Cuidemos la democracia

Por Nicolas Ramos Gómez |
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Nicolás Ramos G

Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP


Siempre se ha dicho que los malos gobiernos los eligen los buenos ciudadanos que no votan y ello es una realidad. En la última elección presidencial más del 50% de los electores no votaron, pero seguramente son hoy quienes más se quejan del pésimo gobierno actual, que está desbaratando el país antes que mejorarlo o entregando regiones a los bandidos narcotraficantes.  

Este domingo los colombianos tenemos el deber y el derecho de elegir buenos ciudadanos para dirigir los destinos de departamentos y municipios. El ejercicio de la democracia, el mejor de los sistemas políticos para el gobierno de los pueblos, también exige cumplir con el deber de elegir a los mejores para gerenciar nuestras ciudades y regiones. Lo que vemos en Colombia de robos, fraudes y trampas en el manejo del patrimonio de todos, es por culpa de esos supuestos buenos ciudadanos que olvidaron su deber de votar. Es igual a lo que ocurre en muchos actos de la vida cuando no se cumplen los compromisos de cualquier orden.  

La condición de nuestra Patria es de ser un país en supuesta vía de desarrollo, que no lograremos dilapidando los impuestos y fomentando el desorden. Los países altamente desarrollados (hasta 18 veces nuestro ingreso por persona) son disciplinados y cuidadosos en la buena inversión de los recursos públicos, es decir, los impuestos. No como nosotros, improvisando cada cuatro años las inversiones públicas y por lo tanto malgastando esos magros recursos. En el país hay un reguero de los llamados “elefantes blancos”, o sea obras mal planeadas, inconclusas o abandonadas. Como vamos en el manejo del Estado tenemos asegurada al infinito la permanencia en el subdesarrollo.   

La conclusión es que, si realmente queremos progresar y sentirnos orgullosos de nuestra patria, regiones y ciudades, este domingo debemos con alegría y responsabilidad cumplir con nuestro deber de demócratas o mejor de buenos ciudadanos concurrir a las urnas. El buen ciudadano no es aquel que cómodamente y por abulia o pereza se queda en la casa y no cumple su deber de votar. Votar es un derecho, pero es fundamentalmente un deber.  

No dejemos que otros elijan por nosotros, es además una cobardía que recuerda a las enseñanzas en la antigua Grecia, del combate de debía volver con el escudo o sobre él, pero no sin él. Regresar sin él era una demostración de cobardía por haber abandonado la lucha.   

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