La corrupción corroe al poder del estado

Por Luz Betty Jime… |
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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.


ha hecho que los ciudadanos pierdan la confianza en sus instituciones.

El fenómeno de la corrupción en nuestro país no puede considerarse como un hecho aislado y casual que tan solo ha permeado la rama judicial, cuando de por medio aparece comprometida con aquella toda la estructura del poder del Estado, lo cual ha quedado demostrado con las innumerables investigaciones que se adelantan por hechos de corrupción contra un sinnúmero de funcionarios pertenecientes a las distintas ramas del poder público, circunstancia ésta que viene sucediendo de tiempo atrás y que ha hecho que los ciudadanos pierdan la confianza en sus instituciones.

Este hecho se deriva en buena parte de la aplicación deformada del principio de la división de poderes que supuestamente garantiza la autonomía e independencia de los mismos dentro de un marco de colaboración mutua y que de acuerdo con la ideología liberal, constituye un principio fundamental de la democracia que hoy se ha transformado en el predominio de un solo poder en cabeza del ejecutivo nacional del cual dependen las otras ramas el cual fija los términos y derroteros de la política del régimen en todos los aspectos de la vida de la sociedad y del Estado, incluyendo la administración de justicia.

A todo lo anterior se suma la participación de la rama judicial del poder público en la política y de ésta en la justicia propiamente dicha a través de la elección de los magistrados de las altas cortes y de los órganos de control (Fiscalía, Contraloría, Procuraduría), todo lo cual se desarrolla en medio de un ambiente saturado por la politiquería y el clientelismo y el ofrecimiento y pago de favores entre los diferentes actores de dicho contubernio.

Correlativamente con este fenómeno la judicialización de la política constituye un factor adicional que conjuntamente con los anteriores hace que la función de la justicia se convierta en un estímulo para la corrupción, en una sociedad en donde el valor fundamental es el dinero con el cual se compra y se trafica con la vida y la honra de las personas e igualmente con la justicia y la moralidad públicas.

Por estas razones el análisis de la corrupción en la rama judicial no debe entenderse simplemente como un asunto mas o menos grave que habrá que tratarlo a partir de la depuración de unas cuantas “manzanas podridas”, personificadas en este caso en varios ex magistrados de la corte Suprema de Justicia, que conjuntamente con otros funcionarios de la rama y algunos profesionales del derecho han defraudado la confianza de la justicia, situación ésta que ha venido gestándose desde tiempo atrás y de la cual ligeramente se hace mención en el seno de la propia rama, de los medios de comunicación y de algunos columnistas de opinión.

la justicia un pilar fundamental de la democracia y de la realización de los fines esenciales del Estado Social de Derecho

Ahora bien, siendo la justicia un pilar fundamental de la democracia y de la realización de los fines esenciales del Estado Social de Derecho, cualquier reforma que se haga de la misma para conjurar la corrupción deberá necesariamente tocar a las otras ramas del poder público y ser discutida ampliamente con todos los sectores sociales y en cada una de las regiones del país en donde opera la jurisdicción y no simplemente en las alturas del poder como de alguna manera se pretende hacer por el gobierno del presidente Santos quien a través de su ministro del Interior ha propuesto la posibilidad de realizar un referendo reformatorio, que contendría algunos aspectos que hoy son materia de discusión y análisis, pero que en ningún caso tocan los problemas esenciales que afectan a la rama judicial que hoy demanda de una renovación total de su estructura operacional y funcional a la luz de una concepción mas democrática y participativa que garantice el acceso y una pronta y cumplida justicia en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos


Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social

El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social

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