La educación de la sociedad sobre los valores del mercado

Por Ana Lucia Aran… |

Por Ana Lucia Arango Marín

Economista

Los valores del mercado han desplazado las normas de la sociedad. Las personas en su conciencia encuentran un gran vacío de valores. No es posible separar la crisis de valores de la crisis social. Cualquier reajuste social y mucho más un cambio social, implica siempre un reflejo en el sistema de valores.

Actualmente nos encontramos ante una evidente crisis y vacío de valores. Todo lo ponemos en venta, el hacer fila en cualquier entidad, donar sangre a una persona, venden los órganos vitales, muchas personas venden sus votos, etc., el problema es la educación de la sociedad.

Muchos padres pagan a sus hijos por obtener buenas calificaciones ¿acaso no es este su deber?. Los valores del mercado han desplazado casi todas las normas de la sociedad y en definitiva, empieza por un problema de educación desde la niñez.

Hay muy pocas cosas que el dinero no puede comprar y suelen ser las más importantes en la vida, el amor, la amistad, pero cada vez se ve más esos asuntos mercantiles en las relaciones.

El dinero y el mercado se han involucrado en aspectos de la vida personal como la familia y la vida cívica y esto está haciendo mucho daño. Es una crisis de civilización porque es fundamentalmente una crisis ética más que económica y social.

En casi todos los países de América Latina  la juventud constituye la mitad de los desempleados. El desempleo de los jóvenes entre 15 y 19 años es de casi 40%; y de los jóvenes entre 20 y 24 años oscila alrededor del 20%.¿Qué hacer de la vida, cuando las puertas de la realización personal, a través del trabajo digno, se cierran o son tan estrechas y poco estimulantes? No es difícil percibir la conexión que existe entre la frustración y la violencia, la delincuencia, el tráfico y el consumo de drogas, la formación de bandas, etc. El alejamiento de las relaciones de trabajo productivo lleva a no valorar el trabajo de las personas, el costo de la vida y de los bienes de consumo; implanta la regla de la “ganancia fácil”.

Es importante recordar también que la juventud se define frecuentemente por un rol social, caracterizado por modos de conducta, tipo de ropa, maquillaje, lenguaje, etc. Que trae cierta frustración para quien se percibe incapaz o impedido de cumplir con las exigencias de ese modelo y por otro lado, el intento de personas que buscan ansiosamente mantener los comportamientos de este imaginario.

Actualmente los jóvenes viven una “ética de sobrevivencia”.

Los adolescentes y los jóvenes buscan modelos referenciales que sean auténticos transmisores de valores. No basta que los padres o educadores les digan, que lo expresen, sino que es necesario que los vivan. Los adolescentes van consumiendo los valores referenciales del entorno, especialmente el de la familia y de la escuela.

La crisis de valores relacionada con la juventud tiene un contexto sociocultural amplio del cual la juventud es parte. No se puede aislar a la juventud de este contexto.

Ocurre que el primer acercamiento con el campo ético debería continuar forjándose desde la familia, sin embargo los hogares disgregados y el auge de la vida capitalista están extinguiendo esta tarea de formación. La mayor parte de los jóvenes de hoy vienen forjándose en el campo ético en plena soledad, lo cual impide la consolidación de valores con los cuales puedan regir su libertad. El compromiso será iniciar un proceso de sensibilización orientado a los padres, para que se den cuenta lo que efectivamente significa formar y educar a la juventud en medio de las turbulentas transformaciones que hoy presenta el mundo y la vida.

 Si obtenemos que los jóvenes reflexionen sobre las razones por las que creen inadecuado o adecuado algún tipo de su comportamiento, se trata de aprender, descubrir y analizar las ideas, afectos, preferencias, el modo de ser ante los demás, etc, esto daría un gran avance en la educación de la población del mañana.

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