Crucecita, bahías de Huatulco

Por Isabel Ortega |
627

  Iwerrgsabel Ortega Ruiz 

 Estudió derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona, Máster en Mediación y Resolución de conflictos en la Universidad de Barcelona, profesional del sector asegurador por 2 años, especializada en propiedad industrial, área donde ha trabajado por 4 años.


Pienso que cada instante sobrevivido al caminar

Y cada segundo de incertidumbre

Cada momento de no saber

Son la clave exacta de este tejido

Que ando cargando bajo la piel

 Hasta la Raíz [Fragmento]

Natalia Lafourcade 

qwgw4

Yo tenía claro desde que había mirado la zona a través de Google maps que quería ir al parque natural de Huatulco. Y sí, para ojear las playas uso Google maps versión satélite, que me permite ver hacer una idea real del color del agua, la cantidad de arena y si hay construcciones o verde en los alrededores. Lo que me sorprendió es que ninguna de las personas que había conocido sabían ni querían saber del lugar. Por eso, aunque me daba mucha pena separarme de mis nuevos amigos, decidí seguir por otro camino, con la idea de volver a juntarnos más adelante. Para mi sorpresa, Nathalie se unió a mí, porque quería ver mantarrayas y una chica en nuestro anterior hostal nos había dicho que ella nadó con esos lindos peces en la orilla de la playa en Huatulco.

Como veníamos de dormir muchas noches en habitaciones compartidas y en Chacahua (o chacahuuuahuuua como nosotras decíamos), nos habíamos achicharrado, nos habían devorado los mosquitos y teníamos arena hasta en las orejas, nos permitimos el lujo de pagar un poco más y coger una habitación de hotel con piscina y cama doble para cada una. Queríamos dormir a cuerpo de reina. A pesar de como suena, fue barato, y al llegar supimos el porqué. Las fotos no mostraban la realidad, la cual era mucho más cutre (descuidado). Pero eso no nos molestó ni nos alteró el humor, estábamos muy cansadas y a esas alturas del camino habíamos aprendido a que este tipo cosas no nos afectaran demasiado.  El viaje había tomado más tiempo del planeado porque desde Chacahua no pasaban autobuses o colectivos hacía Puerto Escondido donde debíamos recoger las maletas y tuvimos que hacer autostop. Durante un tramo fuimos con un camión de sandías que iba vacío, y después nos recogió un chofer privado que llevaba a un amigo al aeropuerto. Esa experiencia nos ayudó a seguir desprendiéndonos del miedo que nos provocaba México.

wafq3

Como dijo Mark Twain “Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”.

Fueron unos días magnificos en crucecita, principal núcleo poblacional del centro turístico de Bahías de Huatulco. En parte porque Nathalie y yo nos complementamos muy bien viajando. Recuerdo vívidamente una cosa que me dijo nada más llegar al hotel cuando le dije que me iba a por una garrafa de agua, “Si en algún momento quieres silencio o paz o no quieres que te acompañe algún lado dímelo, a mi es que no me molesta estar siempre acompañada”. Me pareció un acto de valentía expresase de esa forma e hizo que inmediatamente me sintiera más cómoda con ella, porque me acababa de brindar libertad.

Huatulco, es una región del estado de Oaxaca formado principalmente por 9 bahías con 36 playas, que se concibió como un centro turístico planificado, al igual que Cancún o Acapulco. Os sorprenderían las imágenes de esos lugares hace unos años. Esto se nota en la cantidad y variedad de la oferta hotelera (y mucho hotel en construcción abandonado), en la estética de la ciudad de crucecita, que tiene grandes avenidas arboladas y andadores. Sin embargo, parece que el éxito que se planeó no ha llegado aún y nos encontramos un lugar tranquilo y familiar lejos de las masificaciones de otros lugares.  

qwf3

Aunque el gobierno mexicano no estará muy contento con lo que voy a decir, a mí me gustó el Huatulco que encontré y espero que se mantenga así por mucho tiempo. Además se trata de un parque natural protegido y si sigue creciendo el turismo me preocupa que el ecologismo vaya perdiendo terreno en la zona.

En las bahías de Huatulco el plan principal fue obviamente playa. Tomamos un barco para poder visitar varias de ellas, y obtener una vista desde el mar de las diferentes bahías.  

Aunque este tipo de tours organizados no me gustan, lo recomendaría en este caso. Hicimos snorkel, nadamos en las aguas cristalinas de Bahía San Agustín y andamos junto a peces que nos seguían a cada paso que dábamos en el agua. Además, pudimos disfrutar de una puesta de sol en medio del mar a ritmo de bachata. Nos pusieron nuestra canción del momento, La Bachata de Manuel Turizo, así que no nos quedó más remedio que animarnos a bailar en medio de la embarcación para sorpresa de más de uno.

wf3

Eso acabó con nuestras reservas energéticas, por lo nos fuimos a dormir pronto para al día siguiente madrugar. Queríamos ir al día siguiente a la playa donde se podían ver mantarrayas. Nos levantamos a las 4:30 am para ver la salida del sol, y cuando ya calentaba lo suficiente como para soportar el agua en el cuerpo, fuimos hacía playa La Entrega. Menuda decepción de buena mañana, cero peces, de ningún tipo, una arena sucísima y un agua turbia, a causa de la cercanía del puerto. Nos costó aceptar el golpe, pero acordamos irnos a una calita cerca del hotel que estaba fuera de los circuitos comunes. Ahí la vida nos quiso sorprender, y nos obsequió con una playa de arena dorada y agua turquesa solo para nosotras. Estuvimos durmiendo un par de horas y cuando nos levantamos llegó el siguiente regalo. Nathalie se fue a bucear y se encontró de cara con la esperada ¡MANTARRAYA! Aunque se trate de una teoría pseudocientífica, me gusta pensar que atraemos lo que creemos. En este caso funcionó.

Después de varias horas, los dueños de los dos chiringuitos ( ventas en la playa )  de madera de la cala se levantaron para plantar un par de mesas con sombrillas e ir a pescar la comida del día. En ese momento pedimos un coco y nos lo tomamos frente al mar y mientras el sol nos bronceara la piel. Necesito volver a ese lugar.

qwf333

Se trata de playa Tejón, poco escucharas o leerás de la misma y espero que siga así por mucho tiempo, porque significará que seguimos compartiendo un secreto.

Si vas a Huatulco algún día, comerás como un rey. Hacen unas tlayudas ( tortillas )  que poco tienen que envidiar a las de Oaxaca, la pesca es fresca y la cocinan respetando el producto.

Además, hay muchos menús económicos muy equilibrados pero llenos de sabor. Me comí una coliflor rebozada con huevo que necesito probar de replicar en mi casa, un manjar vegetal.

Y aunque os he comentado que teníamos pocas ganas de fiesta y crucecita no invita a la fiesta, puedes encontrar bares musicales con un ambiente muy local donde tomarte un buen mezcal para mezclarte con los locales.

¡Viva Huatulco, su fauna y su naturaleza!

we333

 

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial