Réquiem por la escritura a mano

Por Andrés Belalcázar |

Tendríamos que apreciar el valor de la escritura manuscrita cómo sociedad y volver a hacer de ella un punto importante en la formación. Educar a los niños para que comprendan la belleza de la caligrafía.


Por Vinci Belalcázar
Especial para Caliescribe

Carta de Julio CortazarEn la medida que crece el acceso a las nuevas tecnologías y se transforman los procesos de producción y estudio en nuestras sociedades, dejan de usarse o disminuyen las prácticas y procesos que estaban determinados por  tecnologías anteriores; es así como, entre un sin fin de cambios, hemos iniciado un declive evidente en la práctica de la escritura manuscrita. Esta situación, que parece pasar desapercibida, debería ser como mínimo un motivo de inquietud. ¿Cuáles eran los beneficios del aprendizaje y la práctica de la escritura manuscrita, y qué estamos perdiendo? ¿Cuáles serán los efectos de este declive? Al menos deberíamos preguntárnoslo.

¿Cuánto hace que no recibes una carta manuscrita en letra cursiva? La caligrafía es una habilidad humana en camino inminente a la extinción. Y esto se debe en un principio a que dejo de ser hace tiempo un punto importante para los colegios, incluso antes de la aparición de los ordenadores. Cuando la llamada letra “pegada” o cursiva dejó de ser una exigencia. En aras de “mejorar la legibilidad” nuestra educación abandonó lo que en muchos casos puede llegar a ser un arte, la caligrafía.

En Inglaterra se ha vuelto a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía. En Francia también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí como en Colombia el problema reside en que ya no la dominan ni los maestros.

Aunque el mundo adulto no hace más que sorprenderse frente a las nuevas capacidades de los niños de nuestros días, que se han venido a llamar nativos digitales, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva podría explicar trastornos del aprendizaje que advierten los maestros e inciden en el desempeño escolar.

En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos podría potenciar capacidades en la medida que el estudiante busca y aprende relaciones gráficas fluidas entre las letras,  desarrollando cierta sensibilidad frente a conceptos como el de la armonía. Al ligar las letras con la línea, mientras se vinculan los pensamientos traduciéndolos en palabras.

Por su parte, escribir en letra de imprenta implica escindir lo que se piensa en letras, descomponerlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir el ritmo y la respiración, mientras la calidad del trazo nos dibuja a nosotros mismos y se convierte en parte de nuestra identidad. Como lo ha dicho Humberto Eco “la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere”.  La resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva.

“la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere”. 

Tendríamos que apreciar el valor de la escritura manuscrita como sociedad y volver a hacer de ella un punto importante en la formación. Educar a los niños para que comprendan la belleza que puede tener  y llevarlos al convencimiento de que la peculiaridad de su trazo es un rasgo al que no deberían renunciar.

Los sistemas de escritura manuscrito y digital deberían convivir; pero no como lo hacen ahora en medio de un olvido irreflexivo de las verdaderas posibilidades de la caligrafía. Y por supuesto no sólo enseñar un estilo caligráfico.

El duelo por la muerte de la escritura a mano, por el abandono de su belleza en favor de la velocidad, de la artesanía por la eficiencia. No es como otros duelos un culto estéril al pasado. Es apenas el justo pesar que debemos experimentar frente a la perdida de algo irremplazable. La escritura cursiva parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un tiempo, no la podremos leer. Ahora mismo puedo decir que no he vuelto a ver una firma hermosa. Ni tan siquiera una firma.

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