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Carlos Armando Cuervo Jiménez
Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial
Bajo la mirada ineficiente de los políticos conservadores, el Reino Unido se prepara a vivir un fin de año con problemas de abastecimiento de muchos productos industriales y alimenticios.
La causa es la enorme terquedad de negociar la retirada de la Unión comercial europea (Brexit) sin advertir las múltiples variables contenidas en las dependencia a un mundo globalizado.
El primer inconveniente pende de la impresionante escasez de conductores de tracto camiones, los británicos no gustan de conducir ese tipo de vehículos, y esas labores recaían en conductores de la Europa del este.
Resulta que los negociadores británicos para el Brexit, tan excluyentes y severos con los temas migratorios pasaron por alto que en el Reino Unido se requerían obreros para unas labores que sus conciudadanos desde hace muchos años ya no realizan, entre ellas movilizar la carga desde los puertos a los centros de distribución.
El resultado no podria ser más desalentador, puertos al 100% de su capacidad como el de Felixstowe, por donde circula el 36% de la carga entrante y saliente de ese país.
Según las compañías navieras y de transporte se requieren entre 50 a 100 mil conductores para despejar el atasco.
Entonces para distraer al público raso e ignorante, el hábil Boris Johnson se inventa un litigio pesquero con Francia por las cuotas pesqueras en el canal de la mancha, con ello exacerba el nacionalismo británico logrando que la escasez de productos sea un minúsculo problema.
¿Cuánto ira a costar en millones de libras esterlinas el desabastecimiento de la temporada decembrina?
Asi mismo en nuestro sufrido país los sabios administradores toman medidas absurdas que cuestan millones de millones y nadie reclama y meno se establecen responsabilidades.
Jamás imaginé encontrarme en medio de una crisis de liderazgos tan severa como la que actualmente vivimos.
El alcalde de Cali no encuentra el rumbo de nuevo para su gobierno y su administración parece una caricatura de lo que debería ser las prácticas de una buena gobernanza. Al punto que sus subalternos dan palos de ciego creando programas bobalicones (Camina San Antonio) los cuales no reflejan mejoras en la calidad de vida de los habitantes del distrito.
De esa forma la inseguridad, el deterioro sistemático del transporte masivo, el caos vial y la ausencia de nuevos proyectos y de ideas para sacarnos de este atolladero desconciertan por completo.
Cali no crece y se transforma en una ciudad de tercera, al punto que las fuerzas vivas se cuestionan sobre nuestro punto de retorno hacia el progreso. ( Lea indicadores de educación en las pruebas del Saber, o en violencia cada mes, lo mismo en desempleo e informalidad, presupuesto de Cali / habitante, para señalar unos pocos )
¿Alguien sabrá cuanto crece o decrece nuestra economía por culpa de esta incapacidad administrativa?
A nivel nacional el caos es mayúsculo y ahora tenemos al registrador nacional inflando de un plumazo el número de habitantes de Colombia en 5 millones de personas.
Como estamos en pretemporada de elecciones la preocupación de la mayoría es ante un posible fraude electoral, pero eso es una nimiedad ante todos los otros problemas que implica ese descuadre en las cifras en millones de habitantes.
Cifras como el PIB, y todas las que dependen de los programas gubernamentales como subsidios, eliminación de la pobreza y pobreza extrema se ven muy afectadas, además el cumplimiento de los programas apoyados por las instituciones multilaterales (BID, Banco Mundial, FMI, PNUD, etc) requieren de evaluación y estadísticas de a cuantas personas favorecen y con este cambio de un dia para otro se van al carajo la efectividad de ellos y ponen en riesgo su continuidad y financiación.
Me imagino que en Planeación nacional, el Ministerio de hacienda, el DANE y el Departamento para la Prosperidad social deben estar revisando cifras para menguar el impacto que estas declaraciones han causado en la credibilidad del país en el exterior.
Si supiera el politiquero este el costo del daño que su impertinencia puede causar ya estaría firmando su carta de renuncia, pero en Locombia todo vale y nadie asume su responsabilidad.
¿Será justo exigir castigo para irresponsables de este calibre?
De nuevo amanecerá y veremos mientras el país arde y cae a pedazos.
