El primer paso elevado en Cali

Por Redaccion Cali… |

Remembranzas de Cali – Extraído de “Instantes de una vida”

Por Lisandro Franky Alzate (1921 - 2015)

En 1970 se preparaba la ciudad de Cali para celebrar los VI Juegos Panamericanos y una de las obras que se inauguraron fue el primer paso elevado de Cali, construido sobre la autopista Cali Yumbo, sobre la vía férrea y al frente de la Clínica de los Seguros Sociales Rafael Uribe Uribe.

La obra fue realizada por la Oficina de Valorización del Departamento del Valle del Cauca y con base en el proyecto que hiciese el ingeniero – arquitecto Jaime Perea, que le diseñó por debajo una bóveda en concreto para cubrir las vigas prefabricadas de la estructura, elemento que fue muy discutido y rebatido sobre todo por mí, como constructor de la obra, por considerar que el único objetivo era ocultar las vigas, que en todos los puentes del mundo se muestran airosas.

En el caso concreto de esta obra yo argumentaba que, con la economía lograda con la supresión de la bóveda de concreto, se podría prolongar el puente hasta sobrepasar la Avenida de Las Américas, localizada a continuación del paso, al nivel de la vía férrea.

El doctor Perea proyectista, defendió con su criterio arquitectónico el trazado original y fue necesario construirlo como estaba previsto originalmente, habiéndose perdido la oportunidad de resolver un problema urbanístico en el cruce de tan importantes vías.

La obra que era el primer paso elevado que se construía en la ciudad, como parte de los preparativos viales para los Juegos Panamericanos que se celebrarían en el mes de julio de 1971; tiene en total 400 metros de longitud, en diez luces de veinte metros cada una; y los otros 200 metros en los terraplenes de acceso a cada extremo.

Uno de los detalles interesantes y llamativos eran cuatro lámparas longitudinales de 200 metros de longitud, cada una de gas neón, enmarcadas en perfiles de aluminio que iban cubiertos con plástico blanco, colocadas debajo del pasamano de concreto, que iluminaban la obra del puente de manera perfecta, lámparas que fueron robadas antes de cumplir los seis primeros meses.

Otra característica interesante consistió en que se construía en Cali por primera vez en concreto, para una resistencia de 5.000 libras por pulgada cuadrada a la tracción, porque la resistencia normalmente exigida al concreto era de 3.000 libras por pulgada cuadrada y excepcionalmente de 4.000 libras por pulgada cuadrada, y estamos hablando del año de 1970, hace solamente 35 años, cuando ahora se están empleando concretos en estructuras reforzadas, corrientes, para 8.000 y 10.000 libras por pulgada cuadrada.

Trabajó conmigo en esta obra el prestigioso y estudioso ingeniero caleño, el doctor José Aníbal Otero, heredero de la propiedad localizada en la Plaza de Cayzedo de Cali, el Edificio Otero, declarado Monumento Nacional por sus méritos arquitectónicos del siglo XIX.  El Ingeniero que comenzó a estudiar la dosificación de las mezclas para fabricar el concreto con material triturado de roca basáltica, el material más duro producido por la naturaleza que se emplea para concretos.

Con sorpresa el doctor Otero y yo constatábamos que no obstante los diferentes cambios realizados en los diseños, no llegábamos a la resistencia de 5.000 libras por pulgada cuadrada, duda que nos indujo a llevar cilindros de ensayo a varios laboratorios para confirmar la debida calibración de las prensas hidráulicas.

Aunque sabíamos desde la Universidad que el material árido para el concreto que ofrece posibilidad de mayor resistencia era el triturado, por sus aristas más pronunciadas, resolvimos hacer ensayos con la grava clasificada del río Párraga, y así obtuvimos el concreto requerido para la obra.  Pero el doctor Otero siguió estudiando otras mezclas con el triturado, cambiando las condiciones físicas de cada muestra, como cambiar la granulometría, usar arena de distintas dimensiones y distintas fuentes, hasta que tuvo la idea de lanzar a la zaranda el triturado seco para quitarle el polvillo que le quedaba adherido después de la trituración; y ¡Eureka! Se confirmó que con la grava triturada de roca basáltica como era lógico, se podía obtener concreto de alta resistencia lavándola.

La obra del paso elevado se construyó con concreto de 5.000 libras por pulgada cuadrada.

Y llegó el día de la inauguración con la presencia del señor gobernador, el doctor Rodrigo Lloreda Caicedo y el señor Alcalde de la ciudad, el doctor Marino Rengifo Salcedo, con sendos discursos de los dos funcionarios para responder el accidentado saludo de mi parte.

Efectivamente, cuando llegó el momento de presentar de parte mía el saludo, como lo llevaba escrito, y aunque hacía calor llevaba saco.  El presentador me anunció y comencé a buscar el texto de mi discurso en todos y cada uno de los bolsillos  de mi vestido, primero en los bolsillos exteriores del saco y nada, luego en los bolsillos interiores y nada, mientras que los dos mandatarios y la gente que estaban alrededor comenzaron a incomodarse ante el chasco que estaba sufriendo, mientras, yo seguía buscando en los bolsillos del pantalón, pero ya con angustia desesperante, hasta que al fin encontré el manuscrito en uno de los bolsillos traseros del pantalón, para sosiego de todos.

Leí mi discurso.  Y no podía faltar la nota de Fanor Luna, eterno relacionista de la Gobernación, que a los ocho días hizo publicar la noticia en “El Gato”, el semanario humorístico que hizo las delicias de todos entre los años: 1945 y 1980.

 Decía la versión de “El Gato” que en vista de que no había aparecido el tan buscado discurso, había terminado leyendo el editorial de “El Gato.

 

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