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Editorial
Las fallas del sistema electoral colombiano en los comicios legislativos del 13 de marzo no terminan para la Registraduría, con un vocero que genera incertidumbre, ordena un procedimiento y lo corrige, por lo que su institución no es confiable para los ciudadanos y sus deficiencias ponen en tela de juicio la transparencia de las elecciones presidenciales.
El problema de ausencia de credibilidad lo ha creado el registrador Alexander Vega Rocha, con las empresas Indra y Disproel, encargadas del registro y la difusión del preconteo de este 29 de mayo, que ha generado la necesidad de una auditoría integral al software a implementar en las elecciones, hecho que no se pudo contratar y que generó tutela, cuyas medidas provisionales se desconocen.
Entre tanto , se conoció que la Fiscalía le abrió expediente al registrador Alexander Vega por fraude, aunque no fue suspendido el registrador nacional, Alexander Vega, pese a las peticiones en el Congreso que esperaba el nombramiento de un registrador ad hoc para garantizar el curso normal de las elecciones.
El registrador reiteró en que las garantías para las elecciones están dadas, y que prueba de ello es el plan que armó con la Procuraduría enfocado a que no haya fraude en ninguna mesa.
El rumor de fraude fuese tan fuerte, por lo cual la Registraduría está entre la espada y la pared a la espera de que las elecciones transcurran con normalidad tanto en la primera vuelta, como en la segunda.
La desconfianza en la Registraduría, indudablemente genera un riesgo para la democracia colombiana