Realidad económica que debe ser superada

Por Luz Betty Jime… |
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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.


 

La actual situación de la economía de Colombia no deja de suscitar en algunos sectores de opinión la idea de que a pesar de su recuperación adolece de muchos problemas que impiden sacarla del ciclo de desaceleración en que se encuentra y que genera un clima de incertidumbre el cual no será fácil de superar en el futuro inmediato.

El bajo crecimiento económico se reflejó inicialmente en los bajos precios de los commodities particularmente del petróleo, del cual depende básicamente buena parte de la economía del país que ha venido desacelerándose sistemáticamente, al tiempo que se privatizan las empresas del Estado que pasan a manos del capital privado nacional y extranjero.

Por otra parte la política monetaria y cambiaría no contribuyen a sacar del marasmo en que se encuentra la economía nacional sometida a la especulación financiera y comercial qué conjuntamente con el auge inusitado de las importaciones de bienes y servicios, han hecho que en principio crezca la economía de consumo , pero no la economía nacional es decir, el producto interno nacional PIB, generándose un gran déficit en la balanza comercial y de pagos entre lo poco que exportamos y lo mucho que importamos, tal como sucede por ejemplo con los 14 millones de toneladas anuales de alimentos que entran al país, causando un gran deterioro a la producción agrícola.

Por supuesto que para algunos sectores económicos la alternativa de solución a nuestros problemas de crecimiento económico, consiste en impulsar la economía sin poner en riesgo la entrada del capital extranjero, circunstancia esta que generará una mayor dependencia del país de los grandes monopolios del mundo capitalista globalizado. Para tal efecto se afirma que las regiones deben utilizar los recursos de las regalías para generar las condiciones propicias para el desarrollo de la economía, estimulando además la demanda interna de productos, bienes y servicios y creando las condiciones para ampliar las exportaciones con destino al mercado internacional.

Sin embargo no hay que olvidar que el crecimiento de la economía no puede desligarse de la política que realizan los paises en tanto que la misma influye en aquel acelerándolo o frenándolo en medio de la influencia de diversos factores que determinan que la economía del país pueda salir del estancamiento o entre en una profunda crisis económica.

En todo esto cuenta la capacidad o incapacidad de los gobiernos que sortean las dificultades que se presentan especialmente en este momento histórico en donde el Estado de bienestar general ha entrado en una profunda crisis estructural y funcional y funge como una especie de comité de negocios de los grandes monopolios del capital financiero nacional e internacional, se incrementan las presiones derivadas del desbordamiento de las migraciones y crece el impacto fenomenal de la revolución tecnológica que conjuntamente con el descontento de las gentes, hacen que ya no se crea en las políticas de los gobiernos ni en las instituciones del Estado.

Estas circunstancias se acrecientan con el acceso del populismo de derecha y de izquierda que afloran y se posesionan en el mundo capitalista globalizado, fundamentado en el caudillismo, el nacionalismo y él asistencialismo mendicante, ajeno a la verdadera solidaridad y materialización de los derechos económicos y sociales y las libertades civiles y políticas en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos, que contrariamente generan falsas expectativas y esperanzas que se diluyen en el tiempo como briznas que se las lleva el viento.

En medio de esta palpitante realidad sobre Colombia se cierne una gran incertidumbre que tan solo se podrá superar con la participación de las fuerzas políticas democráticas y progresistas que luchan por un cambio social que permita crear un ambiente de paz y de progreso conjuntamente con una amplia democracia que facilite la participación efectiva de los ciudadanos en el crecimiento y desarrollo de la vida económica, política y social y del pueblo Colombiano como verdadero autor y actor de su propio destino histórico y no como simple espectador de una realidad que se agota en manos de una clase incapaz y corrupta, que tendrá que ser reemplazada y sometida a los designios y a la voluntad del pueblo soberano.


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