Jugador del América: 8 fechas por ‘quebrarle’ la pierna a Tancredi

Por Jaime Salazar |

Jugador que sufrió la lesión más temida del futbol no guarda rencor

 

"En el momento del golpe sentí la quebradura, el ‘trac’, lo escuché clarito”. Después, José Luis Tancredi se retorció en el piso como suelen hacer los jugadores que fingen, pero esta vez era real, muy real. Al mirarse la pierna descubrió que tenía dos quicios, se arqueaba en dos lados, “Me di cuenta de que era una lesión importante”, confesó el jugador Uruguayo al diario el Espectador. Al notar que su hueso sobresalía y que sus compañeros se tomaban la cabeza, pensó que su vida de futbolista acababa ahí mismo.

Desde el piso vio compañeros correr, el tiempo se detenía en la cancha... Ya no importaba la jugada, ni el marcador, ni clasificar, sólo existía su pierna en pedazos, su fractura de tibia y peroné que dejaba fluir hilos de sangre bajo la canillera azul.

La vida le pasó en cámara lenta, desde el momento que llegó a Colombia procedente de Uruguay, para jugar como volante en Millonarios, ahora veía de reojo, desde la grama, cómo el árbitro sorteaba el conato de gresca que se formó tras su lesión, la pequeña tarjeta roja esgrimida, tan pequeña como su suerte.

Porque esta fractura directa de dos huesos de la pierna rara vez ocurre en el futbol, un deporte que a veces nos parece tan inofensivo.

Y después vino el dolor, mucho dolor, alguien le dijo, “tranquilo, pudo ser peor, es más grave una rotura de ligamentos” él sonrió, quizá para no llorar; ya lo habían subido a una camilla, las cámaras mostraban un primer plano de su mueca de dolor, Andrés Cadavid, el zaguero del América, de camino a las duchas abofeteado por su conciencia y por 20 mil espectadores que lo puteaban, algunos en silencio, otros con todas sus fuerzas.

Se jugaba la fecha 16 del rentado nacional, el América se jugaba la vida y no sólo Cadavid sentía la presión, tras dos goles, todos en la ‘mecha’ parecían tomarse aquel como de vida o muerte, total, del resultado dependía mantenerse con vida o marchar a un juego vil de promoción.

Tras los charcos de una lluvia torrencial, tras los cierres violentos de lado que caldearon el Campín y dejaron dos expulsados en el juego, vino la desafortunada jugada y la fractura seca de los dos huesos, el futbol es un juego rudo y de contacto, pero sólo a veces nos lo hace saber con todo su cruento rigor.

Pues bien, ahora según Resolución de la Dimayor (046), Cadavid incurrió en segunda reincidencia en conducta violenta contra un adversario ocasionando daño físico,  violando el artículo 78 del Código Disciplinario de Colfútbol, cosa que lo dejará durante 8 fechas por fuera de cualquier estadio del mundo.

El jugador rojo deberá además pagar una multa de $635.400, una cifra risible si se tiene en cuenta lo que vale una sola noche de hospitalización; protestar la decisión de un árbitro vale más ($2´142.400).

Para algunos, la sanción es inocua y en vez de eso, Cadavid debería pagar cárcel; total, la carrera de cualquier jugador (su vida!) está en sus piernas. En otros países Cadavid sería expulsado del futbol, marcharía como paria a alguna liga menor, o no jugaría por meses, aquí lo salda en unas cuantas semanas.

En lo económico, el América llevará la peor parte, deberá cubrir todos los gastos médicos al igual que los costos laborales de la incapacidad de Tancredi, según el fallo de la Comisión Disciplinaria. Esa noche Tancredi durmió en el Hospital, esperando que no fuese muy larga la espera de su recuperación. Después, le informaron que estaría por fuera de las canchas por lo menos 6 meses.

No obstante, Tancredi ha recalcado que no guarda rencor, e incluso libra de culpa al jugador americano, “Si bien fue innecesaria la falta, no entró con la intención de lastimarme” le confesó al periodista Manuel Dueñas, al tiempo que resalta la tristeza que para un jugador profesional es ver desde la cama a su equipo jugando en finales.

Resumen del Partido:

 

 ** Lesión de Tancredi **

 

Comentarios desde Facebook

    • Gloria Aguirre como el futball de la época actual ya no es clásico, sino tratado a las patadas, literalmente, opino esto merece un castigo más drástico, hay que sembrar precedente.
       
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