Las multas

Por Benjamin Barne… |

Por Benjamín Barney Caldas 

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.


Pronto habrá más cámaras fijas y móviles en las vías de Cali y sin duda gracias a las fotomultas, cursos de tránsito, cobro coactivo y el pago de comparendos, los conductores se están disciplinando…pero los peatones no, y hay que multarlos también. Y por supuesto primero habría que haber mejorado la señalización y demarcación de las calles, muchas antitécnicas, redundantes, escondidas, deterioradas, contradictorias, innecesarias o ya no válidas, amén de semáforos mal ubicados, desteñidos, ocultos o dañados, además de policías acostados y huecos, al punto de ser difícil cumplir las normas a cabalidad, lo que induce a que no se las respete.

Menos mal que ya se comenzaron a instalar los temporizadores en todos los semáforos donde hay fotomultas, los que indican los segundos que faltan para el cambio de color, el que en el caso del amarillo es demasiado corto en Cali. Y aunque las fotomultas sólo sancionan las infracciones cometidas entre las 5:00 am. y las 11:00 pm., lo indicado es que por la noche los semáforos fueran intermitentes. Igualmente es necesario que la gente sepa con claridad que al darle paso a una ambulancia, el carro aparece en la fotomulta, pero es exonerado, aunque por supuesto depende de que también se vea la ambulancia, lo que es difícil cuando viene muy atrás.

Y bienvenido por supuesto que se haya  invertido lo de las multas en pedagogía y cultura, y en semaforización y modernización de los semáforos, aunque faltan muchos mas y sobre todo sincronizados, para que en esta ciudad no sigamos siendo adoradores de los puentes, especialmente de los “torcidos”, que confundimos con desarrollo y modernidad, como sostienen algunos lectores anónimos y despistados. Pero en ningún caso la multa, que es una sanción administrativa o penal que consiste en la obligación de pagar una cantidad determinada de dinero, debe ser vista como otro negocio más, y mucho menos si es totalmente privado, en cuyo caso su control debería ser por parte de una veeduría ciudadana ad hoc.

Hay que recordar que el promedio permitido de velocidad en las calles de Cali es de 60 kilómetros por hora, pero que en los corredores de mayor velocidad, como en la Autopista, la Simón Bolívar, la Avenida Ciudad de Cali, la Pasoancho y en la Calle 16, se permite transitar hasta a 67 kilómetros por hora, que desde luego deberían ser 70, pues es más claro y significativo. Y que cuando un taxi o un particular lleva a alguien en grave estado de salud, debe tener las luces intermitentes encendidas para pasarse los semáforos, lo mismo que la policía, además de la sirena, en una persecución o asistiendo a una ambulancia.

La ley debe ser para todos, pues es un precepto dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados. Es vergonzoso cómo en Cali su Policía es la primera en dar el mal  ejemplo con respecto a respetar las normas de tránsito de la ciudad. Y ni se diga los motociclistas: se pasan los semáforos, no respetan los carriles, van en contravía, a la velocidad que quieran, andan sin luces por la noche, circulan por los andenes, hacen ruido y estacionan en donde se les da la gana; y que se sepa poco los multan pese a ser aquí los principales causantes de los accidentes de tránsito.

 

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial