Cali, no descuide las nuevas generaciones

Por Leidy Johanna … |

Por Leidy Johanna García

Comunicadora Social

En la ciudad no hay unas políticas que ocupen de manera productiva a los jóvenes, lo cual es una problemática preocupante hoy en día, pero será aún más grave si no se toman medidas inmediatas y a largo plazo. La falta de valores que prima en gran parte de las nuevas generaciones es el reflejo del contenido inescrupuloso de la televisión local, por la flexibilidad de las leyes y la permisividad de padres, y familias hacen que los niños crezcan en una cultura del facilismo y de gratuidad irresponsable. El problema de la incultura, la falta de buena educación, oportunidades, desempleo e informalidad es el modelo típico de la mayoría de los jóvenes de Cali.

La falta de calidad en la educación que genera falencias en la competitividad es uno de los principales factores de riesgo en los adolescentes, más allá de la competitividad social y como ser humano. Un adolescente que se pueda proyectar en su vida aporta a la comunidad, pero no hay tal competencia cuando se educan las masas que muestran avances por cifras, es necesaria una educación que afiance el desarrollo del ser humano como académico, pero primordialmente como ser integral que no requiera del acompañamiento represivo de una autorida,d sino que la educación recibida los haga optar por un bien propio y común. El  panorama para los adolescentes con tristeza hay que reconocerlo está en la informalidad, una mejor opción de conseguir dinero rechazando desde su proyección cualquier estructura formal, con normas por cumplir y deberes por los cuales responder.

El uso descontrolado del tiempo y peor aún el desaprovechamiento del tiempo hace que los menores que pertenecen a las pandillas aumenten. Pues muchas pandillas son consideradas como “familias” para los adolescentes quienes se sienten reconocidos por estos grupos que ofrecen su apoyo. Si se contara con programas de inclusión que fueran tan convocantes como las pandillas se lograría contrarrestar el flagelo de las pandillas y se aportaría a la ciudad con semilleros de emprendimiento en cultura, deporte, academia y artes. Los adolescentes están exigiendo un uso racional del tiempo de ellos y una inclusión a la familia, colegio y a los diferentes espacios en los que desde su edad pueden aportar. La noticia no puede seguir siendo los amotinamientos y mucho menos la creación de más centros de reclusión bajo la misma estructura.

Ahora lo que se ha visto en el último mes en los centros de reformación para menores en donde más de 130 menores han recobrado su “libertad” a la fuerza, es desalentador y permitió ver cifras de menores asesinos, delincuentes, etc. Es común ahora escuchar en las familias, colegios y en los centros de reformación que no saben qué hacer con los adolescentes, pero en realidad es que se teme tomar las medidas necesarias aun sabiendo qué es lo correcto hacer.

La C.N., las leyes y normas que amparan la libertad de expresión, minimización del esfuerzo, gratuidad que promueve una cultura de poco compromiso no permiten desarrollar programas que respondan realmente a las necesidades no sólo de los niños y adolescentes sino de los padres, educadores y ciudadanos. Todos nos estamos viendo afectados por la delincuencia, la irreverencia y el descontrol de miles de adolescentes que proyectan un panorama triste y desesperanzador para Cali. Nuestra ciudad se ha ilusionado con ser sede de la Alianza para el Pacifico, Juegos Mundiales y Cumbre de Mandatarios afro descendientes, que ha venido buscando la manera de “embellecer” la ciudad, apostarle a lo cultural, tomar medidas de seguridad momentáneas y que al parecer muestren que avanza, y se proyecta para el mundo, descuida lo más importante para su futuro: Las nuevas generaciones.

El Sistema Nacional del Deporte si existe, no se está haciendo presente como debería para cumplir con el deber de formular las políticas en materia de deporte, recreación, educación física y aprovechamiento del tiempo libre, en el municipio de Santiago de Cali conforme a la Ley 181 de 1995. Si se le trabaja arduamente a estas iniciativas el flagelo podría disminuir y el impacto sería notorio.

Desde el 2010 no se revisa el cumplimiento de la norma por el cual se regula dirigir, orientar y coordinar el desarrollo de la educación física extraescolar como factor social y determinar las políticas, planes, programas y estrategias para su desarrollo con fines de salud, bienestar y condición física para la comunidad. (Acuerdo 01/96, Art. 350).

Todos estamos fallando y en el territorio base del Estado, Municipio, poco realmente poco estamos haciendo por esa niñez que toma el camino equivocado y por una juventud descarriada sin orientación, sin padre y como dicen ellos: Sin ley

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