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Nicolás Ramos G
Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP
No es fácil cambiar el concepto ancestral de que desarrollo es el crecimiento del consumo con lo cual se genera bienestar y riqueza, por la nueva y urgente necesidad de consumir menos, rehusar, reciclar para lograr algún día cero basuras y eliminar todo lo que no sea esencial para la vida. Un ejemplo de ello son los productos que vienen en un frasco o en envase plástico, pero estos a su vez en un envase de cartón y este forrado en plástico. Sobran los dos últimos y pronto quizás volver al “canasto” para mercar.
Lo anterior se basa en la ley física no derogable de que “nada se crea, solo se transforma” y el hecho incuestionable que los recursos de la Tierra son finitos, la población crece y con ella el consumo. Ello hace evidente que los recursos del Planeta se agotan, los no renovables cada día en mayor volumen y los renovables proporcionalmente son menores por individuo. Para que servirá en el futuro el oro en las bóvedas de los Bancos cuando con él nada se pueda comprar o intercambiar.
Estudios ambientales indican la urgente necesidad de ese cambio por el calentamiento global con sus catastróficos y crecientes efectos, el deshielo polar y la explosión demográfica que incrementa exponencialmente el consumo de bienes y servicios.
odo lo anterior nos indica que los gobiernos, la dirigencia política, religiosa y económica deben, cuanto antes, predicar la urgencia del cambio. El tiempo no da espera si queremos vivir por más tiempo en nuestra casa terrestre. Obviamente el empleo no crecerá, antes disminuirá, no solo por la disminución del consumo sino por las nuevas innovaciones tecnológicas y Colombia debe estar preparado para ello. Se estima que, por la automatización, Estados Unidos perderá el 10% de los empleos, Chile entre el 20% y el 25 % y Colombia el 44%, cifras que evidencian lo poco preparado que está nuestro país para afrontar los retos del futuro.
Tampoco podemos olvidar que no existe posibilidad alguna de viajar a otro planeta, ni en nuestro sistema solar ni en otro de los miles de nuestra galaxia, por no hablar de los otros miles de galaxias. Aún ni siquiera sabemos en donde es posible la vida para los humanos. De ello la importancia de cuidar esta pelota que gira sobre sí misma y simultáneamente viaja en el espacio intergaláctico en cuatro direcciones y a velocidades diferentes, pero es nuestra única casa posible.
