El sufrimiento del América de Cali

Por Redaccion |
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Dramática la situación que vive América de Cali. Pese a mantener un invicto de 4 fechas sin caer (2 victorias y 2 empates) permanece en zona de descenso directo, junto a Tigres, y la pelea por entrar a los 8 mejores pasó a un segundo plano. La consigna es ahora, una sola: sobrevivir en primera división.

Es dramática, además, porque el calendario que le viene a la ‘Mechita’ no es nada fácil: chocará con Patriotas este martes en el Pascual (así es, el equipo que lo mandó a B), jugará en Palmaseca contra su eterno rival, Deportivo Cali y posteriormente recibe en casa a Independiente Medellín. Son 3 partidos en los que no sale del departamento del Valle, algo que sin duda debe aprovechar. Posteriormente debe encarar una dura visita: Santa Fe en El Campín, y como para rematar, cierra de local ante un rival directo, Bucaramanga, en la ‘Sultana del Valle’.

Todos son rivales complejos, ríspidos, durísimos. Pero lo que más preocupa no es eso. Es el juego, la eficacia, los goles, no aparecen por ningún lado. A su llegada a Colombia, Jorge ‘Polilla’ Da Silva ilusionó con darle un revulsivo futbolístico y sobre todo anímico a este equipo. ¿Ha tenido tiempo para trabajar? Sí. Recesos por eliminatorias, algunos juegos aplazados y demás, le han dado margen de maniobra para ponerle su impronta al América.

¿Entonces qué pasa? Da Silva es un entrenador con títulos, conoce el medio, es ídolo ‘escarlata’ y sabe manejar grupos. Diera la impresión entonces que no fue por causa de Hernán Torres que los resultados no hayan llegado. Debe haber algo más.

La directiva del América ha hecho lo que a su alcance ha estado para darle protagonismo a este equipo. Los jugadores que han llegado han sido con la aprobación del cuerpo técnico. Si su rendimiento es o no el adecuado no es por causa de Tulio Gómez o quien los haya fichado.

Pasa de todo. Primero, es un tema moral, definitivamente. Poca confianza tienen los jugadores a esta altura. Fallan pases a 5 metros de distancia, la mala suerte a veces los acompaña (dos balones en el palo contra Tigres, por ejemplo), y el miedo a no perder, a no arriesgar, conspira contra el trabajo que día a día realizan en la semana.

Producto de esto es que el juego a veces resulta predecible y fácil de anticipar por sus rivales: circulación de balón hacia los lados, buscar en exceso a Juan Camilo Angulo, centros infructuosos a Martínez Borja (quien no volvió a marcar con regularidad), en fin. Las soluciones en el banco de suplentes son escasas, y eso acentúa los inconvenientes.

Que el sistema del descenso castiga en demasía a los recién ascendidos es otra cosa. Con eso a cuestas, equipos como Patriotas, Alianza Petrolera, Envigado y tantos otros, han sabido aguantar y mantenerse en primera. América en casa ha dejado escapar puntos valiosos: Cali (derrota), Millonarios (empate) y Equidad (empate).

Visto desde afuera, el entorno del América de Cali ha puesto todo de sí para que el equipo salga a flote. Pero es cuando el árbitro pita el inicio del partido que la cosa cambia, no fluye. Todos lucen temerosos e inseguros. Es dentro del rectángulo verde que llega el sufrimiento y la procesión. Si América quiere ser un equipo acostumbrado a jugar finales, deberá empezar por ganar las 5 que le faltan. ¿Habrá tiempo de recomponer? Si a este equipo vuelve la confianza, tal vez sí.

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