Los padres de familia, más en la educación de sus hijos

Por Leidy Johanna … |

Leidy Johanna García

En esta semana el caso de Melanie Tatiana Realpi la niña de 9 años que fue asesinada por su propio progenitor ha conmocionado a la ciudad y ha generado distintas reflexiones desde lo expresado por el agresor, quien afirmó que había cometido el crimen en un momento de profunda ira resultado de las bajas calificaciones de su pequeña hija.

Aunque no se justifica bajo ningún argumento un acto de salvajismo como éste, es más incomprensible aún que haya padres quienes justifiquen sus bestialidades con una manera de corrección a un proceso académico con falencias. Aunque la versión del padre fue falsa y el motivo que lo llevó a acabar con la vida de su propia hija es desconocido en estos momentos, ya que la misma profesora de Melanie, María Teresa Bolaños confirmó las bondades de la pequeña estudiante y que su padre nunca estuvo al tanto de su proceso, se sigue cuestionando que hay niños en Cali que son castigados brutalmente. Todo por supuestamente no cumplir con las expectativas de sus padres en el estudio, siendo que no son ellos los únicos responsables del proceso que llevan.

La misma Personería de Cali en cabeza de Andrés Santamaría reportó que en el 2012 se presentaron 420 casos de niños víctimas de sus propias familias y en lo que va corrido del 2013 se han denunciado 155 casos de violencia en contra de los niños, lo que representa un incremento del 63% comparado con este mismo periodo en el año anterior. Triste y preocupante, si se tiene en cuenta que es un porcentaje mínimo el que ha sido denunciado, pero que la cifra real podría estar por encima del 189%.

La respuesta más recurrente de los padres que son denunciados por maltrato excesivo a sus hijos es que los menores no han cumplido con sus deberes escolares de manera adecuada, siendo el bajo rendimiento académico y la reprobación del año lectivo algunas de las principales causas para que los menores opten por fugarse de sus hogares, antes de enfrentar en familia los problemas de su proceso educativo. El miedo que genera la falta de apoyo por parte de sus familias y aún más difícil afrontar las represalias que sus acudientes puedan tener, hace que los estudiantes no encuentren en sus casas un soporte a sus procesos de educación sino por el contrario un “enemigo” que los amenaza con el maltrato en caso de requerir un apoyo adicional.

Afortunadamente no todos los padres son agresores de sus propios hijos, hay quienes si asumen el rol adecuado que deben tener para promover la verdadera educación, pero no es suficiente que sean sólo unos cuantos.

La educación exige compromiso por parte de los estudiantes, pero en los colegios y escuelas donde los alumnos son menores de edad, esa responsabilidad es compartida con los padres y/ o acudientes, quienes deben estar tan al tanto de los procesos académicos de sus hijos. que no se deben sorprender de los malos resultados, no deben cuestionar los desempeños de sus hijos, ni deben desembocar sus discusiones en hechos de violencia.

El dialogo permanente durante el acompañamiento propicia un ambiente de confianza y apoyo que evite cualquier signo de maltrato a los niños y/o adolescentes y es una de las mejores estrategias, pero ese acompañamiento puede ser brindado de manera efectiva en un núcleo familiar consolidado, o en un lugar disfuncional siempre y cuando el acudiente sea una persona responsable con los valores y los principios que le permitan orientar la formación de manera acertada, sin violencia y con el respeto necesario por la vida, la dignidad y la diferencia de los aprendices.

En conclusión, el rol de los padres de familia en la educación debe estar muy aparte de ser un castigador y de generar represión, por el contrario es necesario que sea facilitador de los procesos, equilibrando las sanciones y los estímulos. En un 70% de los casos los padres desconocen los avances y dificultades que presentan los niños en las instituciones educativas, porque se limitan a esperar una convocatoria para recibir un informe periódico cada tres meses. Claro ya con los problemas creados, le toca entrar a solucionarlos sobre la marcha que quizás ya estén muy avanzados, como para que sea suficiente con el dialogo y toque tomar otro tipo de medidas como los castigos que afectan su humanidad e integridad, en lugar de ayudar en el proceso de formación que debería de ser el objetivo.

El apoyo debe ser diario con la asignación de un tiempo para la revisión de tareas, un espacio para el dialogo en el que se aconseje de manera adecuada para la prevención de situaciones desafortunadas, aún cuando los acudientes argumenten que no les queda ese espacio disponible, si logran sacarlo va a ser un tiempo tan bien invertido que le ahorrara días, meses y años enteros de sufrimiento el haber asumido en el momento indicado el rol oportuno.

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