Rodrigo Guerrero y la cultura como un negocio rentable, ¿qué ha hecho?

Por Redaccion. |

100 días de la administración Guerrero

Pasados apenas 100 días de la llegada de Rodrigo Guerrero a la alcaldía de Cali no podemos hacer un diagnóstico drástico de su gestión cultural en la ciudad. Todo porque no se puede evaluar completamente un método sin esperar por sus resultados, reduciendo cualquier conclusión a mera especulación cuántica. Un estado de la materia que fascina a periodistas y científicos sociales por igual y que excluye a los lectores hambrientos de hechos, cifras y resultados concretos. No queda otra opción que evaluar el estado de la interacción entre el  municipio como gestor cultural y los ciudadanos, partiendo desde la gestión que recibe del alcalde anterior.

¿Cómo encontró la ciudad en materia cultural Rodrigo Guerrero?

Hay dos proyectos a largo plazo que se concretaron durante la administración anterior, lo cual, como veremos, no quiere decir que hayan sido gestionadas desde dicha administración.

1. Industrias culturales de Cali

Tiene a favor haber rehabilitado el hotel Aristi como centro de eventos, en este caso empresariales, y haberle dado, a demás, un valor de industria, de fábrica. Muy probablemente ésta sea la mayor concentración de emprendimientos culturales que la ciudad haya visto jamás y se hace palpable con su existencia que existe un mercado y un interés de los agentes involucrados en el mismo por vender nuestros productos inmateriales. Este emprendimiento multitudinario se pone serio a la hora de hablar de arte y cultura. Esto es un producto y tiene un valor monetario. Si queremos multiplicar la producción artística de toda clase habrá que lograr que se haga auto-sostenible, que se ubique más allá de las lógicas subsidiarias estatales y refine su aparato administrativo y financiero para que pueda competir con proyectos similares, que en otras urbes empezaron años atrás y nos llevan ventaja en un juego económico en el que no aplica eso de que donde comen dos comen tres.

Pero, ¿qué papel jugó la administración municipal en su creación? Ateniéndose a las cifras entregadas por la página oficial del proyecto sabemos que el 55 % de su capital fue aportado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), una pata que le salió al Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Éste es el inversionista mayoritario, y como tal esperará algún tipo de beneficio por el dinero inyectado. La pregunta que queda flotando es :¿Cuál es ése? Si continuáramos la discusión por este lado terminaríamos poniendo en duda los interés colectivos de la misma OEA y ése un chicharrón que nadie se quiere comer aquí. Por lo que respecta a la alcaldía de Santiago de Cali, particularmente a la Secretaría de Cultura y Turismo, parece ser que fue más un apoyo logístico que un socio capitalista, al igual que otras entidades que apoyan el proyecto, como Comfandi, el Ministerio de Cultura, la Universidad ICESI y bla, bla, bla.

Pero este aparato industrial se debe sobre todo a una serie de emprendedores culturales, que según cifras suministradas por el portal oficial, llegan a 75. Estos se han tomado el trabajo de responder al llamado. 75 procesadoras de imágenes, palabras y conceptos que seguramente empezarán a consolidarse como empresas robustas en poco tiempo, indudablemente que allí se ha ido consolidando un esfuerzo comunitario, social, que poco a poco va dando resultados en el mediano plazo.

2. Caliwood

Es un pifia de concurso haberla bautizado así: “Caliwood”, declarándole al mundo nuestra incapacidad de partir de cero o de intentar ser originales. Un título que es una derivación de Hollywood es una confesión juramentada de pobreza creativa, sobre todo porque no somos la copia, sino la copia de la copia, ya que antes de Caliwood existía Bollywood. Vendríamos siendo “The making of ‘The Making of the Titanic'”. Pastelazo público y cínico, síntoma inequívoco de una identidad descuidada desde las alcaldías, que nunca identificaron que esto era algo en lo que había que trabajar.

Siempre tan copietas, nos cagamos el titular, pero la noticia es excelente. Hablamos de una industria cinematográfica que a veces da la impresión de estar sacando una película al mes. Por lo visto en alguna de las últimas con un nivel muy alto. “La cara oculta” del director caleño  Andy Baiz tiene un factura que impresiona, aunque es filmada en Bogotá, y que la única caleña que introduce en la trama es una oportunista estúpida, que habla con acento palmireño y alimenta el estereotipo del valluno como un “buena vida que no se esfuerza por pensar mucho”. Jorge Navas también hizo su primera película en Bogotá, con el imaginario bogotano, la estética, el clima. No sabe uno donde ubicarlo. Por este lado se consolida esa fuga de talentos que le hacen pensar a uno si es que la gente con talento se va de Cali porque aquí no hay una oferta cultural o si es que precisamente no hay una oferta cultural fuerte porque los encargados de brindarla han escapado a mejores escenarios.

