Reforma política electoral: un salto al vacío

Por Luz Betty Jime… |
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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.

los comicios electorales se adelantan en medio del soborno, la intimidación, la infracción de las leyes electorales y la violencia contra los electores

Uno de los aspectos mas cuestionables y desacreditados de la democracia liberal es el relacionado con el régimen electoral, mediante el cual se ofrece al ciudadano la posibilidad de participar en la vida política-electoral escogiendo a sus gobernantes e interviniendo en todos aquellos asuntos de interés general a través de los denominados mecanismos de participación ciudadana. En países como Colombia, los comicios electorales se adelantan en medio del soborno, la intimidación, la infracción de las leyes electorales y la violencia contra los electores pertenecientes básicamente a los partidos y movimientos políticos de oposición al gobierno de turno o al régimen político. Así mismo los ciudadanos que participan en el debate electoral con su voto son tratados como masa electoral disponible por los partidos de gobierno que los manipulan en medio del ofrecimiento de toda clase de promesas que en su mayoría son incumplidas por los dirigentes políticos, que aspiran a acceder a los cargos de representación popular y de la presidencia de la República.

El país no es ajeno a esta realidad que se repite en el tiempo y que en palabras del ex ministro del interior Juan Fernando Cristo cobra toda su vigencia cuando afirma que “Nos acostumbramos tanto al conflicto armado que no nos percatamos durante estos 52 años de que éramos una democracia anormal en la que la corrupción y la violencia incidían en forma determinante en el resultado electoral”. (Entrevista El Tiempo, 25 de mayo-2017)

Ahora bien, con la presentación del nuevo proyecto de reforma política electoral el gobierno se propone luchar contra la corrupción política y electoral y ampliar la participación política de nuevos actores, mujeres y jóvenes, tal como lo ordena el espíritu del acuerdo final para la terminación del conflicto armado.

reforma esta que no impedirá el ingreso de dineros legales e ilegales en la política

Aunque el proyecto anterior contiene un conjunto de reformas al sistema electoral vigente de aparente carácter democrático, no deja de ser mas que un intento para restructurar parcialmente dicho régimen que conserva lo esencial de la situación existente y no afecta sustancialmente el contenido del mismo con todo y las buenas intenciones relacionadas con temas como la financiación preponderante del Estado en las campañas electorales, reforma esta que no impedirá el ingreso de dineros legales e ilegales en la política, con los cuales no solo se seguirán violando los topes máximos de su financiación, sino que se reiterará la compra de la conciencia de los electores, además de garantizarse la unión personal y económica de los candidatos con sus dadivosos oferentes con miras a asegurar la futura contratación estatal, lo que será muy difícil de controlar y vigilar por las autoridades más aún cuando dichos dineros no se entregan directamente a los tesoreros de las campañas ni de ellos existe ningún registro público ni privado al respecto.

Otro de los puntos del proyecto de reforma tiene que ver con la participación de diversas comunidades y sectores políticos y sociales, de mujeres y jóvenes que tendrán que enfrentarse con los gamonales y caciques regionales y locales de la vieja y nueva politiquería, lo que de entrada se convierte en una limitación con muy pocas posibilidades de concretarse en favor de dichos sectores en una

sociedad en donde priman el individualismo, el caudillismo y el machismo y las pocas mujeres y jóvenes que participan en la actividad política tan solo se comprometen con la defensa de determinados intereses o reivindicaciones específicas.

Ante la posibilidad de que se retorne al mecanismo de las listas cerradas, lo más probable es que se regrese a la práctica de la “democracia del bolígrafo” impuesta de tiempo atrás por los jefes o directorios políticos de los partidos, tan perniciosa como la del voto preferente, que estimula el personalismo electoral y la proliferación de partidos de garaje.

un verdadero “club de amigos” al servicio de determinados intereses económicos y políticos, como sucedió en el pasado con la constitución de la ( CSJ )

Así mismo es de temer que la nueva organización electoral que se dice deberá tener un carácter independiente e imparcial para efectos del cumplimiento de la función electoral adopte en el futuro el sistema de la cooptación para su conformación, convirtiendo dicha institución en un verdadero “club de amigos” al servicio de determinados intereses económicos y políticos, como sucedió en el pasado con la constitución de la ( CSJ ) Corte Suprema de Justicia.

Por último, la credibilidad y la legitimidad del régimen político-electoral no dependen en última instancia de la simple aprobación de una nueva reforma, que al contrario de lo que expresa el ministro del interior no genera a nuestro juicio los cambios que requiere el país en estas materias, cuyo contenido no permite rebasar los límites de la lucha competitiva de los movimientos y partidos políticos que se librará en las próximas elecciones por el acceso al poder, la cual se asemeja a la que se presenta entre las fuerzas económicas que compiten en el mercado.

En una sociedad como la nuestra en donde el pluralismo ideológico ha sido reemplazado por el pensamiento único y la “post verdad” y el pluralismo político se transformó en bipartidismo con la coalición de los partidos de la U y del Centro Democrático que pasó a ser el partido de la oposición, está claro que la esencia del poder ya no radica en la soberanía popular sino en la élite gobernante representada en este caso por el presidente Santos que a la cabeza de su partido somete a los demás y ejerce la dirección del gobierno del Estado, frente a la cual las fuerzas políticas de oposición al régimen tienen el deber moral y político de defender aquellos principios e instituciones realmente democráticas, que les permitan avanzar por la senda de la paz con destino a la construcción de una auténtica y mas amplia democracia representativa y participativa en la defensa de los intereses comunes de las clases y sectores sociales que han contribuido con su trabajo a la creación de la riqueza social y al desarrollo de la sociedad y aspiran a vivir en paz y en condiciones de igualdad y libertad para todos los colombianos.

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