La crisis del agua

Por Jean Nicolás Mejía H |
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Jean Nicolás Mejía H

Profesional Ciencias políticas - Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. 28 años,  Máster en cooperación internacional y organizaciones internacionales de la Universitat de Barcelona


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Desde hace varios años diferentes sectores (tanto públicos como privados) vienen advirtiendo las nefastas consecuencias -que ya se están experimentando

La permanente inestabilidad del sistema internacional, producto de las tensiones políticas, militares y económicas entre los actores está impidiendo focalizar el verdadero peligro, que además de ser inminente, supone un riesgo para la vida misma: la crisis del agua.

Desde hace varios años diferentes sectores (tanto públicos como privados) vienen advirtiendo las nefastas consecuencias -que ya se están experimentando- de no preparar una infraestructura sostenible que soporte la progresiva escasez del agua potable, sumándose a la ya de por sí preocupante situación climática actual y los fuertes cambios derivados del calentamiento global, que están acelerando dicha escasez.

Por ello resulta paradójico, que el bloque europeo recientemente haya aprobado la reapertura de exploración y explotación minera y de carbón en países como Francia y Alemania, cuando la media de consumo global de agua sitúa al bloque como uno de los principales consumidores de este recurso. En Europa, el ciudadano promedio consume una media entre 160 y 170 litros de agua al día, siendo algunos casos extremos de hasta 400 litros de consumo diario, en donde el 1% es solo el agua para el consumo.

Más allá del consumo promedio diario de agua de un ciudadano, también han de tenerse en cuenta otros factores que condicionan la potabilidad de los recursos acuíferos (tanto naturales como artificiales), así como de los ecosistemas en general; los pesticidas, fertilizantes y desechos mal procesados, también son un causal de contaminación del agua, causando un proceso denominado eutrofización, en donde los niveles de Nitrógeno y Fósforo son tan elevados, que se produce un sobre enriquecimiento de nutrientes, aumento en la densidad de fitoplancton y consecuentemente, pérdida de la calidad del agua y su potabilidad. Esto sin cuantificar el daño excedente causado por la gestión de riego y desperdicio de agua de la industria agrícola, que va mermando los lagos y las faldas subterráneas.

Se da por entendido entonces, que las políticas regionales y globales se preocupan poco por una correcta gestión del agua -curiosamente, entre el 23 de agosto y el 1 de septiembre se está llevando a cabo en Estocolmo la semana mundial del agua, en donde diversos foros políticos manifiestan su preocupación para el manejo y gestión de la misma- por lo que es imperativo que desde la ciudadanía se geste un proceso circular de contención y reutilización de este bien.

Evidentemente la discusión ya ni siquiera gira en torno a los procesos de desestabilización sociales  y políticos que se producirán cuando el acceso al agua sea mucho menor a la demanda establecida (en progresivo aumento además), sino a contrarrestar de manera efectiva los años medioambientales y garantizar la supervivencia misma de los ecosistemas terrestres y marítimos, pues de ellos depende la vida misma.

Según Naciones Unidas, los sistema acuíferos y marítimos proporcionan más del 50% del oxígeno terrestre, -pero recientes estudios evidencian que proporcionan más del 86% del oxígeno terrestre- por lo que las acciones ciudadanas y colectivas, deben ir enfocadas hacia el cuidado y preservación de estos ecosistemas.

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Ducha en vez de baño: una ducha de 5 minutos ahorra en promedio 3.500 litros de agua al año, por persona.

Las principales medidas que se pueden adoptar desde la ciudadanía y desde cada hogar para mitigar la curva de escasez del agua, son:

  • Cerrar los grifos cuando no se están usando, pues cada gota cuenta.
  • Deutilizar el agua: situaciones como calentar el agua o limpiar ciertas cosas permiten el desperdicio importante de litros, por lo que redirigir el agua para otro uso potenciará su ahorro.
  • Ducha en vez de baño: una ducha de 5 minutos ahorra en promedio 3.500 litros de agua al año, por persona.
  • Electrodomésticos y su uso eficiente: lavadoras, lavavajillas etc, solo a óptima capacidad.
  • dosificadores, aireadores y calculadoras de consumo, para tener más conciencia la hora de usar.

En realidad son más las medidas que se pueden tomar desde cada hogar para mitigar la crisis del agua, pero es verdad que sin el apoyo de políticas públicas sólidas de infraestructura, acceso y distribución homogénea, estas medidas sólo retrasarán la inevitable ruptura de los ecosistemas, poniendo en jaque la existencia del a vida misma en la tierra.

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