Continúa acoso escolar

Por Ana Lucia Aran… |
*Ana Lucia Arango Marín
Economista
 
En el mes de Marzo de 2013 el Presidente Juan Manuel Santos sancionó la ley 1620 por la cual se crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar.

El objetivo de la ley, es promover y fortalecer la formación ciudadana y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos de los estudiantes de los niveles educativos de preescolar, básica y media, dentro y fuera de la escuela, para contribuir a la formación de ciudadanos activos que aporten a la construcción de una sociedad democrática, participativa, pluralista e intercultural.

Con esta Ley el Gobierno logra crear mecanismos de prevención, protección, detención temprana y de denuncia de aquellas conductas que atentan contra la convivencia como lo son la violencia, la deserción escolar, el embarazo en la adolescencia, entre otros.

Pero aunque exista la ley, el acoso escolar continúa en los diferentes establecimientos, este acoso consiste en un continuo maltrato verbal o modal que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objeto de someterle, amilanarles, intimidarles, amenazarles u obtener algo mediante chantaje y que atenta contra la dignidad del niño y sus derechos fundamentales.

Ya existe una ley que protege a la comunidad escolar, por ello se debe asumir el compromiso y evitar actitudes indiferentes frente a este serio problema, lo cual implica que los profesores se capaciten y hablen abiertamente del tema en las clases y programen actividades con los niños para reflexionar en torno a esta grave problemática.

Se debe establecer un ambiente escolar en el que no pueda haber agresión e instaurar consecuencias claras concertadas con el grupo para los niños que se involucran en estas conductas.

El problema no debe ser de sanciones y prohibiciones, sino que debe estar orientado en la perspectiva de derechos humanos y la convivencia.

Esta perspectiva involucra en gran medida las familias y sus prácticas de crianza, porque lo que refleja el acoso escolar, además de la crisis de valores sociales, son las problemáticas familiares con crianzas inadecuadas en el sentido de irse a los extremos, uno de permisividad y abandono y otro de sobreprotección y poca promoción de autonomía.

El Estado debe asumir su gran responsabilidad en el problema que representa el acoso escolar, porque muchas familias no tienen garantías para vivir de manera armoniosa. El desempleo, los altos costos de vida y los pocos espacios de recreación generan estrés familiar. La corresponsabilidad en la garantía de derechos de los niños debe ser una realidad, pero se encuentran grandes dificultades para esta garantía.

Debemos prevenir el acoso escolar, para lo cual familia, escuela y sociedad deben actuar mancomunadamente con el Estado para promover la convivencia y la adecuada resolución de conflictos, así como la garantía de los derechos y la participación ciudadana, de tal modo que se facilite a los niños, niñas y adolescentes la construcción y reconstrucción de las metas de desarrollo humano integral y diverso: autoestima, autonomía, creatividad, felicidad, solidaridad y salud.

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial