La ilegitimidad de las marchas

Por Nicolas Ramos Gómez |
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Nicolás Ramos G

Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP


Es vergonzoso para el país que se tengan sospechas de que el Gobierno Nacional, ante su creciente desprestigio, financió con recursos de los impuestos, que los colombianos sudan para pagar, el traslado y manutención de comunidades de distintas partes del país que viajan a Bogotá para una marcha de respaldo al desgobierno del Presidente Petro. Estas marchas pierden su esencia y legitimidad cuando no son espontáneas ni impulsadas por motivación personal y decisión libre e independiente de presiones, lisonjas o manipulaciones. 

El presidente Petro está lejos de mostrar que posee la ilustración y la sindéresis para orientar correctamente la marcha del país, pues basta con apreciar su equipo ministerial, en su mayoría sin la experiencia y el conocimiento de los temas de la cartera a su cargo o como el Ministro de Defensa que ya califican como el Ministro de la Inseguridad. 

Igual lo demuestra la alianza del Presidente con sus antiguos colegas de los distintos grupos subversivos y por ello nombrando delincuentes como supuestos gestores de paz. Como decían los antiguos “amarrando perros con longaniza”.   

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La inflación de los precios tiene a las familias cada día en situación difícil para satisfacer sus necesidades básicas o como dicen los economistas: la economía no crece, pero los precios suben día a día y las obras esenciales para el país sin recursos.  

Suponemos que ya se adelantan los estudios, pero no se ha tenido noticia de la licitación de los del ferrocarril aéreo de Buenaventura a Barranquilla, del Aeropuerto Internacional de la Guajira o el acueducto regional para esa zona con agua de los ríos del Cerro Bolívar. Tampoco de los estudios para que los humanos alcancen su planeta más cercano a cuatro años luz, Alfa de Centauro, para llegar con el virus del amor. 

Bueno, los estudiosos afirman que en la Tierra no hay suficientes recursos energéticos para enviar el transporte a ese planeta a la velocidad de la luz de 300.000 kilómetros por segundo. Pero no perdamos la esperanza ya que milagros tecnológicos pueden ocurrir. O como decía el ciego: amanecerá y veremos. Otros pensamos que amaneció y el ciego continuó aún más ciego. 

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