¿Por qué no?

Por Benjamin Barne… |

Por Benjamín Barney Caldas 

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá, e Isthmus Norte, en Chihuahua. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.


El Centro de Cali cada vez es mas como una gran plaza de mercado de pueblo colombiano, lo que sin duda tiene no pocos atractivos. Allí hay de todo: personas, actividades, ruidos, sonidos, olores, colores e imágenes, conviviendo civilizadamente (incluso  los de los carros respetan a los peatones), pues la inseguridad aflora precisamente cuando se desocupa al llegar la noche, ya que la mayoría de los que lo habitan animadamente en el día no duermen allí y no se ha pensado nada para que la vivienda vuelva al Centro, como pasa hace años en muchas ciudades del mundo.

La suya es la animación urbana que se admira en los zocos árabes, de donde viene en parte lo de nuestras plazas de mercado (lo colonial es su traza ortogonal), pero igualmente en Manhattan o en los centros históricos de las grandes ciudades europeas o en algunas Latinoamericanas. La diferencia radica en la ausencia de aglomeración y de basuras, la discreción de las gentes, el respeto por el espacio urbano público, la presencia de la policía, pero sobre todo por lo pertinente y justo de su diseño.

Por ejemplo, por el paseo de la Avenida Colombia, que insisten en llamar Boulevard aunque no tenga árboles ni los pueda tener, no camina nadie en las horas de mas sol. Pero en las primeras horas de la noche tampoco se puede caminar por ese sector, ya que no es seguro debido a la ausencia de animación urbana (peatones y locales comerciales abiertos) pues sólo pasan carros, demasiados carros, lo que es propio de las dos avenidas adyacentes al río Cali, como suele ocurrir en todas partes cuando sólo hay edificios a un solo costado de una vía; incluso al lado del Sena en París.

Por eso, justamente, además de darle continuidad al par vial de las carreras 4º y 5 hacia la Circunvalación, es que lo importante sea mejorar primero el diseño de la vías que cruzan el río Cali, principalmente las calles 12, 11, y 8º que son las que cuentan con sendos puentes hacia el otro lado de la ciudad, y de ahí su fuerte flujo peatonal en ese sentido. La 12 y la 11 ya son peatonales, y solo habría que garantizar la continuación de la 12 pues la 11 termina en el CAM, y a la 8º bastaría con ampliar y arborizar sus andenes quitándole un carril; ese en el ahora que hacen cola los taxis.

De ahí  que el proyecto de remodelación del Puente Ortiz, dejando a la vista en parte del puente original, y el amplio paso pompeyano al extremo norte del Paseo Bolívar, regulado por semáforos, que si están debidamente sincronizados no entorpecerán el tránsito automotor, sean tan importantes. Sólo garantizando un denso flujo peatonal la mayor parte del día, es que se puede garantizar el éxito de una larga calle peatonal. Precisamente lo que no ocurre en el “Boulevard” de marras pues no va a ninguna parte.

Sería un avance hasta que finalmente se hunda la Avenida 4ªN, como se propuso en el Plan del Centro Global, y que se permita el paso de carros, sólo de carros, por el “boulevard” usando el carril del MIO, ahora desocupado, ampliándolo, y que se cubra con pérgolas el ya amplio anden al lado del rio, para que pueda recuperar su carácter de paseo, que fue como lo concibió Hernando Guerrero en 1921. ¿Por qué no? Pues porque los que rechazan estas propuestas viven en carro y nunca van a una plaza de mercado, mas faltaba; no moran en Cali en el sentido que le daba Martin Heidegger.

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