El peligroso juego político de la vacunación

Por Jean Nicolás Mejía H |
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Jean Nicolás Mejía H

Profesional Ciencias políticas - Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. 28 años,  Máster en cooperación internacional y organizaciones internacionales de la Universitat de Barcelona


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Sin duda alguna los efectos de la pandemia son irreversibles; economías emergentes

La crisis derivada de la pandemia ha desencadenado un peligroso juego político que gira alrededor de las vacunas contra el covid-19, que pone en peligro la estabilidad del sistema internacional. El uso de las vacunas como moneda de intercambio y como herramienta política de manera descarada por parte de algunos gobiernos, muestra la cara más interesada de un sistema político que a nivel global ya agoniza y que ya está tratando de evolucionar.

Sin duda alguna los efectos de la pandemia son irreversibles; economías emergentes, cambio en las estructuras educativas y laborales del sistema, y una profundización de las desigualdades económicas en todo el mundo. Sin embargo, una de las consecuencias más profundas puede llegar a ser el colapso del sistema social a nivel global, derivado del uso indiscriminado de las vacunas como herramientas políticas que solo sirven a los intereses de los gobiernos -o algunos políticos-.

El primer caso es el uso que le ha dado Israel -o más bien las políticas implantadas por Benjamín Netanyahu- para lograr el mayor y más eficaz sistema de vacunación, que se ha traducido en la vacunación de más del 80% de los mayores de 16 años en todo el territorio israelí. Desde todos los rincones del mundo se aplaude y se reconoce la excelente labor que iniciaron las autoridades sanitarias israelitas desde diciembre de 2020, para organizar a la población (judíos y árabes por igual) y poder hacer un tránsito más rápido a la relativa normalidad.

Sin embargo, detrás de esta fantástica orquesta estatal se esconde el interés del Primer Ministro por poder ganar mayorías electorales en la cuarta votación (en menos de dos años) que se da en el Parlamento de Israel (votación que se dio el pasado 23 de marzo y que proyecta un triunfo para Netanyahu) para formar una coalición de Gobierno liderada por él mismo, en donde su partido y los aliados se hagan con el control absoluto del ejecutivo y el legislativo.

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Sin embargo, detrás de esta fantástica orquesta estatal se esconde el interés del Primer Ministro por poder ganar mayorías electorales

Pero más allá del interés electoral que tiene Netanyahu, la mayoría de los analistas políticos coinciden en que la verdadera razón por el afán del Primer Ministro de ganar la coalición de partido es, por supuesto, conservar su cargo, pero porque este le proporciona una posición privilegiada para afrontar los cargos de corrupción que tiene encima.

Por eso, no es de extrañar que el gobierno de Israel haya dado prioridad a los más de 40.000 votos pertenecientes a hospitales, cárceles, asilos, bases militares y espacios de cuarentena donde igualmente hay ciudadanos con capacidad de voto. Tampoco es de extrañar que todos estos espacios estén ya inmunizados con las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna.

No solo los altos perfiles políticos usan las vacunas -o los sistemas de vacunación estatales- para lograr consolidar sus intereses, los gobiernos también juegan con la diplomacia y la geopolítica regional e internacional usando como eje las inyectas. El gobierno de Joe Biden le ofreció a México 2,5 millones de vacunas a cambio de que ese país haga un estricto control de la inmigración en Centroamérica, buscando básicamente detener la alta afluencia de inmigrantes que llegan por territorio mexicano cruzando las ya conocidas y tradicionales rutas de inmigración hacia el gigante norteamericano.

En las últimas semanas han sido detenidas o expulsadas más de 100.000 personas indocumentadas que llegan por la frontera sur, en lo que parece ser un progresivo incremento de las oleadas de inmigrantes por las falsas noticias de los supuestos levantamientos a las restricciones de entada impuestas en el gobierno pasado.

Lo cierto es que, desde el inicio de la nueva administración a finales de enero, y ad-portas de llegar a los primeros 100 días de su mandato (tradicionalmente los primeros 100 días suelen ser clave pues logran ser un reflejo de lo que será el gobierno), Biden mantiene las mismas políticas migratorias en las fronteras de Trump.

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No es para nada saludable que el sistema internacional presente un trastorno de normalización de instrumentalización de las vacunas

El sistema social a nivel global peligra cuando estas prácticas se vuelven tradicionales de manera local, regional o global porque se pierde de vista el fundamento universal del derecho a la salud, que en este caso esta subrogado a tener la oportunidad de estar inmunizado contra el virus del covid-19, independientemente del origen social, cultural, económico, religioso o político de los individuos. En derecho internacional, cuando una práctica se vuelve recurrente y se hace cotidiana, esta termina por normalizarse, llamándose costumbre.

No es para nada saludable que el sistema internacional presente un trastorno de normalización de instrumentalización de las vacunas, especialmente cuando es imperativo y esencial que casi el 100% de la población mundial este inmunizada para siquiera volver a plantear un retorno hacia una relativa normalidad y el levantamiento de confinamientos y de toques de queda alrededor del mundo.

Los actores políticos tienen en sus manos el poder de configurar un sistema global más amigable no solo con la población en general –permitiendo como primera medida, el acceso universal a las vacunas-, sino de generar un cambio estructural en las dinámicas sociales y económicas en virtud de apoyar el levantamiento del sistema. Es una época crucial para que la ciudanía a su vez reclame gobiernos y gobernantes menos corruptos y comprometidos con la sociedad.

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