La anécdota de la Superliga Europea sobre la inestabilidad del sistema internacional

Por Jean Nicolás Mejía H |
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Jean Nicolás Mejía H

Profesional Ciencias políticas - Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. 28 años,  Máster en cooperación internacional y organizaciones internacionales de la Universitat de Barcelona


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El proceso de la Superliga y de cómo fracasó es el vivo reflejo de la inestabilidad internacional

El domingo 12 de abril los clubes más influyentes y poderosos de Europa anunciaron la creación de una superliga europea de fútbol, en donde iban a participar ellos y tres competidores más. Lo llamativo del asunto no es el anuncio que “revolucionaría” el mundo del fútbol, sino que el proyecto fracasó en 48 horas. 

El proceso de la Superliga y de cómo fracasó es el vivo reflejo de la inestabilidad internacional derivada principalmente de la crisis económica generada por la pandemia del coronavirus. Arsenal, Tottenham Hotspur, Chelsea, Manchester City, Manchester United, Liverpool, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Inter de Milán, AC Milán y Juventus acordaron una competición donde 15 clubes fundadores -aún faltaban dos- se enfrentarían en un torneo continental y permitirían 5 clubes más. Acordaron la creación de un fondo de inversión privado que permitiría conseguir el capital para costear los gastos de esta competición. 

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la llamada resistencia que vino desde los sectores políticos y sociales por ser un proyecto privado sin un objetivo deportivo

Son tres los factores que principalmente influyeron en que el proyecto que lideraba Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid fracasara. El primero es la llamada resistencia que vino desde los sectores políticos y sociales por ser un proyecto privado sin un objetivo deportivo, el segundo la dura postura de las instituciones “legítimas” -la UEFA -  la tercera razón, la falta de apoyo de otras potencias futbolísticas como las alemanas.

Si se analiza detenidamente cada factor, es posible identificar que cada uno responde a una situación actual del sistema internacional, mostrando cómo la crisis ha afectado a prácticamente a todos los sectores y tiene a la población general bastante agotada y desesperada: muchos problemas y pocas soluciones. El primer factor es el de la resistencia desde los sectores políticos, futbolísticos y sociales. 

Es curioso que esta resistencia se diera principalmente en el Reino Unido, lo que muestra cómo el gigante europeo no teme a mostrar su postura desde la política -independiente de los miembros de la Unión- sobre la Superliga, cuando el proceso del Bréxit se está consolidando poco a poco, mostrando una Europa fracturada y dividida por el territorio continental y el Reino Unido. Aparentemente el sistema internacional actual exige una postura clara desde el principio y no perdona ambigüedades ( o matices).

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riesgo que conlleva  a dañar el espíritu deportivo básico al juego que tanto amamos en un lucro económico

El  Primer Ministro Johnson, en cabeza de más políticos y miembros de la realeza, manifestaron públicamente su rechazo  y preocupación por el “riesgo que conlleva  a dañar el espíritu deportivo básico al juego que tanto amamos en un lucro económico”. Estas declaraciones también reflejan la preocupación del sector público y de las instituciones tradicionales sobre los crecientes emporios y económicos privados y de cómo la crisis del coronavirus les hace buscar más protagonismo e influencia a nivel general y especialmente a nivel económico para recuperar lo perdido por la pandemia: la propuesta de los clubes era lucrarse directamente de los derechos televisivos de la transmisión de la Superliga, saltándose por encima las reglas de juego establecidas previamente. 

Las declaraciones de políticos, sumadas a las manifestaciones de personalidades del fútbol como el entrenador del City -Pep Guardiola-, que comentaron lo nocivo que puede ser la competitividad y la esencia del deporte una competición a donde el cupo está asegurado por simplemente “ser” y no tener méritos deportivos, lo cual rompería con el sueño del futbolista: conquistar la gloria por meritocracia pura y dura; agitaron a la población general - la hinchada- que boicotearon el proyecto y lograron el reverso esperado: los clubes empezaron a desertar del proyecto, como piezas que caen una por una. 

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Esto es una clara y contundente muestra de cómo la agitación social que se articula desde diversos sectores distantes entre sí

Esto es una clara y contundente muestra de cómo la agitación social que se articula desde diversos sectores distantes entre sí -que sin darse cuenta se unen en una causa en común- puede influir en una decisión de semejante magnitud: detener las pretensiones empresariales privadas de grandes empresarios de talla mundial. La defensa por lo esencial y lo básico sigue siendo el motor de la protesta social y funciona.

El segundo factor - el establecimiento de las instituciones tradicionales- deriva en el tercer factor- la ausencia de apoyos importantes- es un espejo del orden internacional actual y de cómo se estructura el sistema.  La UEFA - la institución que regula el fútbol europeo- amenazó con vetar a los jugadores que jugaron en la competición, de representar a sus selecciones  nacionales y - de repente Argentina sin Messi o Ronaldo sin Portugal-.

La legitimidad que busca proyectar la UEFA habla sobre el establecimiento de las instituciones tradicionales que ejercen control y monopolio sobre alguna actividad, de su afán de seguir manteniendo ese control total y de no permitir proyectos nuevos que le supongan un peligro a su existencia.  Nótese que la reflexión anterior puede ser acuñada tanto al escenario deportivo, como al escenario político e internacional: los de siempre buscan conservar su estatus. 

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La legitimidad que busca proyectar la UEFA habla sobre el establecimiento de las instituciones tradicionales que ejercen control y monopolio sobre alguna actividad

Finalmente la presión de estas instituciones derivaron en silencios importantes -Como el del PSG francés - y del rechazo de los Grandes alemanes -Bayern y Dortmund-, lo cual deja sin pies ni cabeza antes de nacer a un proyecto continental: los mejores de Europa pero sin los mejores. Lo mismo sucede en el plano internacional: el  sistema exige alianzas poderosas y apoyos importantes, pues en cierta medida la política exterior y la geopolítica se configuran en base a un sistema en donde es importante conocer a los aliados y en donde hace falta ejercer legitimidad, presencia y presión. 

Es interesante que la crisis del coronavirus haya hecho los cuerpos directivos y empresariales de los clubes más importantes a nivel europeo - y a nivel mundial- retaran de esa manera al sistema previamente establecido, y más aún como la respuesta de este deja claro que el en el sistema internacional hacen falta alianzas poderosas y las instituciones tradicionales reclaman vigencia, pero los movimientos sociales y políticos aún tienen la fuerza de generar el cambio.

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