Entrevista a Eduardo Delgado

Por Redaccion Cali… |

El gran mariscal Sucre fue asesinado. Eduardo Delgado, casi dos siglos después, intenta reconstruir el crimen en una novela que retrata al gran estratega y pensador.

Entrevista a Eduardo Delgado

C.E: ¿”Por los aminos del sur” es más una novela  o un documento histórico”?

La novela es una novela histórica, que tiene una trama policiaca. Y es una novela porque así la pensé. Es una ficción fundamentalmente. El argumento no es casual. Yo tenía un cuento sobre un crimen, ese cuento no lo había hecho porque no estaba preparado para hacerlo. Cuando hice el primer libro de cuentos no lo incluí porque era un texto extemporáneo, hablamos de 1810. Esta historia yo la escuché de niño en unas tertulias que hacía mi padre, a las que concurrían muchos escritores e intelectuales. Había cierta confusión porque en esa historia había un crimen pasional. Después, leyendo unos documentos en Popayán, en la biblioteca Tomás Cipriano Mosquera, encontré que el crimen no correspondía a este hecho sino que era anterior. Había una fábula ahí.

C.E: ¿Cuándo decide hacer una novela de esta historia?

La idea de este libro surge como un cuento. Un día mis amigos, los escritores, me comenzaron a presionar para escribir una novela. En ese entonces era el género del cuento el que me había atrapado, pero decidía revisar todos los documentos que tenía sobre el asunto. Me metí a la biblioteca del la Universidad Nacional y comencé a investigar. La historia era entonces más una fábula, pero comencé a ver documentos interesantes. Había hechos que se desconocían, como es el mito de la tropa bolivariana. Yo empiezo a recrear esas batallas, de una manera épica, pensando un poco en una acción. Trato de reconstruir, a través de las batallas, el mundo de la colonia. Ahí ya la empecé a pensar como una trama policiaca, porque había que develar un crimen, el crimen del mariscal Sucre. Yo creo que la novela histórica, como documento, no es novela. La novela tiene que ser más creíble, porque va más allá de los antecedentes. 

C.E: ¿Entonces no es tanto un retrato de los libertadores?

Es inevitable fijarse en personajes como Sucre. Bolívar era el jefe máximo, pero Sucre tenía esa personalidad particular: un hombre recto, gran pensador, estratega, un guerrero. Sucre se metía en las batallas y además era un hombre de ideas, un teórico. En ese sentido es un tipo interesante, porque pelea sus batallas. Cuando se mete a Pasto, en la noche decembrina que le tocó a él, hubo una mortandad tenaz. La gente allá no lo quiere. 

C.E: ¿Cuál es la imagen que tienen de Sucre en Pasto?

No muy buena. La noche que Sucre entra a Pasto con la tropa mueren muchos niños y mujeres. Cogían a la gente, la amarraban y la tiraban al río Guaitara. La mortandad que nunca había provocado Sucre ocurrió en Pasto. A las espaldas de él estaba Juan José Flórez, que es un vergajo, un bandido. Además influyó que Bolívar estaba cansado de Pasto, porque era uno de los obstáculos más tenaces, entonces había que acabarlos. Los pastusos eran realistas, pro españoles, por lo menos un gran sector. Había librepensadores, un sector independiente. Pero Pasto era un escollo para Bolívar. Había un desfiladero, el cañón del Patía, y pasar por Nariño era difícil, era un fortín. Por su situación geográfica era la piedra en el zapato de Bolívar. El pastuso, por su naturaleza, por sus convicciones, era cristiano, era realista, porque el rey les daba muchas prebendas. Por eso las grandes iglesias, los grandes monasterios están en pasto. El pastuso era muy bien tenido, muy bien tratado por los españoles. Cuando Bolívar llega a romper con una forma de pensar, a romper con un estabilidad económica, espiritual, moral. Entonces hay una incomodidad, ellos tenían que acabar con esa incomodidad.

En el libro el narrador es pastuso, pero hace parte de las huestes de Sucre, es un hombre clave. En primer lugar es corresponsal, es escribiente. Es un personaje de confianza de Sucre, es bolivariano.

C.E: ¿Había mucha información sobre Sucre? ¿Hay tanta bibliografía de él como la hay de Bolívar, de Santander?

