Al ampliar las graderías, más caleños fueron invitados a vibrar al Con Paz del Barrio

Por Redaccion Cali… |

*Redacción

El paso rumbero de más de 1.250 bailarines, lo mismo que el de los integrantes del internacional Ballet Tropicana de Cuba; la música de Clandeskina, de Yuri Buenaventura y de la Ponceña, hicieron que el salsódromo de la edición 59 de la Feria de Cali se mostrara de nuevo al mundo con un gran rumbón.

Y fue así como a todo vapor, el inmenso fiestón abrió las puertas del imponente certamen ferial que preparan al orbe, los caleños en la última semana del año.

Se calcula que en el salsódromo se dan cita unos 400 mil espectadores, pero esta vez fueron muchos más, toda vez que la administración del alcalde Maurice Armitage dispuso en esta oportunidad, que más personas pudieran disfrutar sin costo del espectáculo, distribuidas en una decena de graderías y en dos sectores donde el público gozó también de pie, sin perder el paso.

En efecto, el esfuerzo del Gobierno de Santiago de Cali por brindar mayores oportunidades de acceso a los caleños en esta versión 59 del certamen ferial, llevó a ampliar a 2 kilómetros el recorrido del fastuoso desfile multicolor y con ello a extender en el sector occidental más graderías en las que fueron ubicados de manera gratuita diversos grupos de personas, a quienes se les hizo reconocimiento por ser destacados estudiantes y deportistas, familiares de los bailarines y bailadores y personas que han sobresalido en los Territorios de Inclusión y Oportunidades – TIO -, a los que se sumaron ciudadanos en situación de discapacidad.

Arnober Ramírez, quien habita en la comuna 18, expresó que poder ingresar por primera vez al salsódromo ha sido un grandiosa oportunidad para admirar un espectáculo de talla internacional, que hace aflorar el orgullo de ser caleño y permite a su vez mostrar a otras regiones del país y del mundo, la alegría que vive todo un pueblo, cuya esencia son sus hijos salidos de barrios populares, donde se forja la cadencia, la expresividad, el jolgorio y la rumba.

Y es que para donde se mirara, bien sea las graderías o los espacios para los asistentes de pie, el aforo era completo pero con orden y demostrando cultura ciudadana.

La gente aplaudía, cantaba a pulmón abierto, incluso se podría decir que la inmensa pista de baile en la que se convirtió la Autopista Sur, además de alargarse hasta los 2 mil metros, también se anchaba porque muchos quisieron tirar paso en andenes, como aquellos que gastaban zapato en el prolongado asfalto.

“Mire yo soy tía de uno de los muchachos que salió en el salsódromo, yo le enseñé sus primeros pasos de baile y con estas luces, esta música y esta alegría, no queda más que también bailar porque para eso estamos vivos y somos de Cali, ve”, así lo señaló Stella García, una dama de al menos 5 décadas, quien no se resiste a dejar en sus recuerdos, aquellos tiempos de jolgorio.

El tiempo fue pasando y la música retumbando, el baile guiaba las miradas de los centenares de propios y visitantes que mezclados otra vez como aquel crisol de culturas que formó el sentido de caleñidad, con el que se identifican hombres y mujeres de este terruño fundado en 1536 pero refundado a finales de los 60 por su majestad la Salsa, agitaban sus cantares, como procurando porque el viento se llevara esa alegría y con ésta, dar un mensaje esperanzador y de buenos augurios “Al con paz del barrio”, para quienes habitan este y otros pueblos en el nuevo año que se avecina.

*Fuente: Alcaldia de cali - Gustavo Sánchez

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial