Mi generación

Por Juanita Cataño |

Memorias del colegio: Recuerdo con nostalgia el colegio, aun cuando hace poco se me llenaba la boca diciendo que fue un infierno, en el momento que me gradué fui feliz, ya no tendría que madrugar a verle la cara a unas cuantas morrongas compañeras de clase, no me tomarían la asistencia, las temibles reuniones de padres de familia se acabarían y no me darían cosquillas en el estómago, no habrían más castigos por malas notas o indisciplina, seria ‘‘libre’’, la universidad me dejaría caminar por los senderos de la anhelada libertad estudiantil, lo que no sabía era que me esperaba un grado de responsabilidad mayor y dejaría las mieles del colegio para enfrentarme con la realidad.

¿O quien no recuerda sus inocentes aventuras colegiales?, las sonrisas que atravesaban el alma, dan ganas de regresar el tiempo y seguir lanzando papeles al aire, explotando de risa en clases, volver a empaparse con guerras de agua en medio del descanso, las charlas infinitas de amores momentáneos, la típica conversación de lunes, resumen de fin de semana, los regaños de la coordinadora y la inocente irresponsabilidad que sosteníamos sin perjudicar a nadie.
Ahora sentimos el peso del mundo, luchando por vivir el día a día, traspasando adversidades de tiempo y dinero, pero lo peor que podemos sentir es ver como las generaciones que nos precedían en ese momento han convertido el colegio en una plaza de violencia, drogadicción y hurto, cuando para nosotros por lo menos era de diversión.

Los colegios están en decadencia, no hay respeto, no hay interés, no hay ética y en su gran mayoría los jóvenes estudiantes de bachillerato no van ni siquiera como se decía en mi época a calentar puesto, sus objetivos están puestos en el comercio de droga, el hurto hasta a los profesores y no contentos con eso redes de prostitución, es alarmante esta situación producto de una problemática social que atravesamos y cada vez toma más fuerza, el rumbo se pierde, padres y profesores se ahogan entre amenazas y actos delictivos.

El deterioro de la educación es por falta de recursos, pagos retrasados a docentes y ausencia de actividades culturales y deportivas.  

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