Retomando, se ha alcanzado un pico de producción que ya no se debe a la casualidad sino al trabajo organizado de las productoras afincadas en la ciudad, que supieron, ayudadas por la ley del cine, financiar iniciativas cinematográficas de largometraje. También se le debe a la amplia cultura de los audiovisuales que desde las experimentaciones del parche de Caicedo hasta “Rostros y Rastros” fue formando un público y un cuerpo laboral calificado que hoy se hace cargo, con todo conocimiento de causa, de nuestras responsabilidades cinematográficas. La gran deuda del sector es la ausencia de un laboratorio de revelado, o digital, que se haga cargo de la finalización de las películas. Parquesoft ha anunciado la construcción del primero de estos laboratorios multi-mediáticos de alta tecnología en su sede, financiada en gran parte por el programa estatal Video Labs.

Las dos industrias mencionadas anteriormente son las raras avis de nuestra industria cultural actual. Dos nuevos modelos económicos recién estrenados que recibe el alcalde Guerrero. De aquí en adelante la administración Guerrero tendría que identificar cuáles polos culturales están descuidados y hacerse cargo de enrutarlos en la misma vía que tomó el cine, para que se hagan cargo de sí mismos.

¿Qué ha hecho la actual Secretaría del Cultura y Turismo?

En estos 100 días de gobierno la administración ha tomado parte en varias iniciativas, propias y mixtas que buscan fomentar procesos culturales y educativos. El pasado 29 de mayo se firmó el acta de constitución de la fundación Biblio TEC. Para la fecha, según se dijo ese mismo día delante de la Ministra de Cultura, ya deberían estar proyectados $ 5.500 millones, aportados por anualidades por  22 empresas involucradas en esta reestructuración de las red de bibliotecas comunitarias. En Bogotá hay mecenas con donaciones gigantescas como Julio Mario Santodomingo, pero desafortunada o afortunadamente es el centro de la cultura del país.

Ahora, ¿5.500 millones son suficientes para superar el atraso profundo en el que se encuentra la red de bibliotecas comunitarias? En plata blanca, ¿a qué equivale eso exactamente? ¿Qué se comprometen a hacer? ¿Cuántas bibliotecas, dónde, por qué para quiénes? Como se ve, los procesos culturales y las partidas destinadas a tales siempre son un presupuesto flexible del que las entidades ejecutoras pueden hacer uso casi libremente. No tiene que dar muchas explicaciones sobre sus sobregiros presupuestarios porque un ladrillo vale una cantidad determinada de dinero, pero un trabajo artístico se paga según el cliente y nadie podría auditar esto con valores determinados de compra y venta porque …”el arte no se puede avaluar así…”

Según la fundación el 64% de las bibliotecas tiene problemas de infraestructura que ponen en riesgo el funcionamiento de su planta física. El objeto de esta intervención es el de acercar a los niños de 0 a 6 años, según palabras de la ministra, al hábito de la lectura, hacerlos usuarios de este tipo de consumos. Es infantil pensar que el espacio físico de las bibliotecas comunitarias importe más que la motivación de los niños a asistir a ellas. Este plan de mejoramiento no incluye un trabajo serio y planificado de intervención real en las comunidades, casa por casa, colegio por colegio, a cargo de un ejército de profesionales que hagan presencia física en el lugar, como parte de una estrategia que haga que los niños quieran ir dichas instalaciones. Poner una casa remodelada a disposición de la comunidad no va a arrojar un resultado diferente al que ya podemos ver en las bibliotecas públicas de gran tamaño, repletas de escolares entregados a un copy paste a mano para cumplir con sus deberes escolares. Basta con ir a una de estas bibliotecas y contar el número de usuarios que llevan uniforme para constatarlo.

La Secretaría de Cultura y Turismo ha tomado parte, así mismo, en la conservación de nuestro patrimonio humano, en la institucionalización de nuestros grandes personajes culturales, el cual es un paso importante para tener referentes locales de los cuales nuestros aprendices tomen nota, para tener figuras de adoración que hagan la ciudad interesante para la escena artística nacional y mundial. ¿Cuáles son esos personajes? Por ejemplo uno, Enrique Buenaventura, el dramaturgo más hábil del país, que desde el TEC puso al teatro de la región en el mapa. Así se abrió una muestra de sus obras en el Centro Cultural de Cali. Sin duda ésta no es un exposición atípica y no podemos decir que estemos en presencia de un cambio en las políticas culturales, precisamente porque nunca se han instituido unas. Se tratan problemas específicos, se cumple con homenajes y exposiciones, pero no hay una estrategia que contenga todos estos esfuerzos ubicados dentro de un mecanismo sincronizado. Nadie se ha puesto a pensar, desde la administración, a la ciudad como un ente vivo que tiene necesidades y patologías identificables.

La administración de Rodrigo Guerrero debe mostrar su interés por la cultura, y eso es con plata, lo que no se proyectó en los primeros 100 días.  Debe presentar sus ideas globales acerca de los procesos culturales en la ciudad y acerca de su perspectiva de eso que conocemos por cultura ciudadana, cultura del respeto, civismo y cualquier otro rezago malinterpretado de la urbanidad de Carreño. Nos quedamos esperando por una propuesta inteligente, novedosa, sorprendente que haga de Cali una máquina de producir talento y ambientes dignos de ser vividos, para placer de un pueblo sumergido en un consumo monotemático, armando un cubo Rubik de un solo lado.

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial