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Carlos Armando Cuervo Jiménez
Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial
A raíz del nuevo caso de escándalo nacional, en esta ocasión por un par de tenis usados por la ministra de minas en su trabajo, se hace necesario opinar sobre el papel de los periodistas activistas en las redes sociales.
El ingenioso Miguel Polo Polo, actualmente congresista colombiano y menor de 30 años, logró con base en una bien estructurada cadena de escándalos, de actuaciones grotescas y comentarios insidiosos hacerse popular y conseguir un imposible para alguien de su edad sin estructura política alguna. Atrapar a cerca de 35 mil incautos y conseguir una curul en la cámara de representes.
Este modelo está siendo replicado por varios periodistas de medios nacionales y unos influencer (líderes de redes sociales) de la derecha colombiana.
Cada quien es libre de procurar el estrellato a su manera y de buscar ser el centro de atención a nivel nacional, así sea a través del ridículo público.
Lo que luce mal es cuestionar a un gobierno que aún no cumple ni un mes de posesionado por ligerezas como el uso de un par de tenis, el uso equivocado de palabras en el lenguaje por la vice-presidente, mezclar adrede la violencia de la delincuencia común con la violencia política y así mezclar superficialidades con acciones delicadas transformando a la cotidianidad verdaderos problemas de fondo que si requieren de un análisis y de cuestionamientos serios.
Como en la historia del pastorcito mentiroso y el lobo, de tanto crear falsas denuncias, este periodismo poco serio nos llevará a un día en donde tras una denuncia que amerite una investigación y el pronunciamiento de la sociedad, ya nadie lo estime importante.
Ojalá estos colombianos comprendieran que en su vana búsqueda de notoriedad, perjudican a todos los demás.
El nuevo gobierno no es perfecto y está compuesto por muchas personas con diferentes ambiciones y motivos y la banalización de las denuncias pueden favorecer a corruptos y a verdaderos anarquistas.
Basta ya de tanto egocentrismo y procuremos auditar con seriedad las decisiones y acciones de los funcionarios de la Colombia humana, porque de lo contrario se nos volverá a entrar un elefante y pasara desapercibido en medio de tanto humo mediático.