Sí, de hecho el mejor librado de toda la campaña bolivariana es Sucre. Tanto así que en el camino a Bolívar el más cercano era él. El reemplazo de Bolívar era Sucre, por eso lo matan. Santander era el segundo al mando, pero Sucre era el hombre de confianza de Bolívar, era el estratega. Santander tiene su lado torcido. Era un hombre de leyes, pero era un político oscuro. Sucre en cambio era recto, humano. A él se le debe la Gran Batalla de Ayacucho, de Junín. Las grandes batallas del Perú y el Ecuador se le deben a él. 

C.E: ¿Cómo eran esas tertulias en que su padre le contaba esas historias?

A mi padre le encantaba la poesía. Recitaba de memoria a Silva. Mi padre era un tipo de ideas, de ideas revolucionarias, gaitanista, pero fundamentalmente bolivariano. Entonces a la casa iban muchos intelectuales. Hablaban mucho de Bolívar, de la campaña. Desde muy niño esas historias lo impregnan a uno. Había un ambiente muy interesante, literario, cultural. Leer libros, escuchar las historias, eso me enriqueció mucho. La novela se empezó a formar en mi inconsciente, aunque primero era un cuento. Porque también me encanta el género negro, policiaco, el género urbano. Impregnado por esas, viendo la tensión, el drama, la estrategias narrativas.

C.E. Pero uno relaciona el género urbano con la modernidad…

En la composición, en el arte de escribir, primero está la lectura. Uno forma una realidad, un sueño. Y ese sueño tiene que ser primordialmente urbano, porque uno es un ser urbano. Las estrategias que trato de montar en la novela pertenecen al género policiaco. El crimen de Sucre. Construyo la tensión a partir de los principios de la escritura, de un trabajo estético. En esta novela es fundamental es lenguaje. Hay que ubicar la historia, hay una arquitectura, hay un lenguaje, pero eso no basta. Hay una historia, hay unos próceres, hay unos héroes. Uno trata de meterle carne a esos monumentos a través de la ficción. Yo creo que para hacer literatura, de cualquier tipo hay que hacerla ficción, sino se cae la novela. Yo trato de meterle humanidad al personaje, a Sucre. Un tipo perro, que va a los burdeles, que se codea con prostitutas, que es apasionado.

C.E: ¿Entonces Sucre es un guerrero más que un político?

Yo creo que ambas cosas. Sucre era un hombre mucho más sanguíneo, entraba en la batalla. Se metía al combate, con su logística, obviamente. Aunque hay que respetar la otra opción, porque la posición lógica es dirigir desde afuera, como estratega. Era un gran revolucionario político, tanto así que Bolívar le comisionaba muchas misiones, para arreglar problemas políticos. Lo manda a Venezuela, en los últimos momentos, a hablar con Páez. El tipo era muy inteligente. Uno de los grandes hombres: Bolívar, Sucre y Santander. Bolívar lo respetaba, pero murió muy joven. Seguía él, por eso lo matan.

C.E: ¿era necesaria la revolución bolivariana?

Claro que era necesaria. Bolívar pasa a la historia por eso. La equivocación de los pastusos se debió a que estaba muy bien acomodados. El clero entró allá con mucha fuerza. Económicamente estaba bien. Después de la revolución el pueblo queda diezmado. La mortandad que cometen Bolívar y Sucre es tenaz, violan mujeres. Por eso es que a Sucre no lo quieren. Yo trato de desmitificar eso. Aclararle al pastuso que la causa de Sucre era correcta. Agualongo, por ejemplo, era un gran guerrero, perteneciente al ejército realista. Un pastuso tenaz, corajudo. Pero su posición no era errada, no porque sí, sino porque había razones políticas claras.

Frases de descanso

1. “. Yo trato de meterle humanidad al personaje, a Sucre. Un tipo perro, que va a los burdeles, que se codea con prostitutas, que es apasionado”

2. “Mi padre era un tipo de ideas, de ideas revolucionarias, gaitanista, pero fundamentalmente bolivariano”

3. “Sucre se metía en las batallas y además era un hombre de ideas, un teórico. En ese sentido es un tipo interesante, porque pelea sus batallas”

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial