Peatón VS Transporte masivo VS Carro particular

Por Carlos Botero |
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Por Carlos Enrique  Botero Restrepo

Arquitecto Universidad del Valle; Master en Arquitectura y Diseño Urbano, Washington University in St: Louis.

Profesor Maestro Universitario, Universidad del Valle. Ex Director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle (de2012 a 2015) y Director del CITCE (Centro de investigaciones Territorio Construcción Espacio) de 2006 a 2010.


Cualquier día de estas dos últimas semanas un diario local publicó una columna en la que su autor arremete contra el proyecto del PIMU -Plan Integral de Movilidad Urbana- que bajo los lineamientos la Ley 1083 de 2006 el Municipio de Cali ha presentado para su discusión ante el Concejo Municipal.

La nota tiene el habitual tono que le imprimen algunos críticos a la gestión del alcalde actual en que lo tratan de ingenuo y asaltado en su buena fe por asesorarse mal en procesos de tal envergadura.

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PIMU -Plan Integral de Movilidad Urbana

No es por trascendente la nota que merece atención, sino por lo que evidencia de falta de fundamentación para sustentar la crítica al proyecto. En primer lugar una columna es de opinión calificada cuando trasciende el comentario cotidiano de oficina, de círculo de amigos o de comedor familiar, tan característico de nuestra vida diaria; cuando aporta criterios que permitan contrastar los alcances de una propuesta que confronta nuestros hábitos más elementales de uso y disfrute de la ciudad. Que es justamente lo que desconoce el autor de tal columna cuando se limita a condenar con la simple calificación, sin un sustento razonable –ni mucho menos técnico-, como malo e inconveniente, por el hecho de que la propuesta de PIMU confronta las más arraigadas y perversas costumbres derivadas de la aparente generalización del uso del automotor individual para moverse en la ciudad.

Es típico el reclamo que individualiza el problema de la movilidad urbana y lo identifica con las dificultades para desplazarse en automóvil

Es típico el reclamo que individualiza el problema de la movilidad urbana y lo identifica con las dificultades para desplazarse en automóvil para cualquier actividad en la ciudad. Es la percepción de buena parte de los propietarios de carro particular que interpretan con los pies que accionan los pedales del freno y del acelerador, un problema que es social y colectivo. 

No  es posible, definitivamente, que una ciudad como Cali trate de volver a la perversa ideología que sustentaba, hasta los años noventa del siglo pasado, los llamados planes viales, los que se traducían de manera automática en operaciones de expropiación de andenes a los peatones para incrementar el área de las calzadas vehiculares.

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No hay solución verdadera, creativa y estimulante a la movilidad urbana

Y eso ya no es posible, nunca más, si se pretende apuntarle desde el gobierno municipal a procesos verdaderamente humanos y sostenibles de desarrollo . No se puede invertir en el espacio urbano, calles y plazas, pensando en satisfacer el placer y la comodidad de egoístas intereses que no alcanzan a corresponder al diez por ciento de los habitantes de una ciudad para que sigan usufructuando de manera excluyente el noventa por ciento del espacio público dedicado a la movilidad, mientras el restante noventa por ciento de los habitantes busca moverse peligrosamente en el diez por ciento de área que a duras penas, le conceden los automóviles.

No hay solución verdadera, creativa y estimulante a la movilidad urbana que no pase por un eficiente y seguro transporte público masivo y por andenes

Y que no se digan más mentiras. No hay solución verdadera, creativa y estimulante a la movilidad urbana que no pase por un eficiente y seguro transporte público masivo y por andenes que de verdad no solo permitan caminar sino que nos seduzcan para hacerlo. Allá cada cual que quiera mantener como juguetito preferido un carrito particular, pero no más en contra de los habitantes peatones que somos todos.

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