El problema del agua potable

Por Benjamin Barne… |

Por Benjamín Barney Caldas 

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.


El agua que hay hoy en la Tierra es la misma que ha existido desde hace billones de años y que cubre la mayor parte del planeta, pero menos del  0.007% es apta para el consumo humano. Y, como nos recuerda Guillermo E. Ulloa Tenorio, se puede permanecer casi un mes sin comida pero no una semana sin agua. A mediados de este siglo habrá 3.000 millones de personas más, la mayoría en países que ya experimentan carencias de agua. Millones de refugiados ya fueron reubicados a causa de la contaminación de los ríos, mas que los forzados a dejar las zonas de guerra.

En varios países el agua se ha agotado, lo que ocasiona escasez de comida y alza de precios. Para 2025 se estima que el 80% de la población mundial presionará fuertemente sobre los recursos hídricos y en muchas partes se estará cerca de la catástrofe (UNESCO: Keys to the 21st Century, 2001). Y el problema del agua puede generar guerras por ella. Además, como dice Ulloa Tenorio, el negocio más rentable del siglo XXI será el agua potable, pues mientras millones viven con menos de 11 litros por día, aspiran a los 605 litros que utiliza el norteamericano promedio. Indiferentes, hay que agregar,  a que, como en  el caso de Cali, una buena parte del agua potable se use para lavar sanitarios, carros,  pisos, andenes y calles, y regar jardines.

Cali tenía unos 300.000 habitantes cuando se crearon sus Empresas Municipales, hace poco mas de medio siglo, las que, como recuerda Ulloa, eran empresas estatales cuya finalidad era el desarrollo de la infraestructura de servicios básicos domiciliaros. Igualmente se planteo la necesidad de construir nuevas plantas para potabilizar agua, complementarias al acueducto de San Antonio, terminado en 1930. Por el acelerado crecimiento poblacional de la ciudad se descartaron mas acueductos convencionales por gravedad y su abastecimiento se concentró en  la planta del Río Cauca, construida en 1958, dado su gran caudal.

Pero el crecimiento de la ciudad se mantuvo durante las décadas siguientes, y exigió la construcción de la moderna planta de Puerto Mallarino, igualmente abastecida por el Río Cauca. Finalizando el siglo XX entró en operación el acueducto de la Reforma, que por gravedad, alcanzaba a llevar el agua potabilizada del Río Meléndez a los barrios de ladera del sur de Cali. Ahora, con una población de cerca de 3 millones, Cali cuenta con el abastecimiento de sus cuatro acueductos principales, pero debe prever que hacer cuando en los próximos cincuenta años, su población pueda llegar a los 9 millones de habitantes.

Las diversos propuestas sobre futuras fuentes de agua, sean de la Cordillera Central, de afluentes del Pacifico o de la represa de Salvajina, de bocatomas alternativas a las existentes, o construir embalses en los siete ríos de la ciudad, que de contera evitarían las inundaciones, y plantas de tratamiento de aguas residuales, o todas las anteriores, solo han generado murmullos y ninguna decisión. Debe crearse, propone Ulloa Tenorio, un ente autónomo e independiente para desarrollar y administrar el más importante y prioritario proyecto regional de la historia reciente de la ciudad, contando con el apoyo de las autoridades y entes nacionales, departamentales y municipales, sean públicas o privadas, académicas o gremiales.

 

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