El café, otro falso positivo de santos

Por José Antonio A… |

Por José Antonio Aguilera

Buenas amig@s lectores, el gobierno de Juan Manuel Santos, ahora ilusiona al campesino caficultor que el precio del café está subiendo en su gobierno, pero volvemos a la época del Ex presidente López Michelsen, que no fue capaz de controlar el buen precio, como buenos colombianos nuestros padres en los años 70 sembraron más café en sus parcelas y nosotros les colaboramos, me acuerdo que se colocó la luz en la finca, llego el televisor, casa de ladrillo, lavadora, licuadora etc, pero el gobierno no nos asesoró como invertir ese ingreso adicional del boom cafetero, pero por que llego en los años 70 la bonanza cafetera? Muy sencillo por las heladas y verano de Brasil, es decir vivimos y gozamos del mal ajeno, igual como sucede 40 años después, ahora en el 2014 el precio sube pero por que Centroamérica tiene roya, y Brasil del verano que vive ese país, estamos viviendo una pequeña era dorada pero a costilla del dolor ajeno.

Abriendo trochas a través de las cordilleras, tumbando monte y sembrando las montañas más empinadas, el Campesino colombiano construyó las zonas cafeteras de 16 departamentos, y desde hace siglo y medio planta, abona y desyerba los cafetos, recoge y beneficia el grano, en familia. Hacia 1830 Colombia empezó a exportar café y al final del siglo XIX, cuando hicieron crisis el tabaco, el añil y la quina, hasta entonces productos básicos de su comercio exterior, las laderas de Los Andes se cubrieron de cafetales que, gracias al empeño de miles de labriegos, climas propicios y abundantes tierras aptas, produjeron frutos de óptima calidad en cantidades crecientes. Al iniciarse el siglo XX,  Colombia  empieza a depender de los precios inestables del café, manipulados por los grandes pulpos compradores en la Bolsa de New York. Ya en 1919 la rubiácea constituyó el 68% de las exportaciones colombianas y desde 1942 no ha bajado sino esporádicamente del 50%.

A lo largo de este siglo, en la medida en que se elevan sus precios y aumenta su consumo, los monopolios  acaparan progresivamente este producto del trabajo popular, mediante unos cuantos terratenientes e intermediarios organizados en Federación Nacional de Cafeteros y un pequeño grupo de grandes firmas exportadoras. Y solo los afiliados a la FNC pueden obtener los beneficios que da el Gobiernos de Santos, son cafeteros pero de papel, ya que han vendido sus predios, pero el gobierno de Santos no le interesa quien recibe el subsidio siempre y cucando voten por el a la reelección, así sea perjudicando al campesino caficultor, lo veo hoy sembrando más café mis vecinos, animados por el precio, peor que hace el gobierno para informar y asesorar que no siembren más café, ya que la roya se controla en Centroamérica y el verano pasara en Brasil, y el precio volverá a bajar internacionalmente y los pequeños agricultores que sembraron café, comenzaran a padecer nuevamente, con insumos, insecticidas, abonos subiendo cada mes como la gasolina, y los famosos controles que dice el gobierno, solo quedo en decretos.

Muchos de los campesinos que en las zonas cafeteras están en poder de la Caja Agraria terminan perdiendo sus tierras. Todo lo que ganan se les va en cancelar intereses, y con frecuencia se alcanzan y, para evitar el embargo, venden por lo que quieran darles. Y de remate, la mayoría de los caficultores se hallan permanentemente empeñados a los intermediarios de los grandes explotadores, quienes les suministran dinero para cubrir desde los jornales hasta el mercado para la familia, a cambio de mantenerles pignorada toda la producción. “Somos como corcho en remolino, que cuando parece que va a coger la corriente, vuelve a quedar en el mismo sitio”, lo escuchamos en la plaza de mercado de Salónica y fenicia, corregimientos cafeteros del valle.

La mayoría de los productores no puede almacenar sino que a medida que lo va recogiendo se apresura a deshacerse de su café y “a como le estén pagando”, para cancelar deudas en el granero, atender algunas necesidades de la semana y llevar la remesa a la familia; es, por tanto, víctima de los altibajos del precio del grano, sin defensa en las caídas ni pago justo en las alzas.

El Gobierno de Santos, el cual dice que corre sangre liberal por sus venas, nuevamente como en los años 70 del Gobierno liberal de López, engaña al campesino caficultor colombiano con el falso positivo que el precio del café se debe a él.

Hasta la próxima.

 

 

 

 

 

 

 

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