La incultura y la corrupción: Subdesarrollo

Por Nicolas Ramos Gómez |
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Nuestra indisciplina la vemos por doquier: En las estaciones del transporte masivo , en nuestras ciudades y en las filas de espera

Nicolás Ramos G

Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP


El comportamiento de muchos en estos tiempos de crisis o su alarde de indisciplina es la radiografía de nuestra incultura. Somos el “vivo bobo” como algunos nos describen. Para ellos los “bobos” son los que cumplen las normas. Si durante esta pandemia todos hubiéramos cumplido las normas de protección decretadas por el Gobierno, estaríamos mejor, pero muchos creen que el beneficio económico está por encima del interés de la comunidad. No existe conciencia colectiva o de la responsabilidad del bien común y que debemos comportarnos, como somos, una gran tribu.

Nuestra indisciplina la vemos por doquier: En las estaciones del transporte masivo , en nuestras ciudades y en las filas de espera para muchas actividades, en las cuales siempre aparece el vivo que piensa que el respeto a los otros no es con él. O en los trancones viales, en donde los “vivos” no respetan la fila y aún, subiéndose a los andenes, quieren ser los primeros y complican aún más la situación o arriesgan la vida como los motociclistas.

La incultura y la corrupción son los factores que nos mantienen en el subdesarrollo, pues es más fácil robar o trampear que trabajar. Esa incultura la vemos con el  narcotráfico, que ha corrompido la zona más disciplinada y solidaria del país, el campesinado y hoy, tristemente, muchos de ellos se han dedicado a la siembra de coca.

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Pero el Estado, que lo creamos para regir la comunidad, debe actuar y llevar la educación a todo el territorio y combatir sin descanso a la subversión

Otros invocan supuestos derechos ancestrales para usurpar terrenos, derechos que igual tenemos todos los que descendemos de los primeros conquistadores que iniciaron el mestizaje, ya que las primeras mujeres españolas solo llegaron varias décadas después. No olvidemos que don Sebastián de Belalcázar cuando conquistó al hoy Ecuador y Colombia tenía cinco hijos mestizos. Como muchos lo dicen, el Estado de Derecho debe actuar en todo el territorio nacional. En Colombia solo hay colombianos y no afro descendientes, que lo somos todos, ni naturales puros después de 500 años, ya que muchos tienen los mismos apellidos que el resto de los colombianos.

Pero el Estado, que lo creamos para regir la comunidad, debe actuar y llevar la educación a todo el territorio y combatir sin descanso a la subversión, que solo son bandidos dedicados al secuestro, el robo y el narcotráfico. El Ministerio de Educación debe comprobar que los maestros enseñan y que nunca deben olvidar que el cumplimiento de los deberes es lo que engendra los derechos, nunca al contrario. Los países con hasta 18 veces nuestra economía (PIB), tienen altísimos niveles de educación y cultura.

En la casa y en la escuela es donde se aprende orden y disciplina. La disciplina y el trabajo no han frustrado a nadie, es lo que produce bienestar y riqueza. Ya lo dijo Esopo en la fábula de la cantadora cigarra y la trabajadora hormiga.  

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