con gestión. No les gusta comprometerse con una visión porque quieren el continuismo. Hay que presentarle una alternativa al electorado”.

Para Pablo Borrero: “Muchas veces las estadísticas seducen a las personas. Uno no puede tomar decisiones basado en eso. No se sabe si el voto en blanco va a jugar un papel significativo. Hay que habitar la política real. No creo que estemos en condiciones para constituir un equipo que logre promover el voto en blanco. Eso implica un trabajo y unos recursos con los que no contamos. El problema no es cuestión de deseos”.

Para el escritor Alex Sterling un ejercicio de promoción del voto en blanco debe estar estructurado desde una revolución educativa: “Se necesita un cambio educativo estructural para que esas posibilidades de la sociedad civil se tomen como una opción, porque se entienden a través de una educación electoral desde la primera infancia. Más que promover el voto en blanco me decantaría por la educación electoral como base de una democracia sana. Introducirlo como parte del pensum educativo”.

Complementa el arquitecto Barney: “Tenemos que insistir en el deber de votar y mostrarlo como una alternativa”.

La licenciada Varela se mostró de acuerdo con esta perspectiva: “Hay que promover el voto a través de la educación electoral, pero no solo dentro de la educación formal, sino de la informal, ya que hay mucha gente que no puede acceder a ella. Puede haber un movimiento educativo por redes, por ejemplo”.

Para finalizar, el moderador concluye que el gran problema central es el desinterés, la abstención electoral, con antecedentes de abstención superior a  800 mil personas, con alcaldes elegidos con menos de 300 mil votos. No hay una democracia representativa en estas circunstancias. Hay que decirle a la población: “¡Vote!”

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