Elecciones en medio de la violencia

Por Luz Betty Jime… |
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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.


 

El derecho a elegir y ser elegido se encuentra conculcado por los violentos que operan en varias regiones del país, sin que existan las garantías suficientes para cumplir con esta cita de la democracia.

Las amenazas de los grupos armados dispuestos a impedir que los ciudadanos ejerzan su derecho al sufragio o que voten por determinados candidatos, hace parte de un panorama electoral caracterizado por la violencia que se ha extendido e intensificado en varias regiones del territorio nacional.

A todo lo anterior se suman ciertas prácticas recurrentes como la compra del voto, el soborno y el fraude electoral con los cuales se interfieren los resultados electorales en favor o en contra de uno u otro de los candidatos que participan en la contienda electoral.

El Valle del Cauca no es ajeno a esta situación particularmente en ciudades como Buenaventura, Jamundí y Tuluá, en donde tienen asiento y presencia las disidencias de las FARC, el ELN, el clan del golfo y bandas como los shottas y los espartanos y la oficina de Tuluá, frente a los cuales el ejercicio de los derechos electorales resulta por demás inocuo, en tanto que las leyes  y decretos sobre su ejercicio no dejan de tener más que un carácter formal que poco o nada contribuye a facilitar la democracia liberal.

Por otra parte, si bien es cierto, mediante el régimen electoral se le ofrece al ciudadano la posibilidad de elegir a sus gobernantes, aquellos son en la práctica tratados como masa disponible electoral por los partidos y candidatos que los manipulan con el ofrecimiento de toda clase de promesas contenidas en los programas políticos que en su mayoría no son cumplidos por los dirigentes y representantes a cargos públicos en el Estado.

De acuerdo con las encuestas de opinión se ha podido establecer que buena parte de los ciudadanos se abstendrán de votar por los candidatos que compiten entre sí en la lucha por el poder, al igual de lo que sucede con los ciudadanos que posiblemente votarán en blanco, con lo cual, los candidatos que resulten elegidos no constituirán más que una mayoría-minoría electoral, que en ningún caso representa a la mayoría de los ciudadanos.

Dicho proceso le imprime a la democracia un carácter inestable que afecta no solo la gobernabilidad sino el principio constitucional según el cual el poder viene del pueblo, es ejercido por este y debe garantizar el bienestar social, la paz, la democracia y el progreso material y espiritual de la comunidad organizada económica, política y socialmente.

ADENDA: Entretanto en la ciudad de Cali la confrontación electoral se adelanta aparentemente sin que se produzca hasta el momento ningún acto de violencia física no obstante las descalificaciones que van y vienen de parte de los candidatos y de sus áulicos que participan en el debate electoral. Lo más significativo de la jornada electoral consiste en la inexistencia de propuestas acordes con los intereses y necesidades de los caleños hacinados en una ciudad que poco a poco ha entrado en un proceso de deterioro que se profundiza afectando directa e indirectamente a sus habitantes en su vida económica, política, social, ambiental, cultural, etc.


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