Cambio Sí, pero no así.

Por Moisés Banguer… |
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Moisés Banquera Pinillo

Somos tontos quienes en un país embebido por la trampa, el matoneo, y el atajo, nos creímos el cuento que la narrativa del cambio para bien era cierta. Apostamos nuestra paz interior, soñamos, nos lubricamos convencidos que había llegado el momento de la política decente, la política del servicio y la política en beneficio de los más elevados estándares, para lograr el bienestar de la sociedad en su conjunto.

Fue solo una anestesia larga y prolongada, filosóficamente bien concebida, acudiendo a mover el establecimiento con una narrativa ilógica pero convincente, irreal pero efectiva para mover el pavimento de los sentimientos al estilo primitivo, arcaico y asqueroso, pero rentable. Del cielo les cayó un elemento adicional, tal vez Dios quiso jugar un papel importante.

La pandemia revolcó todos los indicadores de mejoramiento, agrandó los niveles de pobreza y de tranquilidad mental de pobres y ricos, los unos y los otros con causas y fines diferentes, ante la imposibilidad de culpar al designio o a Dios, encontraron en un Gobierno, decente, con buenos modales, tal vez listo para gobernar Dinamarca y no Cundinamarca el caballito de batalla para destruir literalmente la nación y hacer creer que vivíamos en el peor de los mundos.

Raro, por decir lo menos. Esos mismos habitantes veían y sentían que el sistema de salud de Colombia como pocos en el mundo estaba respondiendo a los embates de la pandemia, ellos en momentos difíciles recibían la mayor transferencia monetaria en  la historia de Colombia pagada, no solamente a los que están por debajo de la línea de pobreza, sino a vulnerables circunstanciales propiciados por las medidas sanitarias necesarias para minimizar los impactos de fuerza mayor (Covid 19).

Había que cambiar y hay que cambiar, ese verbo ya estaba conjugado, yo cambio, tú cambias, ellos cambian. Sin importaba el adjetivo o el complemento de la oración. Raro No!, mientras el DANE reportaba incremento del consumo, crecimiento de la economía, recuperación rápido del empleo, nuevas fuentes de energía, reducción del homicidio, casi cero secuestros y reducción de la pobreza multidimensional. Nada que hacer la suerte estaba echaba, séptima palabra del señor en la cruz.

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A Jesús hay que matarlo, ya está sentenciado!, llueva truene o relampaguee necesitamos cambio.

A Jesús hay que matarlo, ya está sentenciado!, llueva truene o relampaguee necesitamos cambio. Gritaban los corruptos que siempre han gobernado, queremos cambio; gritaban los senadores eternos, gritaban los ex alcaldes, los ex gobernadores, los ex ministros, los guerrilleros, los delincuentes, los buenos, los, malos, queremos cambio, Timochenco, los Ñoños, los morenos y los que estaban en la picota. También con justa razón gritaban cambio los campesinos, los negros, los indios y la periferia. Se preguntaría cualquier parroquiano mortal, si el establecimiento pide cambio, entonces a quien  o que hay que cambiar?. Contestaría Satanás, crucifiquemos a Uribe y lloverá abundancia en los dos mares y en el campo colombiano, no habrá fusiles, ni robadera en las arcas del estado.

Metámosle el adjetivo y el complemento a la oración, cambio para qué, en qué y cómo?.  Ah, me faltaba!, yo también estoy de acuerdo con el cambio, pero ese cambio leyendo los ojos de los que tienen razón de pedirlo, ellos solicitaban un cambio en cómo se llega al poder en Colombia, y eso significa transparencia en la votación, respeto por la voluntad del votante, nada de maquinarias, trasteo, compra de votos y peor aún, que no votaran los muertos, los ausentes, los enfermos que no podían ir a las urnas y que no se cambiaran los resultados de las mesas en la registraduría.

Cambio, para que los congresistas que se han robado los recursos de las regiones no hagan parte de la gobernabilidad, cambio para que quienes utilizan el clientelismo, las roscas, el nepotismo y desgreño administrativo salieran de la órbita del manejo de los recursos públicos. 

Cambios positivos, para  gobernar sin las mayorías legislativas a punta de mermelada, gobernar con el estado de opinión, gobernar con la lógica, con ética y para que llegue la armonía, hay  gobernar con estética.

Una nación valiente vive en constante examen del actuar de sus representantes, reconoce las buenas ejecuciones, critica con argumentos las equivocaciones, pero se defiende patas arriba cuando le hacen trampa, cuando se le engaña y cuando se siente utilizada.

No podemos enjuiciar a un gobierno que no ha comenzado, pero sí podemos decir que no hubo cambios en su elección, se hizo al estilo tradicional de las elecciones locales, llegó con los mismos vicios, gobernará con los mismos partidos y los mismos congresistas, no habrá extirpación del cáncer de la corrupción, por antonomasia los gobiernos de izquierda se alimentan de ella y el desorden para mantener la gobernabilidad y tapar la falta de planeación y control, que son ausentes en su ADN.

El único cambio evidente, sí Uribe no acepta la invitación (Ojalá no lo haga), es que Uribe pasará a la oposición como lo hizo hace menos de 4 años. Cuando ya existía la violencia, la pobreza, la corrupción y todos los males que aquejan a la nación, quien además no es el inventor del clientelismo y nunca ha tenido poder regional, que son los más ladrones de los dineros públicos.

Que llegue el milagro para que los ratones cuiden el queso sin devorarlo, que los ladrones se queden sin uñas para que el dinero llegue a las costas, que los violentos se queden sin municiones para que no maten a los campesinos y, que Petro así como embaucó a la periferia para que votara por él, así mismo cambie el cerebro y las intenciones de los politiqueros, corruptos y malos ejecutores que ya lo rodean traicionando el cambio que piden sus electores.

PDT: En el mundo civilizado, el que gana gobierna y quien pierde hace oposición o se declara independiente. Los partidos tradicionales aún en su luto, buscan como acomodarse al gobierno de Petro y éste con la obligación de pagar las deudas que lo llevaron al poder los busca sin importante el mandato de sus votantes, ¡que desprecio por la coherencia!....¡qué asco!...¡qué cochinada!...desde este medio, coherente con mis principios y valores mantendré abierta oposición a las políticas y posturas izquierdistas…socialistas, al final solo traerán hambruna y destrucción a América latina.

PDT: Ojalá ahora que la marea bajó el presidente Duque pueda comunicar bien su obra de gobierno, he hecho juiciosamente un balance y creo que puede dormir tranquilo, el tiempo le dará la razón.

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